XXVI.

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La puerta de los Sano fue tocada. El abuelo fue quien abrió recibiendo a los niños junto a Seiju y la chica, se alegró por ver a la pelimorada. Había pasado casi un mes, ya las clases habían comenzado mientras Zai se mantenía en el hospital.

Ya no se notaban tanto las heridas, alguno que otro moretón aún mostrándose. Su rostro ya se veía más normal, la herida en su frente casi imperceptible dejando una cicatriz rosada. Su labio aún se veía la partidura, más bien era por culpa de Lys, pues por el aburrimiento se mordía y volvía a lastimar.

Baji tomaba su mano mientras caminaban a la habitación de Shinichiro, Seiju les había dicho que hoy se reunirían. Lys tenía una mueca incómoda en su cara mientras tocaba la puerta, Mikey no esperó abriéndola de par en par y entrando sin pedir permiso.

─Oye, deja de hacer eso ─le regañó Shin sin notar la presencia del resto.

Seiju entró con Emma sosteniendo su mano, siempre que podía lo sostenía. Luego entró la chica con Baji, como los líderes les daban la espalda mirando el televisor no notaron la presencia de ella.

─Sanos y salvos ─saludó Seiju como siempre lo hacía.

─Lys-nee me golpeó hoy.

─¡Eso no es cierto!

Aquella voz los paralizó a los cuatro, que al instante giraron en dirección a la puerta notando la presencia de la chica. Lys no había soltado la mano del peliblanco, tenía su mirada puesta en el suelo parada en su lugar. El primero en levantarse fue Wakasa, quien rodeó el sillón llamando la atención de la chica.

─Waka-senpai, yo...

No logró terminar la oración. Waka se acercó y la rodeó con sus brazos, abrazándolas. La chica se paralizó, sus ojos cristalizándose correspondiendo el abrazo dejando ir la mano de Baji.

La había extrañado, aunque eso jamás lo admitiría. Lys lo había evitado, ni siquiera había podido verla en los pasillos por más que la buscara. Antes, todos los días de escuela la pasaban juntos, igual que algunas tardes en las que la pelimorada los arrastraba a comer o ver películas.

Si bien era más cercano a Zai, Lys siempre estaba ahí, sin quererlo convirtiéndose en una gran amiga que comenzaba a apreciar. Sintió alivio al verla una vez más.

─Lo lamento mucho, Lys ─susurró ─. Estos días han sido un puto infierno, me tienen muy preocupado...

Rompió el abrazo observándola con su ceño ligeramente fruncido, aunque se veía mucho mejor, casi como si nada hubiera pasado.

─Zai me pidió que viniera ─informó algo nerviosa ─. No me disculparé por golpearte.

─Tampoco lo esperaba ─admitió él sonriendo ligeramente.

─Pero... Reaccioné muy mal, no debí expresarme de esa forma con ustedes, yo solo estaba tan asustada... ─su voz se quebró ─, y aunque aún estoy molesta me duele mucho como todo terminó. Yo realmente no deseaba que se fueran porque los aprecio, pero yo solo quiero protegerla y creí que debía dejar de lado el afecto que les tengo y alejarlos para poder lograrlo y yo...

Unos brazos la envolvieron. Silenció cerrando sus ojos, sus manos contra el pecho de él. Reconoció su perfume, era Shinichiro, y tan pronto lo supo rompió en llanto. Aferró sus manos a la camiseta de él mientras lloraba, Shin solo la abrazó dejando su barbilla sobre su cabeza.

Se escuchó la suave risa de Takeomi antes de que los rodeara de igual forma, Benkei quejándose de ser excluído llevando a Waka y Seiju consigo para que se unieran al abrazo grupal. Lys rió entre lágrimas sintiendo una oleada de alegría mientras era apretujada por todos mientras éstos se burlaban de su baja estatura. Seiju solo reía nervioso aún sin acostumbrarse del todo apesar del tiempo que había pasado.

Cuando se separaron, Shin dejó un beso en la coronilla de la chica. Mentirían si dijeran que no se sentían aliviados.

─Entiendo que sigas molesta con nosotros, no te presionaremos, Lys ─Benkei comentó sonriéndole.

─Sólo... no desaparezcas así otra vez ─el Sano agregó con cierta súplica observándola limpiar sus lágrimas con sus manos con una pequeña sonrisa.

─No haré ninguna promesa, aunque tarde o temprano Zai me obligará ─inquirió sorbiendo su nariz ─. Quiere verlos.

─¿Nos dejarás vi...?

─Ya está en casa ─interrumpió ella ganando la sorpresa de todos, menos de los niños y Seiju ─. Debería reposar pero insistió en cocinarles algo y me obligó a venir a buscarlos, Haru se quedó con ella para ayudarla.

Wakasa parpadeó un par de veces sintiendo una mezcla de emociones. ─¿Podemos...?

─Es su decisión, no mía. Adelántate, imagino querrá hablar contigo antes, Waka-senpai.

El peliblanco la miró con sorpresa, luego pasando su mirada a sus amigos. Benkei le dió pulgar arriba sonriendo, Omi rió por su reacción.

─Iremos en unos minutos.

Asintió, su corazón acelerándose. Se apresuró en irse olvidando despedirse, subió a su motocicleta encendiendo el motor y arrancando a toda prisa. Condujo pocos minutos por las calles, su mente era un desastre.

Tan pronto llegó se aparcó. Bajó y caminó hasta el portón exterior, sintió aún más nervios al encontrarse ahí parado. Sin permitir que la ansiedad lo carcomiera, tocó el timbre dos veces, su mirada puesta en la puerta que pronto fue abierta por un irritado Haru.

─Está abierto, eres molesto.

Se descolocó unos segundos observando la manija, luego tomándola y abriendo. Caminó con pasos firmes hasta Sanzu, que se despidió pues Zai lo había enviado a comprar las bebidas minutos antes de la llegada del Imaushi.

Abrió la puerta quitando sus zapatos, el familiar espacio dándole una gran calidez. Se adentró deteniéndose en seco al encontrarla en la cocina. Su cabello estaba atado bastante alto y despeinado, estaba vertiendo aceite en el sartén.

─¿Quién era, Haru?

Al escuchar su voz solo aceleró su corazón más. Al no recibir respuesta, la chica giró paralizándose al verlo a unos metros de ella.

Zai estaba justo frente a él, en su rostro algunas heridas que lo hicieron sentir un vacío y sus ojos cristalizarse.

─Kasan...

─También te amaré por siempre, Mei.

umbrella➨ wakasa i.Where stories live. Discover now