De algún modo esa tarde terminé en la casa de mi vecino, aún llovía fuerte afuera y me cubría una manta. Leo propuso hacer chocolate caliente para ambos y no hubo un modo en el que pudiese negarme a hacerlo porque amaba beber chocolate mientras llovía. Su casa tenía un olor a algún ambientador, un olor dulce que si no estabas muy acostumbrada podría incluso empalagarte, al menos esa fue mi impresión. Leo me guió hasta un taburete en su cocina, Lulú seguía en casa, así que estaba más desorientada de lo habitual, pero extrañamente me sentía segura.
Leonardo me hacía sentir segura.
Escuchaba como movía cosas en la cocina, también como encendió la estufa y juraba que en algún momento de silencio se encontraba viéndome.
—¿Qué? —Pregunté sonriendo.
—Nada —susurró.
—¿Y por qué me veías tanto? —tenté y volvió a hacer silencio.
—¿Cómo sabes que te estaba mirando? —Reí.
—Demasiado silencio. Al menos que vieses la estufa fijamente pues me estabas mirando a mí.
Leonardo se rió y tomó asiento en otro taburete a mi lado.
—Te veía —admitió—. Tengo mucha curiosidad y pensaba en qué tan malo sería si las pronunciaba en voz alta.
—¿Sobre qué? —inquirí.
—¿Por qué te gusta salir a ver estrellas si no puedes? —preguntó—. A menos que... ¿Eres ciega de nacimiento?
Por fortuna lo era. Había conocido personas que nacieron con su vista en buen estado y luego por circunstancias de la vida ya no podían ver. Muchas de esas personas no eran felices, no se conformaban y anhelaban siempre volver a ver. Cuando estaba en la escuela me topé con algunas personas así, la mayoría estaba deprimida; el hecho de sentarte a aprender a leer de nuevo o el hecho de tener que aprender a sobrevivir sin algo que tuviste durante tantos años es un tanto difícil.
A pesar de eso, creo que es esperanzador tener otra oportunidad, algo que muchos ciegos no comprenden.
—Nunca he visto en mi vida. Ni siquiera entiendo qué se supone son las estrellas. A mi hermana le gustaba mucho de pequeña verlas y siempre ansiaba que fuese una noche estrellada, yo no entendía eso, pero quise saberlo, así que salimos al patio y dijo; "son luces en el cielo", pero qué son las luces. No hubo una manera en que pudiese explicarme, porque si no puedo saber lo que es la oscuridad mucho menos puedo saber lo que es la luz. ¿Pero sabes qué Leo?
—¿Qué?
—Las estrellas tienen un significado propio para mí. Para ustedes tal vez sea luz, pero para mí es esperanza, es ese sentimiento que se esparce en nuestro pecho cuando amamos o cuando somos queridos. Las estrellas son astros que brillan con luz propia, los sentimientos como el amor también brillan con luz propia.
—No pensé que las estrellas pudiesen significar tanto —musitó.
—Cualquier cosa puede significar mucho siempre que le des valor —comenté.
Un pequeño silencio se esparció entre nosotros, pero no era algo incómodo, solo había compartido mi manera de ver el mundo y él estaba asumiéndolo a su propio ritmo o adaptándolo a su propio pensar.
Leo se puso de pie y en poco tiempo ambos teníamos una taza de chocolate caliente en las manos.
—Gracias —pronuncié.
—Gracias a ti.
—¿A mí? ¿Por qué? —inquirí sin entender.
—Por dejarte llevar conmigo.
Debió advertirme que dejarme llevar con él no solo suponía ser feliz, sino también que implicaría dolor.
أنت تقرأ
¿Puedes Ver Las Estrellas? ✔️
قصص المراهقين❝Él nunca veía estrellas y yo nunca escuchaba un corazón latir como el suyo, hasta que nos conocimos❞. ✮✮✮ Cristal fue privada de muchas cosas desde el día en que nació: nunca había montado en bici, nunca fue a una fiesta ni se embriagó, nunca fue t...