CAPÍTULO ESPECIAL V

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CAPÍTULO ESPECIAL V: LA ÚLTIMA VEZ

Leo

Cristal no me hablaba. No contestaba mis llamadas y me había obligado a no cruzar la cerca que dividía nuestras casas para no causarle problemas. Algo me decía que estaba deprimida, ella no tenía el valor suficiente para escuchar mi voz o para hablar al respecto.

Ninguno de los dos tenía la culpa de que nuestras familias fueran tan tercas y mal pensadas. Ninguno de los dos tenía por qué sentirse mal por lo que ellos pensaban, pero aquí estábamos entre tanto ruido haciendo silencio.

Había llegado un poco más temprano de trabajar y a diferencia de esos días en el que tomaba el teléfono y me ponía a hablar con Cris solo me detuve frente a la ventana a mirar la suya. Las cortinas estaban corridas como la última vez que miré, pero no había indicios de aquella chica rubia que ocupaba mi cabeza.

Quería decirle que hoy sería un lindo día para ver estrellas juntos, que su último video en el canal ya había alcanzado las mil reproducciones y que me encantaría un beso suyo. Extrañaba tejer su cabello y escuchar su risa cuando íbamos en moto al parque, la extrañaba como si hubiese pasado un siglo de la última vez que estuve a su lado.

—Tu padre está abajo.

—¿Qué?

—Tu padre vino a verte.

Asentí un poco dudoso. Mi padre no me visitaba desde que él y mi madre se dejaron, tampoco era de hacer muchas llamadas, si hablaba tal vez cinco veces con él al año era mucho, así que estuviera aquí después de toda la locura que había pasado con Cris no me hacía nada más que pensar que quizá mi madre le pidió que viniera. Tenía esta loca idea de querer hacerme "entrar en razón".

—¡Estos muchachos crecen demasiado! —Fue su manera de saludar.

—Y tú envejeces cada día más —me burlé.

Tal vez no tenía la mejor relación padre e hijo, pero nuestra relación aunque fuera escasa no era tan mala.

Cuando nos sentamos a comer algo, en un pequeño restaurante en la ciudad, mi teoría de que mi madre lo había llamado quedó confirmada.

—Tu madre me dijo que tienes novia —comentó.

—¿Tienes una, tú? —refuté no muy contento con el tema que estaba sacando a colación. Si venía  a discutir sobre con quién debería salir y con quien no podía salir por esa puerta e irse de donde sea que hubiera venido. Suficiente tenía con escuchar a mi madre como para escucharlo a él.

—No, no tengo —respondió sin reparar en mi tono—. Ella me comentó algunas cosas de tu novia.

—Seguro que no fueron buenas.

Se encogió de hombros.

—No importa mucho lo que haya dicho. Quiero escucharlo de ti —dijo y fruncí el ceño y no pude evitar sentirme un poco extraño al escuchar su indiferencia.

—¿Qué quieres escuchar? —pregunté un tanto dudoso. Aún no sabía qué pretendía con todo esto.

—Lo que quieras.

Me quedé en silencio. Mi madre nunca quiso sentarse al lado mio a hablar de Cris, no desde que la conoció y que mi padre, a parte de venir lejos, no quiera simplemente aferrarse a lo que ha dicho mi madre era algo que me hacía sentir un poco de paz en medio de todo el prejuicio que me rodeaba.

—Ella es especial. Su manera de ver el mundo es simplemente única, tal vez porque es ciega o quizá solo tiene un corazón que siente demasiado. Y me enamoré. Me enamoré de esa chica deseosa de conocer un mundo donde hay más oscuridad que luz, me enamoré de una chica que me enseña a ver estrellas todos los días, que me enseña de lo que somos capaces sin siquiera intentarlo. —Bajé la cabeza a mi plato—. Pero el mundo es muy injusto con ella, papá. Es como si en realidad los ciegos fuéramos nosotros. Poniendo obstáculos, negando cosas solo porque no creemos en lo que es capaz una persona ciega.

¿Puedes Ver Las Estrellas? ✔️Where stories live. Discover now