CAPÍTULO 28

1.1K 129 11
                                    

Le dije la verdad a medias a mi madre porque sabía que si añadía que Leo era mi novio hubiese caído tiesa ahí mismo y no hubiese accedido con tanta facilidad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Le dije la verdad a medias a mi madre porque sabía que si añadía que Leo era mi novio hubiese caído tiesa ahí mismo y no hubiese accedido con tanta facilidad. Además creo que el hecho de que estuviera hablando al mismo tiempo con papá por teléfono ayudó bastante, él aseguró estaba feliz de que hiciera amigos, más si había resaltado el hecho de que me iba a ayudar con el próximo video de YouTube, al menos Leo ya tendría alguna fama en mi casa.

Sin embargo cuando llegué a su puerta y fue el momento de enfrentarme al hecho de que Leo parecía ser muy abierto con su madre como para presentarme como su novia sin problemas, pues ya no me sentía tan motivada, joder, estaba temblando. Y más allá de estar temblando me preguntaba si no era algo muy apresurado, no era muy consciente de en qué momento se presentaba un novio en casa y esas cosas, realmente no sabía nada; pero, no tenía dudas de que tal vez Leo hacía las cosas con mucha rapidez. O tal vez solo me sentía un poquito cobarde y un poquito aterrada de conocer a su madre.

Llevaba mis gafas oscuras porque sabía que para muchos, en especial si es la primera vez, es un tema un tanto controversial no hacer contacto visual o no el simple hecho de que se omite el contacto visual, sino el hecho de estar mirando a cualquier lugar menos a sus ojos. Dicen que es raro e incómodo.

Llamé a Leo por teléfono para que me esperara en la puerta porque por más que quisiera conocer a su madre, conocernos en la entrada no era mi plan.

Me había puesto un vestido corte princesa hasta mis rodillas, con un escote cuadrado, me gustaba mucho el satín y Geraldine siempre había asegurado que este vestido me quedaba muy bien, me dijo también que era color rojo y que ese color se veía espléndido en mí.

Podía escucharla decir una y otra vez qué colores se veían bien con mi piel y cuáles no, siempre me hacía la que la entendía aunque no tuviera idea, nunca podría familiarizarme con ello ni aunque quisiera.

—Hola —dijo mientras dejaba un beso rápido en mi mejilla—. Te ves espectacular.

—Gracias —contesté.

—¿Cómo le haces con los halagos? Es decir cuando alguien dice que la ropa se te ve bien, cuando dicen que te ves bonita, toda la cuestión de lo visual.

—Mayormente digo gracias. —Me encogí de hombros—. No intento entenderlo porque es difícil hacerlo, pero estoy de acuerdo contigo. Este vestido me hace sentir bien, la manera en la que se ajusta y también cae —expliqué mientras pasaba la mano por la falda del vestido.

—Sin duda —concordó—. Pasemos.

Entré junto a él, el área olía muy bien, la madre de Leo debía estar cocinando. Ya había entrado a su casa, pero su madre no estaba aquí aquella vez, así que no era lo mismo. Caminábamos supongo a donde estaba su madre, pero antes de continuar se detuvo.

—¿Por qué llevas gafas? —preguntó en voz baja—. ¿Estás avergonzada o algo?

—No —respondí en el mismo tono—. No puedo avergonzarme por haber nacido ciega, pero he aprendido de lo cómodo que es creer que te están viendo a ver la mirada perdida en cualquier lugar. Cuando no llevo gafas, las personas miran más que cuando estoy con ellas.

—Pero ya está oscureciendo, ¿no sería raro? —Me encogí de hombros.

—Lo que es raro para mí, Leo, probablemente no lo sea para ti.

Ver era una de esas cosas raras de las que hablaba con frecuencia y simulaba entender, pero un ciego nunca va a saber lo que es ver. No sé lo que es una imagen o un video o cualquier cosa que no pueda simplemente palpar o escuchar, pero me gusta suponer que sí entiendo todo eso. 

Caminamos nuevamente, era la cocina, me sudaban las manos e intenté dibujar una sonrisa que los nervios se habían robado.

—¡Oh, ya están aquí! —Mi primera impresión fue "tiene una voz muy chillona" seguro si gritara los tímpanos te vibrarían con su acción. La segunda cosa que llegó a mi mente fue que parecía muy entusiasmada. ¿Qué le había dicho Leo como para causar esa clase de entusiasmo? Aún ni siquiera sabía por qué siquiera se había empeñado en invitarme a cenar con ellos porque la idea no fue de Leonardo, sino de su madre.

—Mamá ella es Cristal.

—Hola —saludé con la voz temblorosa.

—Es un placer, Cristal. No he escuchado tanto de ti como quisiera, pero sí sé que eres la culpable de que Leo ya no pase su tiempo libre conmigo. —Sonreí.

—No sabía —comenté como si fuese real, Leo pasaba mucho de su tiempo libre conmigo o, en su defecto, al teléfono contándome alguna cosa que le hubiera pasado en su día, por lo que era inevitable que pasara mucho tiempo con su madre.

—No le hagas caso, solo quiere acaparar la atención.

Leo me acompañó hasta el asiento, uno junto al otro, era el taburete de la cocina, justo donde nos habíamos sentado la otra vez para beber chocolate caliente después de la lluvia.

—¿Por qué usas gafas, cariño? —Me paralicé ante su pregunta.

Leo no le había dicho que era ciega, ni siquiera lo había intuido.

Si Leo le hubiese dicho a su madre que yo no podía ver, esa noche no me hubiese invitado a cenar y luego no hubiese fingido que estaba bien con la idea.

Fue la primera espinita que causó que aquel tonto romance entre Leo y yo pareciera eso: un tonto romance.

✦✦✦

Como que las cosas se han puesto un poco amargas...

Como que las cosas se han puesto un poco amargas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¿Puedes Ver Las Estrellas? ✔️Where stories live. Discover now