CAPÍTULO ESPECIAL III

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CAPÍTULO ESPECIAL III: TAN SIMPLE COMO LA VISTA

Leo

Vi a Cris cruzar hasta su casa, su rostro reflejaba decepción, esa expresión desaprobatoria que me dio mientras estaba conmigo en el patio y me arrepentía en su totalidad en no haberlo hablado con mi madre. No se me olvidó, mentí, ella lo sabía, creo que era la razón por la que estaba tan decepcionada de mí.

No podría asegurar por qué no le dije a mi madre que Cris era ciega; tal vez porque estaba tan entusiasmada, tal vez porque parecía que podría ver lo que yo veo en ella cada vez que estaba a su lado, cada vez que me expresaba su manera de ver las cosas. No importaba por qué no lo había hecho, la hice sentir mal.

Cerré la puerta y me di la vuelta hasta llegar a la cocina, mi madre guardaba los restos de comida en pequeñas vasijas que luego irían a la nevera. Estaba tan concentrada y calmada como si no hubiera arruinado la noche. Como si no hubiera insinuado que Cristal no valía la pena.

—¿Por qué hiciste eso? —le pregunté e intenté disimular mi enojo en el tono de voz.

—Me pregunto lo mismo —dijo con un asentimiento de cabeza y curvando los labios en un mohín.

—Mamá.

—Leonardo, no entiendo qué está mal contigo. ¿Cómo que esa chica es tu novia? ¿No la estás viendo? —me reprochó—. Ni siquiera puedo concebir que te puedas enamorar de alguien así.

Alcé mis cejas sorprendido. Sus insinuaciones fueron duras, pero decir que había algo malo en mí por enamorarme de una persona que era ciega ya era algo cruel y difícil de entender. Cristal no tenía nada de malo y ninguna persona ciega debería considerarse menos solo por serlo.

—¿Así cómo? ¿Qué tiene de malo ser ciego? Lo dices como si Cristal fuese un monstruo o algo extraño. Es como cualquier otra chica —la refuté—. Es incluso mejor que cualquier otra chica que haya conocido, mamá. ¿Dónde quedó tu entusiasmo de conocerla? ¿Por qué debe importar que no pueda ver? ¿No crees que sea estúpido juzgar a alguien por una cosa tan simple como la vista?

Exhaló como si estuviera agotada y se dio la vuelta para verme a la cara.

—Puede ser lo hermosa que quiera, Leo. Pero una persona así en tu vida es una carga. Solo quiero lo mejor para ti y esa chica no es lo que necesitas.

—¿Lo que necesito? ¿Cómo sabes qué es lo que necesito? ¿Cómo siquiera puedes decir que es una carga? ¿Cuándo cuidas de quien amas es una carga, mamá?

Rodó los ojos y desestimó mis palabras con un gesto.

—¿A caso cuando me criaste lo hiciste pensando que era una carga? —continué—. Casarte con papá también fue una carga, ¿no? ¿Desde cuando el amor es una carga?

—No, no es lo que quise decir. Quise decir que una persona ciega...

—No importa lo que quisiste decir. Estás siendo injusta. ¿Acaso es justo juzgar a alguien por una simple cualidad física? ¿Te gustaría que te juzgaran por tu color de piel, por cómo es tu cabello, por ser muy baja o muy alta?

—No es lo mismo.

—Sí, sí es lo mismo. Porque tu piel y tu estatura no es una elección. Ella no eligió ser ciega. Y ninguna de esas cosas definen la forma de ser de nadie. Ni siquiera pudiste fingir que te importaba, que te importo.

—Tú me importas mucho, Leo. Sabes que...

—¿Estás segura? —La interrumpí—. Si te importara, si de verdad quisieras lo mejor para mí estarías de acuerdo con mi decisión. Conocerías a Cris y verías que es una chica increíble y que el hecho de no poder ver la hace ser lo especial que es.

Me di la vuelta para salir de ahí, Dios, no podía creer que ella pensara de esa forma. 

—¡Leo!

¿Dónde estaba esa mujer soñadora que dijo que invitara a mi novia, dónde estaba esa mujer que se desvivía por las cosas dulces, por los romances y por las relaciones sinceras?

—¡Leo!

No respondí, subí las escaleras hasta mi habitación y me detuve junto al paquete de cigarrillos vacío en la mesita de noche. Mi madre odiaba que fumara, así que solía tirarlos a la basura y dejarme la caja vacía, no había vuelto a comprar una, en especial porque sospechaba que a Cris le molestaba el olor. En realidad no había vuelto a fumar desde ese día que estaba con su familia cantando en el patio.

Al parecer no era tan adicto a esas cosas como para que me afectara.

Tiré la caja a la papelera y abrí la ventana para ver hacia la de Cris, estaba a oscura, las cortinas corridas y sentí una punzada en el pecho solo con pensar en lo que estaría pensando justo ahora solo porque yo no pude ser claro con mi madre, porque me acobardé.

Ella merece todo, menos que la hagan dudar de lo grandiosa e importante que es.



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Quedan tal vez solo dos-tres capítulos especiales, también creo que haré un par de extras que estarán ambientados después del capítulo final, pero eso no es seguro XD

Mil gracias por todo el apoyo.

BS, JESSY.

BS, JESSY

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