XVII

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¿Listo? —preguntó como si fuese una especie de militar.

Sí. —le seguí la corriente.

[Sí, pero no creo ayudar mucho... a no ser que haya una inundación.]

Esta será nuestra última salida.

Sí. Estoy listo.

Con que listo, ¿eh? ¿Seguro que no lloraras? Dime, Mastah, dime, dime...

Sí... lloraré mucho... —bromeé con desanimo.

Bien. Ahora sí, ¡En marcha! —exclamó pateando mi puerta.

Supuestamente, Yaemori iba a volver muy pronto a su hogar... y con ello dejaría su apartamento... Y, como la última vez, ambos iríamos a cierto lugar que ambos coincidimos en ir...

Estamos aquí como apoyo moral... como si fuésemos fans... ¿lo entiendes? —pregunté algo amenazante.

Sí, sí... por eso acepté venir vestida así... —dijo estirando las mangas de su chaqueta.

Creo que... en vez de hacerla menos vistosa... había hecho lo contrario... ella se veía bien... no quiero entrar en detalles... pero sí...

Yo también estoy parecido así que... no te quejes...

La obra en la que iba a participar Chizuru tenía como nombre–

Princesa Aowashi, tiene un nombre interesante...

Esta era la obra que definiría lo que ocurr–

Si Chizuru-san logra actuar bien... Pront– ¿Eh? ¿Mashtah... por quem... me jalas las memjillas...? —se quejó mientras continuaba viendo el folleto que le había prestado.

Déjame pensar en paz...

Dicha obra duraba aproximadamente dos horas... y solo por 3000 yenes... Es muy barato... pero... al traer a Yaemori conmigo... Haah...

¡Bienvenidos! ¡Aquí tienen un folleto de la obra! —exclamó una de las encargadas.

¡Thanks you! —agradeció alzando la mano.

Hey, que te vistas como yankee no te hace uno de ellos...

¡Wooow! ¡Mira, Mastah! ¡Es Chizuru-san! —exclamó apuntando con el dedo su foto en el reparto.

¿Qué rol estará haciendo? No parece ser el rol protagónico...

¡Puede comprar fotos de nuestro elenco aquí! —nos llamaron unas señoritas sentadas.

¿Fotos? ¿Cuánto estaba...? Bueno, mejor no las compraré... no sería agradable que Chizuru descubriera estas fotos... sería muy... ¿extraño?

Ella estaba yendo a la universidad a sufrir la ira de los profesores... y trabajaba como novia de alquiler... y si no fuera poco... también estudiaba en la escuela de actuación...

Ella se habí–

Ella se ha esforzado mucho, ¿verdad?

Mini.

¡¿S-sí?! —chilló sorprendida.

N-nada... —suspiré resignado.

Damas y caballeros, queremos darles una cálida bienvenida. —habló alguien por un altavoz.

Mastah, Mastah, apresúrate... —me llamó con una mano como si fuese un... ¿perro?

Un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora