XXIV

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¡H-hola, Sumi-chan! —saludé nervioso.

Ya me había visto, no tenía caso irme corriendo de ahí... solo haría de la situación algo mucho peor, para ella y para mí... sí... no podía huir...

Era como pelear contra un wobbuffet... simplemente no podía escapar...

¡Hmph...! —se sorprendió para luego saludarme con su sonrisa que empezaba a acostumbrar a usar.

Me pregunto cuando me acostumbrare a esa sonrisa tan pura y bella.

¿Debería acercarme? Aun me encuentro un poco lejos de ella... no lo sé... ¡Ahhhh!

¿La incomodaré? Pero... su mirada no parece reacia a hablar conmigo al menos un rato... ¿O solo la saludo por cortesía y me voy...?

Por cierto... lo que estaba viendo no eran guantes...era una gorra... con un tierno pez en el medio...

¡Nos vemos! —me despedí finalmente.

Hoy iba a pasarla solo, yo mismo lo había dicho... por nada del mundo cambiaría mi decisión.

De ninguna manera lo haría.

¡K-kazuya-kun! —exclamó de repente, llamando por completo mi atención.

Y allí estaba, mostrándome la gorra que estaba viendo hace un rato con una sonrisa no tan segura de lo que hacía. Obviamente estaba nerviosa, yo también lo estaría en su situación... espera...

¡¿Es esa una invitación?

¿P-pasa algo con esa gorra? —pregunté acercándome a ella.

N-no... —negó desviando la mirada.

¿Quieres que me lo pruebe? —bromeé.

Obviamente no quería eso, además, ¿ya no lo habíamos hecho antes?

S-sí... —afirmó con un susurro.

¡Lo haré!

La compañía era buena, la soledad de vez en cuando también lo era, pero al diablo, no podía negarme a una petición de Sumi, especialmente si ella fue la que me rescató de ese hoyo...

Se la debo, y además no me siento obligado, para nada, más bien, me siento halagado por la invitación.

Siento que esta gorra es muy moderna para mí... —dije algo deprimido.

¿La gorra es muy moderna? ¿O yo estoy muy viejo? Pero... las letras en una gorra son muy... un poco... ¿cómo se dice? Horribles... incluso si el pez es tierno... las letras "FISH" son muy... vergonzosas...

Sumi solo se río de mi expresión pensativa y empezó a husmear entre la fila de gorras que había en la jaula... sí, una jaula.

¡Hm! ¡Hm! —me avisó de otro hallazgo.

¿Me lo pruebo también?

¡Hmp! —asintió con la cabeza.

¿A dónde habían ido sus ganas de hablar?

Está bien...

Esta gorra era mucho más clásica... era perfecta para combatir un clima helado, además, el color sólido negro era agradable y fácil de combinar con otras prendas...

Sí, ya soy un experto en modas.

E-eh... me gusta. —admití— Me lo podría comprar...

Un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora