Un cambio

XXV

Beep Beep...

No... no contestaré... Not today, my friend...

¡Beep! ¡Beep! ¡BEEP!

—¿Es en serio? —renegué mientras sostenía mi móvil— ¿Mi abuela?

Algo extrañado, deslicé el botón de contestar hacia arriba y esperé la voz de mi abuela.

—Oh, Kazuya, tardaste un poco.

—Ehh... sí, estaba estudiando.

—No pasa nada, solo llamaba por la fiesta de cumpleaños de mañana. No me decido si comeremos pizza o sushi, ¿Qué prefieres tú?

¿Decido? En un principio... ¿no debería decidir eso yo? Bueno, no me importa mucho...

En fin, cada año, el primero de junio comemos juntos como una familia y festejamos mi cumpleaños. Es algo vergonzoso, pero supongo que con el pasar del tiempo, esta tradición será mucho más difícil de realizar, y en ese momento por fin la valoraré.

A no ser que lo haga ahora claro está.

—Uhmm... quiero pizza. —decidí con la imagen mental de una deliciosa pizza de 4 quesos...

—Oh... pensé que elegirías sushi... El calvo había dicho sushi...

—¿Calvo? ¿De dónde aprendiste ese insulto? —me burlé un poco.

Claro que de forma no tan directa. Era curioso ver como una señora mayor trataba de hablar como los jóvenes.

—Ni idea. —dijo sin más.

—¿Eso es todo? —pregunté algo curioso— Voy a colgar... —bromeé.

—Solo llamaba por eso y para preguntar si estabas bien, y así pareces estar, así que tu madre estará más tranquila.

—Sí, sí, sí...

—Oh, una cosa más... Traerás a Mini-chan, ¿verdad? —preguntó feliz de la vida.

—¿Eh? Eh... sí, ya se lo dije.

—¡¿Y por qué no me consultaste antes?! ¡Pude haber preparado algo mejor!

—Lo preparaste de todas formas, ¿verdad?

—Sí, todo está correcto.

—¿Entonces por qué me gritas? —suspiré.

—Para no perder las costumbres.

Nada de esto tiene sentido.

—También quería decirte que... la nieta de Sayuri...

—¿Chizuru?

—Sí, ella, déjame hablar. —gruñó.

—Sí...

—Chizuru-chan ha estado visitando a Sayuri de vez en cuando. Ella me cuenta muy feliz que la ve muy animada últimamente, que parece mucho más alegre y llena de vida. Por alguna razón, me dijo que te agradeciera por su parte.

—La abuela Sayuri... —suspiré con alegría.

—Chizuru-chan también vendrá.

—¿La has invitado?

—No. Tú lo harás.

—Uhm... Okey. —acepté sin rechistar.