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Hoy por fin es viernes y es medio día cuándo salí de trabajar ya que me tocaba llevar mi vestido a una tintorería, el que lleve a la fiesta de Heather. Después de eso me encontraré con ella en el centro comercial para pasar la tarde.

— Buenas Tardes.— Saludé a la mujer que esta al otro lado del mostrador, ya estando en la tintorería.

— Buenas tardes, ¿En que le puedo ayudar?

— Si, mire, yo tengo un vestido demasíado delicado en la tela, entonces no sabía sus tratados y creo que lo he dañado...

— Comprendo, ¿Lo tiene con usted?

— Sí claro.— Puse la bolsa que traía en el mostrador.— Con la lavada se estaba destrozando.— La chica asintió y lo sacó.

— Perfecto, veré que podemos hacer y cuanto le costará.— Comentó luego de darle una mirada.

— Muchas Gracias.— Sonreí amablemente y la chica se retiró con una disculpa.

— ¿Astrid?— Me habló una voz detras mío.



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Hoy es mi día favorito, Viernes.

Porqué es el día que me recuerda el descansó que tengo el fin de semana, pero ahora no es tan descanso. Me estoy dirigiendo a la tintorería a llevar unos trajes que aunque no uso mucho, necesitan un trato especial, pero eso no es lo malo, lo malo es que Camicazi se le ocurrió la grandiosa idea de acompañarme.

Hice lo que Astrid me sugirió, que era ignorarla y no hablarle si no es por trabajo, pero a ella simplemente le vale que yo haga eso, porque sigue y sigue cerca mío.

—  Buenas tardes, Señor Haddock. — Me saludo el personal de siempre, ya hace tiempo vengo aquí.

— Buenas Tardes, traje unos cuantos trajes.— Se los pasé por el mostrador. Mientra Camicazi se paraba al lado mío.

— ¿Lo mismo de siempre?— Los examinó sobre la bolsa.

— Sí, por favor.

— Bueno ya le traigo el ticket para que lo firme.

—  Claro, Gracias.— Resople con aburricion, mientras el señor se retiraba.

— 𝑀𝑢𝑐ℎ𝑎𝑠 𝐺𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎𝑠 — Escuche una voz demasíado conocida, al otro lado de las vitrinas. Caminé un poco y la ví.

— ¿Astrid?— Pregunté reconociendo esa cabellera rubia

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— ¿Hiccup?— Preguntó con una sonrisa.

—  ¿Cómo estas? Que sorpresa verte.— Se acercó a ella.

— A pues mira, me tocó traer un vestido, ¿Y tu que haces acá? Ah, por cierto, hola Camicazi.— La vió con algo de confusión.

— Hola...— respondio sin interés, mientras se veía las uñas.

— Pues acá traigo algunos de eso trajes pero ¿Vienes a la tintorería tan arreglada?.— Medió la señaló y río.

— No tonto, voy a ir después al centro comercial a ver a Heather.

— Señorita.— Llamó la anterior mujer a Astrid.

— Discúlpame un momento.— pidió Astrid a Hiccup y esté asintió sin ningún problema.

𝘊𝘈𝘔𝘐𝘕𝘖𝘚Where stories live. Discover now