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Habían pasados ya dos semanas desde que Hiccup Haddock fue encontrado sano y salvo en las lejanías de la ciudad, luego de haber sido secuestrado por nada más y nada menos que su secretaria, la mujer que había conocido hace más de un año.

Para muchos en el medio había sido una gran sorpresa que Camicazi Fletcher, una chica trabajadora y muy hermosa hubiera secuestrado y planeado desparecer a su jefe y al hijo del mismísimo Estoico Haddock. Claramente los chismes no se habían hecho esperar y se rumoreaba por distintos lugares que aquella chica siempre había estado obsesionada con aquél castaño. Pero cómo dicen, siempre hay dos caras en una persona.

Y justo hoy llegamos al día en que empezaría el reclutamiento de la señorita Fletcher y empezaría un juicio en su contra por sus actos, que justamente no había sido solo el de secuestro sino que habían muchos más detrás.

Hiccup Haddock al lado del abogado de la familia se encontraban en una sala de declaración en la policía de Berk ya que este primero quería hablar con Camicazi y comprender que era lo que quería hacer y porque lo quería hacer, y conocer más de quién realmente era.

— Ya hablé con el oficial, ya están trasladando a Camicazi a la sala.— Informo el abogado.

— Gracias Ronald.— Agradeció el castaño tomando sus muletas y levantándose con ayuda de su madre.

Durante el secuestro, a Hiccup le habían inyectado una clase de líquido muy fuerte en sus dos piernas que las hizo entumedecer y luego de medicamentos, pudo volver a tener movimiento pero aún no podía usar la prótesis por totalidad.

— ¿Necesitas ayuda para llegar?— Le pregunto su madre, preocupada.

— Estaré bien mamá, no hace falta que te angusties tanto. Sé andar bien con ellas.— La intento tranquilizar con una sonrisa.

— El lugar está totalmente restringido y si pasa  algo, estaremos ahí de inmediato.— Alegó Estoico.

— Gracias, a todos y lo siento por ponerlas en estas.— Los miró tímidamente.

— Sabemos bien que es algo que necesitas hacer, pero aún así no podemos evitar preocuparnos por ti y por tu salud.— Su madre le acarició el rostro— Eres muy fuerte, Cariño.

— Tu madre tiene razón Hipo.— Su padre lo tomó del hombro— Estaremos a tu lado en cada paso que decidas hacer y nos alegra que estés aquí y ahora con nosotros y claro que comprendemos tus acciones.

— Gracias, enserio....— Los miró agradecido y sus padres lo abrazaron.

— Ya es hora...— Informo Ronald y se separaron. Hiccup asintió, pero luego miró a los lados esperando encontrar a quién tanto esperaba.

— Me llamó hace rato y dijo que tuvo un contratiempo, pero que un rato llegaba. Tú tranquilo.— Cómo si fuera arte de magia, su madre entendió a la perfección que estaba buscando.

Hiccup le sonrió y luego de un último beso, se dirigió a la sala de declaraciones para encontrarse a la mujer a la que le tenía millones de preguntas. 

— Déjame entrar solo.— Pidió el castaño de la nada, ganándose una mala mirada del hombre— Sé que puede ser contra las reglas, pero esto es una conversación solo entre Camicazi y yo...

— Cómo digas, Haddock.— Negó con la cabeza y abrió la puerta del lugar.

Hiccup nunca esperó ver jamás a Camicazi Fletcher como la acaba de encontrar. Una mujer tan respetable y elegante ya no estaba, solo estaba una persona destruida y bajada de todas sus comodidades. Con algo de dificultad se sentó en la silla frente a ella, con una mesa separándolos, dejo sus muletas a un lado y se acomodo para iniciar, lo que esperaba, fuera una larga conversación.

𝘊𝘈𝘔𝘐𝘕𝘖𝘚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora