10. El beso del arrepentimiento

186 19 0
                                    

Jayden Quest

Intento calmar las ganas que tengo de entrar en el baño y hacerla mía de mil formas distintas. 

No la conozco, solo sé su nombre y que ella es mi punto débil. 

Sabe que le he mentido al decirle que no estaba la enfermera, pero me moría por estar con ella a solas. Su piel es más suave de lo que me imaginaba.

Nunca antes había sentido algo así por nadie. Y me está volviendo loco. 

Sabía dónde estaba su habitación porque la seguí la noche anterior. Debería sentirme como un acosador, pero si se trata de ella me da igual. 

Le envío un mensaje a Bryson para que averigüe todo lo que pueda de Malía. 

La puerta del baño se abre después de un rato y no puedo evitar levantar la cabeza para mirarla. 

-Si tenía esto escondido al fondo era por algo... -gruñe tapándose la cintura con sus brazos. Mis colmillos salen al verla con ese vestido negro ajustado. 

Me pongo en pie y camino hacia ella, escucho su corazón latir desbocadamente. Necesito tocarla, probar esa sangre tan dulce de nuevo. 

Me mira con ese ojos azules tan fríos como el ártico. Agarro una de sus manos para entrelazar nuestros dedos. Tiro de ella hasta la cama, me siento y rodeo su cintura con mis brazos. 

La siento sobre mis piernas, está nerviosa, pero no pone pegas. 

Recorro su espalda con mis manos sintiendo los escalofríos que le provoco. Acerco mi boca a su cuello para besar su suave piel.  

Ella alza la cabeza dándome más espacio. Pone sus manos en mis hombros nerviosa, sé que siente lo mismo que yo, lo sé porque no se está resistiendo.

Bajo mis manos a su trasero, dándome la libertad de apretar, tirar y masajear lo que quiera, como quiera y dónde quiera. Eso le provoca un escalofrío que recorre toda su espalda. 

Esconde su cabeza en mi hombro, escucho su respiración irregular. 

Rozo con mi nariz la zona dónde quiero morderla. Necesito dejar mi huella para que nadie la toque. 

Tiro de ella hacia mí para reducir cualquier distancia que haya entre nosotros y, por fin, la muerdo. 

Al hacerlo la escucho jadear, sé que esto le encanta. La hace sentir bien, y a mí también. 

Saboreo su sangre y me doy el lujo de hincar más el diente en su piel, algo a lo que ella responde apretando mi camiseta con fuerza. Su pecho sube y baja sin parar. 

Aunque no me guste tengo que parar, la otra noche podría haberla dejado seca, y lo último que quiero es matarla. 

Siento el temblor de su piernas y su aliento en mi cuello. 

Levanta la cabeza y me mira a los ojos, no dice nada, solo me mira pidiéndome que siga. Lo haría, pero no arriesgándome a que le pase algo. 

Pone una de sus manos en mi mejilla, sus ojos traviesos van a mi boca. Al igual que los míos a la de ella. Como no hace nada me decido por lanzarme a su boca sin pensarlo dos veces. 

Nuestros labios encajan a la perfección con los del otro. Quiero ir a más, quiero quedarme con ella así para siempre. Me tumbo en la cama sin separar nuestras bocas, si lo hago me temo que querré seguir mucho más. 

Se queda sin aire, pero tampoco quiere separarse. Aleja nuestras bocas unos milímetros para coger aire. Me mira curiosa, aparta el pelo de mi cara y juega con él. 

No aguanto más, quiero volver a besarla, y eso es lo que hago, pero esta vez la pillo de sorpresa, lo que me permite introducir mi lengua en su boca. 

Ella me sigue con ganas, intentando no quedarse atrás. 

Una de sus manos se mete por debajo de mi camiseta para arañar mi abdomen. 

La atraigo más a mí, necesito que siga. 

Muerdo su labio inferior saboreándolo. Junta nuestras frentes a modo de gesto cariñoso. Pongo mis manos en sus mejillas y reparto besos por toda su cara haciéndola reír. 

Y, joder, es el puto sonido más bonito que he escuchado jamás. 

Con un movimiento rápido la pongo debajo de mí viendo su pequeño cuerpo. Beso su cuello sin parar mientras una de mis manos recorre sus curvas. Escucho sus jadeos y eso solo me hace tener más ganas de seguir y enseñarle que solo puede venir a mí, que yo soy el único. 

-Jayden... -escucho mi nombre en su boca pero sigo besándola. -Jayden... No... -es más un ruego que otra cosa. La miro a los ojos sin entender. -No, por favor. No quiero seguir. -pide, ya es la segunda vez que me rechaza. 

-No...? -susurro confundido. Ella niega con la cabeza cerrando sus ojitos. Junto mi nariz con la suya acariciándola. 

Tocan la puerta con brusquedad, pero no quiero alejarme de ella. Me tumbo a su lado abrazándola e ignorando el mundo exterior. 

-Jayden, tienes que abrir. -pide acariciando mis mejillas con sus dedos, abro los ojos viendo los suyos de color azul, podría perderme en ellos y sería el vampiro más feliz. -Ve. 

Gruño levantándome de la cama, ella se calza mientras yo saco una de mis sudaderas del armario, se la pongo para que nadie vea las marcas que le he dejado en el cuello. Solo puedo verlas yo. 

-Jayden tío, estás ahí? -escucho la voz de Bryson al otro lado. 

Una vez Malía está lista camina detrás de mí hasta la puerta. Abro encontrándome de frente con Maddie, Bryson y Chase. Dejan de mirarme a mí para ver a Malía, gruño advirtiéndoles de que no lo hagan pero pasan de mí. 

-Yo debería irme... -susurra nerviosa. -Gracias, Jayden. -ahora soy yo quién la ve irse. Los tres entran y yo me quedo en el marco de la puerta viéndola irse. 

Cuando ya no está en mi rango de visión entro en la habitación cerrando la puerta de un golpe. 

-Creo que hemos interrumpido algo. -dice Chase riendo. 

-Cierra la boca. -gruño. -Qué queréis? 

-Tenemos la información que querías. -responde Bryson. 

The Monster I KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora