33. Lo único que pido es morir junto a ella

88 9 0
                                    

Axel Stones

Volamos por el bosque agarrando a brujas, hombres lobo y algunos vampiros. 

Al llegar cerca del vivero los soltamos y nos dejamos caer en el bosque para detener al grupo de sentimonstruos que se dirigen al internado. 

-Ve por ella. -dice Vienna. -Estaremos bien.

-Ten cuidado. -ella asiente y vuela en picado al bosque. Yo sigo volando hacia el vivero, pero el viento es cada vez más fuerte. 

Caigo delante de un círculo de estatuas, en el centro está Malía, encadenada al suelo y muy pálida, casi muerta. 

Hago una video llamada con Jayden. -Tenéis que ver esto. -digo enseñándoles el panorama. -No puedo atravesar esto, alguna idea? 

-Un aquelarre. -habla Tessa. -Pero solas no podemos hacerlo, necesitamos a otra persona, y ninguno de los brujos que hay aquí se ve lo bastante cuerdo para ayudar. 

-West, él lo hará. -dice la pelirroja. 

-Id con él. -dice Jayden dándole el móvil a Tessa. -Daros prisa. 

-No creo que Malía aguante mucho tiempo más. 

Narrador Omnisciente

-Corre. -Tessa e Iris corren por el largo y oscuro pasillo que lleva a la sala dónde Jayden ocultó a West. Él estaba sentado en el suelo de brazos cruzados. -West, necesitamos que nos ayudes. -habló Tessa llamando su atención. 

-Y a vosotras que se os ha perdido aquí? -gruñó dándoles la espalda. 

-Malía, necesitamos que nos ayudes, si no ella morirá. 

-Qué? -eso pareció descolocarlo y ponerlo nervioso. 

-Axel, enséñanos a Malía. -pidió Tessa enseñándole la pantalla del móvil a West, al ver la situación y el estado de ella, no pudo evitar que el sentimiento de culpa aflorase dentro de él de una forma desmesurada. 

-Ellos me dijeron que no le harían daño...

-Tú los trajiste a ella? -West asintió sintiendo como su corazón se aceleraba. Estaba enamorado de ella desde el primer día, pero al ver que encontró su compañero y que no era él la rabia lo cegó. -Si alguna vez quisiste a Malía necesitamos que nos ayudes a salvarla. 

-Os ayudaré, pero tendréis que sacarme de aquí. 

Las dos brujas susurraron unas palabras liberando al mago de su encarcelamiento con facilidad. 

-Tenéis que daros prisa chicas. -dijo Axel nervioso. 

-Vamos. -los tres juntaron sus manos y cerraron los ojos. Sabían lo que debían hacer y el tiempo que necesitaban, sería rápido, pero si alguno se equivocaba en el pronunciamiento de alguna palabra podrían empeorar el estado de su amiga o, en el peor de los casos, matarla. 

En el centro de los tres brujos se formó una esfera de luz dorada que atravesó el techo a una velocidad increíble hasta llegar al lugar de Malía y atravesar su pecho para quedarse ahí. Eso le dio la energía necesaria para soltarse de las cadenas y recuperar su energía y juventud. 

Las estatuas volvieron a su sitio original y Axel pudo acercarse a Malía. 

-Lo hemos conseguido. -sonrió la pelirroja abrazando a sus amigos. Ese hechizo gastaba demasiada energía, cuanta más gente se uniera menos desgastaría a los brujos, pero al ser tres sus fuerzas casi se habían agotado por completo. 

Malía Landford

Caí al suelo recobrando el aire y la energía de golpe. -Venga, tenemos que irnos antes de que se enteren que estás libre. -dijo Axel levantándome. 

Empezamos a correr mientras un trueno caía detrás de nosotros, el viento soplaba de tal manera contra nosotros que me dificultaba respirar.

Otro trueno más fuerte cayó en el vivero haciendo los cristales estallar. Axel me cubre con una de sus alas evitando que los cristales acaben en mi cuerpo. -Ya es tarde... 

-Qué está pasando? -pregunto intentando que no caiga al suelo, sobre la poca nieve que las ramas de lo árboles dejaron caer. 

-Vete! Corre antes de sea tarde! Corre! -gritó lanzándome lejos, detrás de él el suelo se está marchitando, al llegar a él su cuerpo comienza a convertirse 

Eso es lo que necesito para que mis piernas empiecen a moverse más deprisa de lo que jamás habría imaginado que podrían. 

Lucho contra mis lágrimas y mi miedo, ignorando todas las visiones que me dicen que acabaré convertida en piedra. 

Lucho contra el cansancio físico y el agotamiento mental. 

Por mucho que sepa que esto es inútil y que acabaré como Axel intento encontrar una manera de poder evitarlo. 

Corro entre algunos de mis compañeros, pero ellos ya están convertidos en piedra, a diferencia de Axel, ellos están así atacados por aquellos monstruos que soltó la chica. 

Mis esperanzas desaparecen al ver el suelo marchitarse bajo mis pies a una velocidad de vértigo. Ya no puedo moverme, siquiera siento los pies.  Es demasiado tarde. Dejo de sentir mi cuerpo más rápido de lo que me gustaría, lo único que puedo hacer es gritar un nombre. 

El suyo.

-Jayden! -grito viendo la luna y alzando la mano hacia ella en un intento inútil para que me saque de esta pesadilla. 

Jayden Quest

-Jayden! .escucho su voz en mi cabeza, esta vez de verdad. Era inútil pensar que conseguiría llegar a tiempo al castillo, pero eso era lo único que me mantenía aquí. 

Empiezo a correr en contracorriente al los demás, que se dirigen al comedor en busca de refugio. 

Corro sin que me importen en las heridas que me han provocado esas cosas, corro sin que me importe el miedo o el cansancio. Corro por ella, para salvarla y decirle que todo estará bien y que la protegeré de todo. 

-Jayden! Es peligroso salir! -grita la directora viendo como me dirijo hacia la barrera que las gárgolas han creado alrededor del castillo para protegernos. 

Mi corazón me lleva a través del bosque hasta ella, pero ya es tarde. Me acerco a ella, temeroso y deseando estar equivocado de que no sea Malía, mi exquisita Malía. 

Al estar frente a ella pongo mis manos en sus frías mejillas de piedra, mira a la luna, alzando su mano hacia ella y pidiéndole ayuda desesperadamente. 

-No... Malía? -susurro esperando su respuesta. Mis ojos arden y dejo que las lágrimas salgan. No está muerta, si no yo lo estaría, pero me niego a pensar que está atrapada en una cárcel de piedra. 

Una lágrima real sale de su ojo izquierdo y cae al suelo. Eso rompe algo dentro de mí, lo único que puedo hacer abrazar su figura de piedra y desear que todo acabe. 

Si me van a transformar en piedra a mí también, al menos que sea junto a ella. 

The Monster I KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora