20. La chica de los ojos de hielo

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Jayden Quest

Mis ojo conectan con unos de color azul que me recuerdan al hielo, al frío, a la Antártida.  

Un escalofrío me recorre la espalda al darme cuenta de que sus ojos se mantienen sobre los míos. Es la misma de esta mañana, a la que lancé por la ventana. 

De repente quiero acercarme a ella y abrazarla, llevármela a mi torre y protegerla de todo y todos. 

Vienna tira de mi brazo para que la mire, ella me sonríe y yo a ella, sigue hablando con sus amigos y yo dirijo mi vista hacia la chica de ojos de hielo, pero ya no está. No hay ni rastro de ella. 

Como siempre. 

Llevo meses con esta sensación, cada vez que la veo siento lo mismo. Me provoca curiosidad el saber porqué siento esto hacia una chica que tan siquiera conozco. 

Cada mañana en el comedor, la miro desde lejos con sus amigos. La primera vez que la escuché reír quería ser gracioso para que el causante de su risa fuese yo. Pero no me he acercado a ella. Vienna me ha advertido sobre esa gente. 

Son peligrosos, y más esa chica, nadie sabe lo que es en realidad, y corre el rumor de que su compañero la dejó y que ahora sufre de Corazón roto. Lo lamento por ella, debe ser algo muy jodido. 

Ahora que lo pienso, es la primera vez que nos miramos a la cara el uno al otro, hasta ahora nunca nos habíamos topado de frente. Nunca coincidimos en los pasillos, siempre que la veo entra a su clase o cambia de dirección cuando nos vamos a cruzar. 

Si no me equivoco participa en el torneo de esta noche. Nosotros también, iremos contra su equipo, pero espero que luego podamos hablar. 

-Amor, vamos? Llegaremos tarde a la cafetería. -sonríe Vienna moviendo sus alas blancas un poco. 

-Claro, vamos. -pero esa chica venía de allí, parece que hoy no podré verla. 

De camino hacia el comedor nos encontramos con el resto de su grupo, una de ellas me mira mal, de su pelo nacen rosas llenas de espinas que una pelirroja quita de su cabeza. Al caer al suelo los pétalos se marchitan. 

-Venga Tessa, hay que esperar a Malía en los entrenamientos. -dice una de ellas, pelo negro, bastante largo y piel morena. 

Malía... Ese nombre me trae buenas sensaciones, pero no sé de qué. 

Entramos en la cafetería y lo único que se escuchan son las apuestas que hacen los alumnos por lo equipos del torneo. Hay un gran grupo de personas delante del corcho de la pared empujándose para apuntar algo. 

-Sitio! -gruñe Vienna y todos se apartan. -Son las apuestas por los equipos. 

-Vamos segundos. -dice uno de los chicos. 

-Qué? Eso es imposible! -dice Vienna. -Yo nunca pierdo el torneo. Quiénes van primero? 

-Las chicas de Malía. -mi corazón se para momentáneamente al escuchar su nombre de nuevo. 

-Eso tiene más sentido. -se rectifica a sí misma. -Pero les haremos buena competencia. Verdad amorcito? -sonríe ella sin despegarse de mí. 

-A caso lo dudabas? -bromeo. 

Malía Landford

-Lo sabía y no me dijo nada?! -golpeo el escritorio de la directora con fuerza haciendo que tiemble. -Sabe lo que se siente al no tener ni idea de lo que eres estando rodeada de gente que sí?! 

-Malía debes clamarte. 

-No! Estoy harta! Desde que llegué aquí me oculta cosas, nunca me dice toda la verdad, y cuando estamos con más gente habla sobre mí y no conmigo! Qué clase de directora hace eso?! -la miro a los ojos enfadada. 

-Era por tu bien, saber todo esto de golpe te podía afectar si no sabías usar tus poderes. -replica desesperada, sabe que tengo razón. 

-Tiene miedo de que vengan a por mí, cierto? No quiere que hagan un aquelarre conmigo. -me apoyo en la mesa con las dos manos inclinándome hacia adelante. 

-No uses tus poderes conmigo jovencita. -veo el reflejo blanco de mis ojos en los suyos. 

-Van a venir tarde o temprano, siempre vienen. Y cuando lo hagan usted creerá que me uniré a ellos, pero le alegrará saber que no lo haré. Y me da igual que me maldigan, necesito proteger a la gente que me importa. 

-Y si tu rencor es mayor que tu raciocinio? 

-Créame, sé lo que hago. -me enderezo y camino hasta la puerta. -Me decepciona que no crea en mí después de haberle demostrado de lo que soy capaz. 

-Malía. 

-Olvídelo. -me largo antes de que pueda decir algo más. Camino por el pasillo perdida en mis pensamientos y, seguramente, con cara de pocos amigos. Tengo los sentimientos a flor de piel, no sé si estoy enfadada, triste, rabiosa...

No pensé que saber esto me dejaría más confundida que antes. 

La ira me está ganando, intento aguantarme las ganas de romper o pegarle a algo. 

-Mierda, el entrenamiento! -bajo los escalones de dos en dos clavándome las uñas en las palmas de mi mano. 

...

-Hey, qué pasa? -pregunta Iris al verme llegar, apoya su vara en el suelo y me mira poniendo una de sus manos en la cintura. 

-Todo es una mierda. -me quejo dejando la mochila junto a las suyas. -Lo único que ha hecho la directora desde que he hecho ha sido mentirme a la cara.

-Echa el freno vaquera, empieza desde el principio. -pide Maddie guardando sus garras. 

-Siempre supo que soy una Hidra. -digo mirándola a las tres. Sus caras de confusión me lo dicen todo. 

-Qué? -dicen a la vez. 

-Soy una Hidra. -repito con una sonrisa forzada. 

-Uno de esos dragones a los que les cortas la cabeza y le salen dos? -pregunta Tessa intentando conectar cables. 

-Esa misma, y hay otras nueve más que me están buscando para hacer un aquelarre, como el que hacéis vosotras. -miro a Iris y Tes. -Pero para destruir al mundo, pero no sé por qué quieren eso. 

-Vale, esto es raro. 

-Y yo que pensaba que era empática. 

The Monster I KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora