27. Momento Main-Character

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Malía Landford

El suelo está tan frío que no siento la nieve bajo mis pies. Solo quema, y eso me hace correr más rápido. No sé de qué estoy huyendo, pero escucho sus pisadas veloces. 

Sé que no se detendrá hasta atacarme. 

No recuerdo en qué momento acabé en el bosque, huyendo de un monstruo, descalza y de noche. 

Cada día me sorprendo más. 

Tengo tanto miedo que al intentar usar mis poderes los hechizos se rompen en mis manos, desaparecen ante mis ojos antes de poder siquiera concentrar mi energía. 

Miro hacia atrás, pero no veo nada, solo escucho sus gruñidos. 

Al volver mi vista hacia delante me freno en seco para no chocar con una de las estatuas que hay en el vivero. 

Estoy en medio de ellas, miro a todas partas para intentar ver qué me persigue, pero es muy rápido y acaba saltando hacia mí. 

Al caer sobre mí gruñe contra mi cara. Un lobo, pero no uno cualquiera, un renegado. Los estudiamos en filosofía, uno de sus ojos es ámbar y el otro rojo. 

Su tamaño inmenso, sus dientes y sus garras me hacen entrar en pánico. 

Le veo levantar una zarpa y ahí empiezo a gritar de verdad. 

Jayden Quest

No puedo dormir, doy vueltas en la cama hasta levantarme y salir al pasillo. 

Camino dejando que mis pies me lleven hasta dónde quieran. Tienen un objetivo fijo, la habitación de Malía, el alma se me cae a los pies al ver la puerta abierta y su teléfono tirado con la pantalla rota.

Las zapatillas están tiradas de cualquier manera, y las sábanas desordenadas, esto no es propio de Malía. 

Antes de poder poner un pie dentro escucho sus gritos a lo lejos. 

Mi cabeza gira hacia la procedencia del sonido, el bosque. 

Echo a correr sin importarme nada. 

Excepto una persona. 

Malía, mi exquisita Malía. 

Desde lejos veo a un renegado mordiéndola y clavando sus garras en su piel. 

La ira me controla en el momento que lo veo y la suelto. Aparto al renegado de encima de mi pequeña Malía de un golpe. Su lomo choca contra una estatua tirándola al suelo. 

Enseguida se recompone y me gruñe, sin dudarlo me acerco a ese bastardo y lo agarro del cuello. Ver la sangre de Malía en su pelaje y su olor impregnado me altera aún más. 

Atravieso su cuerpo con mi puño y lo tiro lejos. 

Al ver que ya no se mueve corre hacia Malía. 

La tumbo sobre mis piernas y aparto el pelo de su cara. Está congelada y herida, me alegra ver que no son profundas. 

Empiezo a absorber su dolor, pero es demasiado incluso para mí. Intento seguir sosteniendo su mano con fuerza, pero escucho como su corazón se vuelve más y más silencioso. 

Intento tranquilizarme, ahora ella necesita mi ayuda. 

"Puedes hacerlo Jayden. "

Rajo mi muñeca con una de mis uñas y acerco la sangre a su boca. -Malía, bebe. -ordeno al sentirla estremecerse. -Malía, por favor, no pienso perderte, no aquí, no ahora. 

Al sentirla beber mi sangre un escalofrío me recorre la espalda. Será esto lo que siente ella cuando la muerdo? Sentirá el mismo deseo por mí que yo por ella? 

Sus ansias de más la hacen seguir bebiendo con más ganas, y yo la dejo. 

Empiezo a sentirme mareado y confundido, ya es hora de parar, y ella lo sabe, porque cae rendida en mis brazos. La acerco a mí para intentar darle calor. 

Veo el aire que sale de su boca. Me pongo en pie con ella aferrada a mi pecho sintiendo la mirada de todas las estatuas que nos rodean. 

Pero no puedo perder el tiempo, no ahora que he conseguido darle más tiempo. 

Corro por la nieve hasta el castillo sobrepasando mis límites, apenas siento el suelo bajo mis pies. 

Al llegar a mi habitación abro el agua de la bañera para que se llene. Enseguida el cuarto se llena de vapor caliente. 

Le quito el pijama sucio dejándola en ropa interior y la entramos los dos en la bañera. 

Me da igual mojarme, solo necesito que despierte. Su corazón late desenfrenado al entrar en contacto con el agua. Abre los ojos y se aparta el pelo mojado de la cara mientras coge aire. 

-Dónde estoy?! -la obligo a verme a los ojos, asegurándome de que esté bien. -Jayden? -nuestras miradas conectan y yo me pierdo en la frialdad de su mirada, pero es una mirada llena de amor, cargada de "te quiero" y "por qué tardaste tanto idiota?". -Qué ha pasado? 

-Necesito besarte. 

-Qué? -mis labios chocan con los suyos, suaves y dulces como la miel. 

Me sentí completo con ella entre mis brazos de nuevo, y sé que ella se siente igual, porque no se está alejando de mí. Separamos nuestras bocas y juntamos nuestras frentes. Seguíamos bajo la alcachofa de la bañera. Mojándonos y limpiando todos los malos recuerdos por completo. 

-Por qué había un renegado en el bosque? -pregunta intentando controlar su respiración. 

-No lo sé, pero no volverán a hacerte daño. -aseguro perdiéndome en sus ojos. -Por qué saliste al bosque de noche? 

-No recuerdo haber salido de la habitación, me quedé dormida y al abrir los ojos estaba huyendo de esa cosa. -pega su frente a mi pecho. -Podemos no hablar de esto ahora? 

-Está bien. 

...

-Cómo que no hay nada? -pregunto sacudiéndome el pelo y apretando el móvil con fuerza. 

-No hay ningún renegado muerto, ni sangre ni estatuas tiradas, que por cierto dan muy mal rollo. -dice Maddie al otro lado de la línea. 

-Buscad por el bosque, asegurar la zona. 

-Jayden... -me giro al escuchar a Malía salir del baño. -Me queda muy grande. -dice dándome el pantalón que le presté para que se lo pusiera, sus mejillas están rojas y no entiendo porqué. 

-Si quieres puedo ir a...

-No! -sus ojitos me miran asustados, y eso me parte el corazón, si hubiera tardado un poco más ya no estaría aquí. -No te vayas, por favor. -ruega, sus ojos se cristalizan y al ver la primera lágrima resbalar corro a ella y la cojo en brazos. 

-No llores Malía. -limpio sus lágrimas y ella me abraza con fuerza. 

-Tengo miedo Jayden, algo va mal, y siento que va a pasar algo horrible. 

-No porque yo estaré ahí para salvarte. -acaricio su espalda mientras intento retener mis propias lágrimas. 

No logro descifrar si las provoca la felicidad de tenerla de nuevo en mis brazos o la tristeza de saber que casi la pierdo para siempre. -Vamos a dormir, es tarde. -antes de colgar vi que eran casi las cinco de la mañana. 

Malía necesita descansar un poco, y para ser sincero, yo también. 

The Monster I KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora