Capítulo 21 : Un día libre

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Desde la ventana que daba a la entrada de la casa pude verme a mí misma con un pie recubierto en vendas y una muleta por debajo del brazo mientras era ayudada por Kori para poder caminar

— ¿Qué te sucedió? — preguntó la abuela saliendo al jardín delantero

— Lo siento mucho Saeko-sama — se disculpó Kori — Ha sido mi culpa, sin querer choqué con Maiko y le hice caer por las escaleras.

— No ha sido nada abuela . El doctor dijo que estaré bien en unos días si hago reposo — dije yo dirigiéndome luego a mi amiga — Siento haber arruinado la pijamada Kori-kun

— No te preocupes — dijo ella — ¿Te puedo acompañar hasta tu cuarto? Necesito pedirte unos libros.

— Claro . Ven conmigo — dije y nos  encaminamos a la entrada — ¿Podrías preparar té abuela? Estaremos arriba.

— Claro pequeña y luego iré a buscar pomadas para tu pierna — se ofreció y entraron todas a la casa .

Sonreí burlona mientras enviaba un mensaje recién escrito a Kori y con algo de trabajo regresaba a mi habitación directo hasta mi cama antes de que la puerta del cuatro se abriera nuevamente con las dos invitadas.

— Has hecho un buen trabajo — me dije a mi misma — ¿Te creyó?

— Por supuesto . No hay nadie que me supere en crear ilusiones — dijo antes de que su magia se desvaneciera , revelando el truco de Tuksaka  — Te dije que iba a funcionar — y con solo un gesto de su cabeza la Kori falsa regresó por donde vino para seguir con el teatro — ¿Le has dicho a tú amiga?

— Así es, ya sabe que debe decir la próxima vez que vea a alguien que me conozca — aclaré

— ¡Lo siento pero ya debo irme Saeko-sama! Luego tomaremos ese té — le escuchamos decir a la ilusión en el piso de abajo

— Supongo que ya no tengo de que preocuparme en relación a mi pierna — pensé  — ¿Y cuando piensas enseñarme?

— Aún no estás lista — se cruzó de brazos al entender a que me refería

— Si lo estoy, ya tengo de evolución 200 años y solo se necesitan 100 para obtener el don — discutí — Creo que ya ha pasado bastante tiempo.

— Vale, pero solo cuando te recuperes — me señaló con el dedo — No debes caminar aún.

Reí mentalmente sobre mi nuevo enfermero gruñón . Desde ayer , cuando dormimos juntos en mi cama , Tuksaka ha cuidado de mi en secreto y no deja que haga cosas que empeoren mi salud .

Me sentía mimada y especial pero un poco nerviosa a su alrededor dado que descubrió que lo amaba y aún me sorprende que se siga comportando como si no lo supiera . Era una situación extraña ligada a que también le había mentido sobre que no recordaba nada de lo que pasó en mi mente oscurecida por las sombras .

De hecho me había despedido para siempre de mi Tuksaka imaginario . Era cierto que no podía ver a mi sensei de otra forma que no fuera la de su vida real . Tal y como es con todas sus imperfecciones , es el hombre del que me enamoré y no hay nadie más.

— ¿Como esta nuestra querida amiga? — la silueta de los Dai-Dai apareció en mi ventana y se infiltraron en la habitación como unos auténticos ladrones . Tuksaka hizo una mueca de disgusto 

— ¿Como saben ellos que ...?

— Me hicieron una emboscada esta mañana — respondió — Me sacaron de quicio y hablé más de la cuenta.

— Flores para la señorita — dijo Daichi ofreciéndome un ramo —  Espero que se recupere pronto amada mía.

— Muchas gracias — pero antes de que las tomara Tuksaka me las arrebató y las dejó sobre el escritorio

Niebla: El zorro de nueve colas Where stories live. Discover now