Capítulo 25: El peor enemigo de Tuksaka

13 2 0
                                    

Mi última experiencia con Tuksaka había sido bastante entretenida. Tenía las sospechas al límite respecto a sus sentimientos encontrados y la esperanza de que se enamore de mi de una buena vez. Incluso el hecho de saber que podía controlarle en sueños era un gran éxito. Aún recuerdo la Camelia que me regaló antes de que despertara, huyendo como cobarde para no responder a mis preguntas .

Esta mañana decidí dejar mis cosas raras de lado y pasar por su casa para ponernos al día respecto a los entrenamientos. Tantas cosas molestas y aún no me había explicado el verdadero trabajo de un guardián. Le encontré recostado del tronco de un árbol, se veía cansado y un poco dudosa toqué su hombro para despertarle .

—¿Te encuentras bien?— sus ojos dorados me examinaron perezosamente por el sueño y me dejé caer a su lado sobre el césped.

—Lo estoy, lo normal de todos los días como el espantar a esos demonios oscuros— refunfuñó —¿Has venido a entrenar?

—Sí, creo que es lo mejor. Siento que estoy perdiendo la rutina y aún no sé lo necesario para cuando me convierta en guardián.

—No necesitas preocuparte por eso ahora. Aún no es el momento para que me quedé a vivir de por vida en el mundo espiritual.

«Claro, me vuelvo tu sucesora y tú te alejarás de mi para siempre. Ni siquiera soy lo suficientemente egoísta para negarme a tu contrato de trabajo. »

—¿Y mientras tanto qué hacemos?— le interrogo confusa —Se todo lo necesario sobre lucha y mi naturaleza y todavía no he evolucionado para pasar a otras clases. ¿Nos quedamos aquí y ya sin hacer nada?

—No lo sé. No he pensado en nada para hoy— dice sacudiendo sus cabellos —¿Que tal si me cuentas más sobre ti? Me he dado cuenta de que no se nada sobre tu vida humana.

—Es aburrida— respondo y le veo acomodarse para escuchar —Vale, no lo es tanto— ruedo los ojos, comenzando a recordar algunas cosas que volvieron a traer dudas a mi persona —Vivo con mis padres— susurro

«¡Rayos! Vivo con mis padres ¿Cómo se me ha podido olvidar? Tuksaka no tiene la menor idea sobre que no soy de Japón a pesar de que nací aquí y si lo llega a saber se verá desilucionado porque no podré ocupar ese lugar como sucesora. Se que aún no me decido al respecto pero no tengo el valor de decirle la verdad, aún no. Talvez nunca»

—Mis padres trabajan mucho, ese es el motivo por cual que me quedo con mi abuela— miento con una sonrisa fingida —Y soy estudiante de una escuela de baile

—¿De baile?. Creía que la escuela del pueblo...—  le interrumpo

—Es otra escuela pero me enviaron a esta para poder estar más cerca de mi nueva casa— digo jugando con mis dedos bajo su mirada intensa.

—¿Baile?— susurra y deja escapar una risita —Nunca te imaginaria bailando, no tienes la gracia para eso— «Auch» pienso ofendida y le pongo mala cara —No te enojes tan temprano. Solo digo lo que pienso.

—Me has visto luchar, pero no bailando. Así que no puedes opinar sobre mis talentos— me pongo de pie y algo apenada bailo para él. Mi rostro soltando desgarradoras llamas a mi piel mientras dejo mover todo mi cuerpo en lo que era una antigua coreografía de música. Pero rápidamente me olvido de la mirada sorprendida de Tuksaka para dejarme llevar y comenzar a reírme como una loca . Cuanto extrañaba bailar. Llegado el final le doy la espalda recuperando mi pena  y sé que él no tiene palabras para describir mi repentino impulso . Así que con sincero fingir me hago la superior.

—¿Lo ves? En mis clases soy la mejor y siempre me escogen para las competencias— le apuntó con un dedo mientras una sonrisa de suficiencia corre por mis rostro —Tú no podrías compararte .

Niebla: El zorro de nueve colas Where stories live. Discover now