Capítulo 32: Guardiana

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Caminaba contenta hacia al bosque mientras era acompañada por mi fiel inukami Kiba. Él seguía molesto por levantarse temprano a causa de Tuksaka quien nos había citado cerca de su casita para debatir un asunto importante. Tenía mucha curiosidad al respecto así que no dude en llamarle cuando le encontré saliendo del bosque intrincado.

—Ya era hora ¿no?— nos recibió con sus malas pulgas —Maiko, tienes que prepararte para comenzar tu iniciación como guardiana.

—Espera...¿¡QUEEE!?— su rostro no delataba alguna broma, esto iba en enserio —¿Por que? Haber se que un principio ese fue nuestro trato, que yo te sustituyera pero siempre dices que no estoy preparada ¿que cambio, es que ya deseas irte a vivir al reino?

—Si, extraño mi hogar y con todo lo que has progresado estoy seguro de que harás un buen trabajo cuidando de este bosque— sonrió con ternura casi derritiendo mi corazón.

—Zorro mentiroso— escupió Kiba subiéndose a mi hombro —Desea irse porque recibió un puesto como escolta real de la princesa Shisanine. Aquel día cuando ella vino trajo la propuesta directa del rey— silencio, Tuksaka le lanzó una mirada rencorosa al perrito antes de esperar ancioso mi reacción, detallando con sus ojos dorados mi rostro. Hasta Kiba se preocupó por si estaba bien ¿era tan obvia?

—Oh...— fue lo único que pude decir sintiendo mis ojos apagarse por la descarada mentira de Tuksaka ¿por qué mentirme, por qué aceptar ese puesto ridículo? Shisanine tenía toda una caballería para protegerla y yo estaba sola cargando con un trabajo tan importante como este dichoso bosque. Ardía por dentro, tenía ganas de gritar y desirle barbaridades no muy propias de mi —Esta bien— concluí.

—¿¡Esta bien?!— Kiba se calló de espaldas desde mi hombro y Tuksaka terminó con la mandíbula desencajada —Maiko yo no quería mentirte, es solo...Tampoco pensé que te lo tomarías tan bien.

—Si, esta bien, solo dime que hacer para convertirme en guardiana— le dije con tono despectivo mientras ayudaba al inukami a recomponerse. Mi sensei ya no parecía tan enérgico como antes, ahora estaba decaído haciéndome señas para segurirle a la entrada del bosque. Allí se detuvo un rato antes de darme las indicaciones.

—Por años y años este bosque y su mitad al otro lado del portal se han convertido en algo sagrado para nuestra especie. Los demonios decidieron que los humanos eran un peligro para nuestra existencia y que había de elegir a alguien para cuidar del árbol que unía los dos mundos, también el portal— descansó su mano en uno de los árboles mas cercanos —Pero cuando se hizo el intento no todo parecia salir bien, era como si el bosque rechazara a los candidatos, fue así como llegó el día en el que primer kitsune se ofreció al puesto siendo seleccionado por su valentía y bondad. Desde entonces han sido conocidos los zorros como los fieles guardianes de los bosques.

—Es una bonita historia— me relajé un poco por sus palabras mirando al interior del bosque —¿Pero qué veré allí dentro, me dará una señal?

—Tiene diferentes forma de manifestarse. Puede ser una señal de aceptación o negación o algo que indique que es lo que te falta realmente para ser un guardian— señaló haciéndose a un lado para dejarme pasar —Es la hora, está esperando por ti.

—De acuerdo, lo haré— dije desidida y comencé dando pequeños pasos por el trillo, abriéndome lugar entre los árboles hasta que me detuve y heche un último vistazo a Tuksaka con los brazos cruzados y a Kiba indeciso en ir tras de mi. Respiré hondo y apreté mis manos en puños antes de seguir mi camino dudando muchas veces al caminar, queriendo decirle a mi sensei tantas cosas...muchas sin sentido.

A medida que iva caminando las sombras de los árboles reflejadas en el sendero se volvieron más oscuras por la ausencia de luz , pero permitiéndome ver por donde pisaba. Cuándo volteé por última vez ya no podía ver a Tuksaka ni a Kiba e instintivamente me encogí en mi lugar porque miedo era poco para lo que sentía ahora mismo ¿Era muy tarde para regresar y confesarle a Tuksaka que no estaba lista para ser guardiana, que no estaba preparada para soltar su mano? Volví a pensar en él y en como me explicaba sus desoeos de regresar al reino de los demonios y asumir un puesto como escolta de la princesa Shisanine.

Niebla: El zorro de nueve colas Where stories live. Discover now