Teach me to love [español]

23. Jayson

Taylor.

Llegue a la dirección que me brindo la profesora veinte minutos antes de la hora.

La puntualidad, ante todo.

Y presencia querida, también la presencia.

Llamo a la puerta por segunda vez, y es un niño pequeño el que me abre.

- Hola. – me saluda con la mano. - ¿Tú eres Taylor?

Me agacho un poco para estar a su altura. – Hola pequeñín, sí, yo soy Taylor, ¿Esta tu mamá?

El rostro del pequeño cambia de ser un ángel, a un pequeño diablillo. – No soy ningún pequeñín, y sí, mi mamá esta. ¡¡¡MAMÁ!!! – grita.

En menos de un segundo, la señorita Cecilia sale corriendo desde una habitación hacia la sala principal.

- ¿Qué ocurrió, estas bien?

- Si, ella te está buscando. – el niño me señala.

La señorita Cecilia repara en mi presencia, y con una sonrisa se acerca a saludarme, me pide que ingrese y tome asiento en el mueble que se encuentre en la sala, después me da las indicaciones de cuidado del pequeño demonio, que resulta llamarse Jayson y tiene nueve años.

- Regresare a media noche. Jay pórtate bien con Taylor. – el pequeño pone los ojos en blanco, pero le promete que lo hará. – Taylor cuídalo mucho, cuando regrese te daré la paga.

- No se preocupe, está en buenas manos. – le aseguro.

- Adiós cielo. – se despide de Jayson con un beso en la mejilla y sale de su casa.

Al ver que su mamá se fue, Jayson se acerca a la mesa de centro y toma el mando del televisor, lo enciende y pone una película.

La verdad es que, si fuese una niñera cualquiera lo dejaría estar y me pondría a revisar Instagram o Facebook por el teléfono, pero no, no soy una niñera cualquiera, quiero hacer bien mi trabajo.

- Jayson ¿Has cenado?

Jayson voltea a verme con el ceño fruncido.

- No, mamá dijo que tú te encargarías.

Okey, yo le daré la cena, no es nada difícil ni de otro mundo. Me marche hacia la cocina de la casa para revisar si había sobras del almuerzo de la tarde, sin embargo, al buscar dentro de la refrigeradora no halle nada.

- Jayson. – grite desde la cocina. - ¿Tú mamá te dijo algo con respecto a la cena?

- No. – respondió también con un grito.

Genial, tendré que cocinar. Pero, ¿qué le puede gustar a un niño de nueve años? Pizza, hamburguesa, papas fritas. Me acerque hacia las verduras y analice que podría preparar, al final solo encontré tomates, aceitunas, pepinillos, y unas cebollas blancas.