Capitulo 56: ¿Y si decido quedarme?

104 20 5
                                    


Nuestro cuerpo tiene la capacidad de curarse por si solo, el proceso puede ser largo o corto dependiendo de la lesión o enfermedad. Pero también es verdad, que hay cosas que son nocivas y nuestro sistema no es capaz de luchar contra eso y termina muriendo.

Hay una frase que dice; lo que no te mata, te hace más fuerte y fue exactamente eso lo que a mí me pasó.

1 año después...

- Sí, Lis. Embarco en media hora, ya estoy en el aeropuerto haciendo el papelerío.- digo mientras camino por el gran aeropuerto de una de las provincias sureñas del país arrastrando una valija.

- Necesito que estás aquí para las 5 de la tarde.- recalca la vez número un millón.

- Sí, Lis. Ya lo sé.- digo con algo cansancio

Al parecer una propuesta necesita una rediagramación de la idea, pero no podemos movernos del presupuesto y necesitamos usar todo lo que adquirimos pero reubicarlo. Lisa dice que necesita sí o sí de mi ayuda para hacerlo, que mis ideas son mejores y que solo yo puedo resolver esto.

No es la primera vez que nos ocurre algo así, pero sé que Lisa lo ha resuelto otras veces sin mí y lo hace perfectamente. Lo que no entiendo es porque tiene tantos problemas con esta propuesta en particular.

Me siento y me tomo un descanso, mis maletas ya están etiquetadas y embarcadas, solo me queda la de mano.

Mi teléfono suena otra vez.

Suspiro con pesadez.

- Lisa, te juro que si vuelves a llamarme bloquearé tu numero.- amenazo.

- Solo te pido que no te equivoques y lo hagas con el mío.- dice una voz masculina del otro lado de la línea.

- Amor, eres tú, lo lamento. Es que Lisa estuvo llamándome todo el día.- me disculpo.

- Ya veo.- dice.- Antes de que me bloquees a mí también quiero saber a qué hora aterriza tu avión.

- No voy a bloquearte, tonto.- digo con una sonrisa.- Y mi avión aterriza a las 4.30.

- No podré ir a buscarte, lo lamento. Sé que lo prometí pero no me dejan salir.- se lamenta.

- Está bien, no te preocupes. Tomaré un taxi hasta el departamento.- digo algo apenada. De verdad tenía ganas de verlo.

Hay cosas que pasan solo una vez en la vida. Como encontrar el trabajo de tu sueños, tu lugar en el mundo, aquella casa ideal, como así también encontrar al amor de tu vida, puede que sea haciendo las compras, a la vuelta de una esquina o en el tren devuelta a casa. Incluso lo podemos encontrar aun cuando creemos ya haberlo encontrado.

Luego, de nosotros depende mantenerlo en nuestra vida. De lo contrario, nos quedaremos viviendo en el bucle donde conservaremos ese recuerdo de haberlo hallado. Intentaremos hacer que alguien encaje en su lugar. Porque en nuestra ingenuidad creeremos que hay más de una persona especial y que con cualquiera podremos tener eso que tanto soñamos alguna vez. Ese error nos hará dormir antes solo para escapar aunque sea un rato a ese lugar ideal.

¿Triste, no?

Eso me dijo la doctora Hoffman en una de nuestras últimas sesiones. Me sonó triste al principio, tampoco entendí muy bien por qué me estaba diciendo eso a mí, qué tenía que ver conmigo. Hasta que una noche, sentada frente a la chimenea de la cabaña que había alquilado, entendí todo.

Me encontraba sola, mirando el fuego arder frente a mí y eso me llevó a pensar en que era una afortunada de estar aquí con vida. Tuve múltiples oportunidades para morir y por alguna razón, Dios y la vida no lo quisieron. Después de tantos meses en una soledad que disfrutaba, había alguien que no salía de mi cabeza y deseaba que estuviera allí.

Cuando Caiga el SolWhere stories live. Discover now