Capítulo 1: Un día normal

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¿Cuántas formas hay de estar muerto? Instintivamente podemos decir que solo una; se para el corazón y listo. Estamos muertos. Indistintamente de la manera que eso ocurra, una enfermedad, un accidente, un golpe o lo que sea, el fin es el mismo. Pero hoy te voy a contar algo, podemos estar muertos estando vivos. Porque así estoy yo.

- Se me hace tarde.- Lai me saca de mis pensamientos, estoy sentada a los pies de la cama y lo miro acomodarse la corbata frente al espejo. Laian trabaja en una financiera, entró con una pasantía de honores que recibió de la facultad de economía.

Es demasiado bueno con las matemáticas, es inteligente, hábil para los negocios y tiene una sonrisa que con solo sacarla haría que le deposites un millón de dólares en su cuenta bancaria si quisiera.

Laian es alto, fornido, con un porte ancho y bien definido al estilo modelo de Calvin Klein, cabello castaño y unos ojos grises para morirse, eso fue lo que más me llamó la atención al verlo por primera vez. Pero cuando se enoja se le ponen tan oscuros que veo mi propia imagen llena de miedo reflejada en ellos.

El traje negro que lleva le queda pintado, está prácticamente hecho a su medida, los zapatos lustrados cual cristal hacen el combo perfecto para que sea el hombre más atractivo del mundo. Y sí, es todo mío.

No se ilusionen. Después de conocerlo, no querrían estar en mi lugar.

Se pone perfume, se acerca a mí y se agacha para quedar a mí altura.- ¿Sabés qué te amo, no?- pregunta con sinceridad y ojos tiernos, sonrió para él asintiendo con la cabeza, besa mis labios y se incorpora.- Trataré de volver temprano he iremos a cenar.- anuncia saliendo de la habitación.

- Está bien.- respondo recuperándome de mi transe. Me levanto y comienzo a alistarme para el trabajo. Yo tengo un micro emprendimiento con Lisa, mi mejor amiga, planeamos fiestas y cumpleaños infantiles, eso me encanta, es lo que alegra mi día. Además, estudio protocolo y ceremonial.

Me miro los brazos y ahí están, los moretones que dejó mi novio antes de entrar a bañarse, solo porque ayer deje el auto mal estacionado y me hicieron una multa. Me tomó de los brazos me sacudió con fuerza tirándome sobre la cama, diciendo lo inservible que era.

Hoy voy a usar un suéter con mangas largas, no quiero correr el riesgo de que Lisa lo vea. Hace más de un año que sospecha que Laian me maltrata, pero yo siempre se lo niego. Con lo inquieta que es no sé cuánto se quedará conforme con mis mentiras.

¿Alguna vez leyeron El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide? La historia de un científico, el Dr. Jekyll, que descubre una rara sustancia que al ingerirla saca lo peor de él, convirtiéndose en otra persona: Mr. Hide. Bueno, yo considero que Laian es así. Solo que a él, su Mr. Hide le brota de la nada sin ayuda de ninguna poción, o tal vez esa poción soy yo.

Por ejemplo, está mañana al despertar me encontré con el Dr. Jekyll, fue dulce y tierno conmigo, pero en cuanto le dije lo de la multa, el Dr. Jekyll se fue, dejando en su lugar a Mr. Hide en todo su esplendor. Antes de irse a su trabajo el Dr. Jekyll volvió a su sitio, mirándome con culpa y remordimiento por lo que el señor Hide había causado.

Después de cada episodio violento hacía mí, él siempre pregunta "¿Sabés que te amo, no?" espera con ansias a que yo responda que sí y eso lo deja conforme.

Yo creo que una parte de él siente remordimiento de ser como es, luego pienso que no, porque si así fuera haría el esfuerzo de cambiar y ni siquiera lo intenta. Incluso, nunca hablamos de eso, del golpe, después de que ocurre. Él solo dice que si preguntan diga que me golpee contra algo o que simplemente me caí, pero siempre son golpes que se van al cabo de unos días, en cambio mi corazón está cada vez más roto.

Cuando Caiga el SolWhere stories live. Discover now