Capítulo 9: Inti

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Un escritor argentino conocido por su nombre literario Raumsol dijo: "Poner en orden los pensamientos, en la vida, en todo lo que depende de nosotros y nos pertenece debe ser imperativo de conciencia"

Y si aplico esa frase a mi vida, en este momento, estoy en camino a poner mis pensamientos en orden.

Antes de salir Laian me aviso que no podrá asistir a nuestra terapia porque el mercado cambiario sube y baja y todo el mundo está como loco, no saldrá de trabajar hasta las 8pm. Voy a ir sola.

Son las 4.45 de la tarde de un lunes de fines de julio, hace frío está un poco nublado y voy camino a nuestra consulta con la psicóloga. En una descripción de mí, tengo una nariz casi rota, algo dentro de mí que está en pedazos y Eloy me dejo confundida, pero con un rayo de luz esperanzadora muy al fondo de mi ser, que estoy segura se apagará dentro de poco.

Olvidaremos esto, fingiéremos que nunca pasó, y mi pesar será mucho más grande porque besé a uno de los mejores amigos de mi novio.

Llego al consultorio a las 5 en punto, el lugar es grande, todo revestido en madera hay olor a lustra muebles y a cítricos en el ambiente, es tranquilizador. Una recepcionista teclea en una computadora detrás de un mostrador.

- Hola, mi nombre es Ama Coullin, tengo turno a las 5 pm con la doctora. El turno está a nombre de Laian Fox.- digo.

- Sí, la tengo agendada señorita Coullin y sí, con Laian Fox.- dice la chica, es muy amable y tranquila.

- Hoy estaré yo sola, porque mi novio no pudo salir de su trabajo para venir.- comento.

- Está bien, no hay problema, eso se lo dice a la Dra. Hoffman cuando la atienda.-

- ¿Tengo que abonarte algo?- pregunto

- Todavía no, lo haces después de la consulta, cuando la doctora haya esquematizado sus sesiones, se abonan las sesiones enteras y fijamos un día. Toma asiento y le aviso que llegaste.- explica y sale de su mostrador y yo me siento. Abre la puerta que está en el fondo del pasillo. – Puedes pasar, la doctora te está esperando.- anuncia.

Camino hasta el despacho de la Dra. Hoffman y lo primero que veo son sillones y divanes, parece que le gusta hacer que sus pacientes estén cómodos.

La doctora Hoffman está sentada detrás de su escritorio, es una mujer ya entrada en años, cabellos castaño perfectamente arreglado, ojos miel, lleva lentes y su mirada es muy serena.

- Señorita Coullin es un placer conocerla.- dice con una sonrisa y se levanta de su escritorio para recibirme.

- Es un gusto conocerla Dra. Hoffman.-digo

- El gusto es mío, puedes decirme Glenda si quieres ¿Tu novio no vino?- pregunta

- Laian es financista y hoy el mercado cambiario aumento así que están con mucho trabajo, tuvo que quedarse en la financiera.- explico.

- Está bien, empezaremos contigo, entonces, la próxima sesión ya hablaremos los tres.- dice.- Por favor, toma asiento allí.- indica y me señala el sillón que está debajo de la venta y ella se sienta en otro frente a mí, una mesa ratona nos separa.

- ¿Alguna vez has ido a terapia?- pregunta y tiene una agenda con una birome para anotar.

- Sí, cuando tenía 16 años mi madre murió de cáncer, fui a terapia para sobre llevar su muerte.- respondo y lo anota.

- ¿Cuánto hace que has dejado?

- 3 años

- ¿Y por qué dejaste de ir?

Cuando Caiga el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora