Capítulo 27 | Incómoda

440 20 1
                                    

Semanas después, ni yo misma puedo creerme lo que había estado viviendo. Es como si un filtro brillante de color rosa hubiera cubierto todo a mi alrededor. Tengo el trabajo de mis sueños... 

Y también al hombre de mis sueños despertando casi todos los días a mi lado. 

A decir verdad, caminar sobre nubes me daba miedo, pues en cualquier momento podían disolverse hacia la nada y hacerme caer mil metros hacia el suelo. Sin embargo, cada vez que el jefazo y yo estábamos juntos, a penas y podía dejar que esos pensamientos invadieran mi mente. 

Estaba feliz. Muy feliz. 

—¿En qué piensas, campanita? —me dice el jefazo al oído mientras mordisquea mi lóbulo y aprieta mi cintura. Ambos estamos recostados en su cama, desnudos, enredados entre las sábanas—. ¿Estás nerviosa por tu graduación de mañana? 

—Un poco —admito. Él se voltea para encararme y reposa su cabeza sobre su mano. La otra la utiliza para acariciar mi cuerpo sobre la tela—. Presiento que cuando suba al escenario a recibir mi diploma, voy a tropezarme y a caer sobre el director. 

—Créeme, no lo harás —intenta calmarme con una sonrisa—. Te verás hermosa.

Aish... Seunghyun siempre pensando en el físico —respondo con puchero para intentar sacudirme las mariposas que su comentario provocó en mí. 

—Sabes que no es así, estoy muy orgulloso de ti, Rosie-yah —responde acompañando sus palabras con un besito en la nariz, tan diminuto, que el roce de sus labios fue solamente un pequeño cosquilleo.

—También será el primer día que conocerás a mis padres —añado, emocionada—. ¿No estás nervioso? —pregunto, imitando lo que él mismo había dicho hace unos segundos. 

—Un poco —responde, tímido—. ¿Qué tal si no les agrado? ¿Tu madre intentará sobornarme para no estar a tu lado? 

—Eso sólo pasa en los dramas de la televisión —respondo mientras me río.

Súbitamente, se coloca encima de mí y acerca su rostro al mío, juntando nuestras frentes. 

—Menos mal que no es así, no soportaría no tenerte a mi lado. 

Es lo último que escucho antes de que sus labios tomen posesión de los míos. Su beso es tan demandante que me veo obligada a abrir mi boca un poco más para darle paso a su lengua, que recorre la comisura de mis labios para dejarla entrar. 

Mierda

Mi cuerpo se transforma en mantequilla y sus manos lo recorren con avidez, no dejando ni un centímetro de este sin atención. Mis manos se enredan en su cabello y acarician su suave espalda, perdiéndonos así el uno en el otro durante el resto de la noche.


A la mañana siguiente, después de una cariñosa rutina matutina que casi me hace llegar tarde a Infinite, comienzo mi día laboral reportándome en la oficina de Gong Yoo, para que me ponga al día con las actividades a realizar. 

—Gong Yoo-ssi la está esperando —me dice su asistente con una pequeña sonrisa. 

Yo le agradezco con una breve inclinación y entro en la oficina de mi más reciente jefe. A decir verdad, cada vez que ponía un pie adentro, no podía evitar compararla con la oficina de Seunghyun. Aquella que me rodeaba en ese momento era un poco más oscura y tenía carpetas y papeles por todas partes, nada que ver con lo ordenada y prolija que era la del jefazo. Además, olía mucho a que un fumador necesitaba desesperadamente abrir las ventanas. 

—Es un placer verte, Rosie —me dice mientras me indica con una mano que tome asiento. Yo lo hago. 

—Lo mismo digo, Gong Yoo-ssi. 

—Rosie, te he dicho que las formalidades no son necesarias. 

—Es un poco difícil, lo siento —respondo, apenada. 

—No, no te preocupes por eso, sólo quiero que lo tengas en mente. Trabajamos codo a codo, es importante que comencemos a hablarnos con más confianza —comenta mientras me regala una sonrisa y comienza a decirme lo que tenemos pendiente.

Nueva campaña del nuevo sabor de soju de Chum Churum. 

Presentarles a los ejecutivos de Nike los nuevos sneakers en colaboración con PEACEMINUSONE.

Reunión con el equipo de publicidad para monitorear el avance de los otros proyectos.

Eran tres grandes pendientes, por lo que presentía que tendría que quedarme a trabajar hasta tarde, pensamiento que se convirtió en realidad cuando el jefe me pidió quedarme horas extra.

—Lo lamento, Gong Yoo, pero hoy tengo un compromiso —respondo evitando mencionar la mayor información posible. No quería decirle que era mi graduación debido a que Seungri iba a estar ahí. 

¿Creo que eso no lo había mencionado, cierto?

Mi relación con Seungri... no era exactamente pública. 

Habíamos acordado mantener un bajo perfil durante algún tiempo, al menos hasta consolidarme en Infinite. Por esa razón, casi nadie en Aori Company sabía sobre lo nuestro, pues habíamos evitado que nadie de nuestras respectivas oficinas nos viera juntos. Seunghyun tenía miedo que nuestra relación diera mucho de qué hablar y que la gente, incluido Gong Yoo, pusiera en duda mi talento y mi éxito. 

—¿Hoy es tu graduación, no es cierto? —pregunta sorprendido, como si inesperadamente hubiera recordado algo. 

—¿C-cómo sabes eso? —inquiero, nerviosa. 

—Creo que te escuché decírselo a tus padres por teléfono cuando comimos junta a Seunghyun. Me da pena admitirlo —responde un poco sonrojado.

—No, para nada —digo algo incómoda. Sí, no me siento a gusto sabiendo que mi jefe me presta tanta atención.

—Entonces no hay problema, Rosie. Yo me haré cargo del trabajo restante. Puedes ir a tu graduación sin problema.

Poco dijimos después de eso antes de retirarme de su oficina. 

Mi mente divaga un poco sobre las palabras de Gong Yoo, sobre el haberme escuchado hablar por teléfono. Un breve escalofrío recorre mi cuerpo y durante el día no puedo sacármelo de la cabeza. No es hasta que llego a casa y veo a Yuna que comienzo a despejarme un poco y regreso al momento presente. 

—¡Unnie, ya es tarde! —dice mi amiga en cuanto me ve. No termino de parpadear ni una sola vez antes de que cierre la puerta tras de mí y comience a empujarme hacia la ducha—. Tienes que ducharte, Rosie-yah. Si no, no me dará tiempo de maquillarte, además tus padres no tardan en llegar y...

Yah...  Tranquilízate —le digo un poco abrumada—. Vamos justo a tiempo. 

—Más te vale, unnie. No te dejaré llegar tarde a tu propia graduación. 

Y así, sin más, dejo que el agua se lleve todo lo que aqueja mi mente. 









La chica que él nunca notó | SeungriWhere stories live. Discover now