Capítulo 19 | Malditas manías

531 51 10
                                    

—¡Eres una zorra! —la escucho gritar mientras se abalanza contra mí.

Asustada, doy un paso hacia atrás pero el piso está demasiado resbaloso. Veo el baño moverse en cámara lenta mientras caigo y mi cabeza se impacta directamente contra el inodoro.

Auch.

El dolor comienza a punzar. No me da tiempo de pensar en ello porque veo a Eunjin acercarse en mí en cámara lenta. Me preparo para que comience a atacarme, pero Seunghyun aparece y la levanta fuera del baño mientras ella pide a gritos que la suelten.

—¡Suéltame, mentiroso! —escucho que grita desde la puerta.

—Sal de aquí, Eunjin. Tú ya no tienes nada que hacer aquí —dice el jefazo evidentemente irritado. Ella responde algo que no logro entender—. No te vuelvas acercar a ella. Lo digo en serio.

Escucho un portazo y luego completo silencio, sólo acompañado de los fuertes latidos de mi corazón retumbando en mis oídos. Me incorporo un poco más para levantarme sin que la toalla que me rodea el cuerpo revelara más de lo necesario cuando veo al jefazo acercarse a mí y ponerse a mi altura.

—¿Estás bien? —pregunta suavemente mientras inspecciona mi cabeza—. ¿Dónde te golpeaste? —yo sólo señalo el lugar a manera de respuesta y vuelvo a intentar levantarme, pero Seunghyun me toma entre sus brazos y me levanta con delicadeza—. Ven, tenemos que ponerte hielo.

Acomoda varias almohadas en su cama y después me recuesta para que mi torso se encuentre un poco levantado. No le importa en absoluto que mi cuerpo, que aún sigue mojado por la ducha, empape sus sábanas. La cabeza me sigue punzando y mi corazón todavía no se tranquiliza.

Seunghyun se dirige a la cocina para envolver un poco de hielo en una toalla y después se sienta a mi lado para colocarla en mi cabeza. Yo me quejo un poco al sentir el contacto frío en mi piel.

—¿Está mejor? —pregunta preocupado—. Espero que no sea nada grave, tal vez deberíamos ir al hospital.

—Tranquilo, no fue tan malo —respondo para tranquilizarlo—. Dame, yo puedo —le digo tomando el pequeño envoltorio frío de sus manos para ser yo quien lo presione contra mi cabeza. Cuando siento que el frío es demasiado, hago los hielos a un lado.

—Lamento todo esto, Rosie-yah —me dice con el mismo brillo en los ojos de hace un rato.

Está herido. Le duele verme así.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Llamaron a la puerta cuando estabas duchándote. Vi que era ella y quise salir al pasillo para pedirle que se fuera pero escuchó la ducha y no pude detenerla —comienza a contarme con un poco de vergüenza—. Creo que ahora sabes por qué no quise hablar sobre ello anoche.

—Lo entiendo. Está loca, siquiera pensar en que nosotros...  —respondo pero me interrumpo a mí misma cuando me vuelvo consciente de lo que estaba a punto de salir de mi boca.

Claro que habíamos pasado la noche juntos... Sólo que no de esa manera. Me sonrojo un poco al pensar en aquella posibilidad.

—Lamento que esto haya sucedido. De verdad estoy muy avergonzado contigo. Nunca quiero ponerte en una situación así de nuevo y...  —dice con tanta ansiedad y premura que me sorprendo dándole un suave apretón en sus manos para calmar el torrente de palabras que comienzan a salir por su boca.

—Está bien, no pasa nada.

No alejo mis manos de las suyas. No puedo. Ambos tenemos las manos heladas por haber tocado el hielo pero nuestro tacto comienza a calentarnos gradualmente y sé con certeza, como pocas veces lo había hecho, que ambos no queremos dejar de tocarnos.

La chica que él nunca notó | SeungriWhere stories live. Discover now