Capítulo 5 | Miel sobre hojuelas

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—¿Estás bien, Rosie? —escucho que dice mi jefe, del cual sólo puedo ver sus zapatos casuales.

Cuando alzo la vista, me mira un poco preocupado mientras extiende una mano para levantarme. Su expresión es genuina y mi vergüenza es demasiada. Estoy tan concentrada en lo que acababa de pasar que no noto que está vestido con unos tenis blancos, un pantalón de mezclilla y una sudadera que le hacían ver como el novio que todas quisiéramos tener.

Bueno, al menos yo.

Su mano me toma con firmeza y me levanta como si fuera una pluma. Cuando me encuentro de pie, estoy tan cerca de él que puedo oler su loción y sentir el calor que su cuerpo irradia.

—Sí, todo bien. Gracias —le digo con un hilo de voz. El dolor en uno de mis tobillos es intenso y me quita el aliento.

—Fue una caída algo fea... ¿Estás segura que te encuentras bien? —dice la chica que tiene la mano entrelazada con la de Seunghyun.

—Sí, muy segura —reafirmo, un poco sorprendida por su voz aguda.

Discretamente, la examino de pies a cabeza. Su piel es definitivamente más blanca que la mía, su cara más ovalada, su cabello más lacio y claramente más alta y delgada. En resumen, completamente diferente a mí. Quise buscar algo que delatara lo insoportable y arpía que era detrás de su rostro inocente. Me esforcé, pero sólo pude encontrar miel sobre hojuelas. Su pregunta se sentía sincera y genuina.

En ese momento, quedó claro que yo no tenía la más mínima oportunidad. No podía siquiera intentar inmiscuirme en su relación. Se notaba a leguas que se querían.

Tenía que empezar a superar a Seunghyun. Rápido.

—Te presento a Eunjin, mi novia —dijo amablemente el chico del cabello platinado frente a mí.

—Mucho gusto —respondo con una pequeña inclinación, intentando parecer lo más animada posible.

De reojo vi a Yuna observar la escena con la boca abierta.

—Bueno, tenemos que irnos. Cuídate y fue un gusto verte, Rosie —se despide amablemente y coloca una mano en la espalda baja de su novia, quien inclina su cabeza a manera de despedida.

Los vi marcharse con mi mente vagando por el recuerdo del día que me encaminó hacia el elevador, donde también puso una mano en esa parte de mi espalda. Había sido casi imperceptible, pero aún recordaba lo intenso que se había sentido.

—¿También notaste que es una arpía, cierto? —me pregunta mi amiga tan pronto desaparecen y la gente deja de voltear en nuestra dirección.

—¡Claro que no y lo sabes! —exclamo algo irritada.

Aquél encuentro y el dolor de mi tobillo comenzaban a afectarme

—Intentaba reconfortarte un poco, unnie —admite Yuna—. ¡Pero debe haber algo mal con ella! No puede ser tan perfecta.

—Tal vez lo es...

Mi ánimo estaba por los suelos.

Yah.. No te pongas así. Ven, vamos a comprarte una playera libre de helado.

Al día siguiente, el dolor en el tobillo no podría ser peor. Acababa de recibir un correo electrónico de Seunghyun en donde me informaba que nos veríamos en la entrada del edificio para salir a conocer a algunas personas encargadas de la producción de los comerciales de la compañía y ya iba algo tarde. Podía caminar, pero no distancias tan largas ni tampoco tan rápido.

Cuando cierro la puerta del departamento detrás de mí, me pregunto cómo haré para caminar hasta la parada del autobús.

—¿Está todo bien, Rosie? —me pregunta una persona frente a mí.

Me asusto un poco ante la voz inesperada. Kyungsoo estaba saliendo de su hogar con las llaves de su auto en mano.

—Casi. Ayer en el centro comercial me lastimé el tobillo y no puedo caminar —me quejo, levantando uno de mis pies para que pueda ver el moretón en esa parte de mi cuerpo.

Cuando lo veo sonrojarse, me vuelvo consciente de que traigo puesta una falda, así que pongo la pierna rápidamente en el suelo.

¿Le acababa de mostrar mi ropa interior a mi vecino? ¿Tenía que morir de vergüenza dos veces seguidas?

—Yo te llevo —se ofrece después de unos segundos de risas incómodas y avergonzadas.

—¿No tienes que ir a abrir tu restaurante?

—Le pedí al sous-chef que llegara temprano para recibir un pescado especial el día de hoy, así que no hay problema —me dice con una sonrisa.

—Entonces acepto.

Abre la puerta para mí y subimos a su auto cuando llegamos al estacionamiento del edificio. Durante el trayecto, escuchamos música y le hago saber de lo encantada que estaba con el pan que había llevado el otro día.

—Yuna y yo lo devoramos todo esta mañana —le cuento emocionada, viendo el edificio de Aori Company cada vez más cerca.

—Me alegro que te gustara... Aunque debo admitir que llevarte comida no es desinteresado —admite tímido estacionándose frente al edificio.

—¿A qué te refieres? —pregunto mientras me desabrocho el cinturón de seguridad y volteo a verlo, atenta a lo que está a punto de decir.

—Sé cómo te sientes respecto a tu jefe —me dice, quitando las manos del volante y colocándolas en sus muslos. Voy a decir algo, pero me interrumpe—. Yuna me lo dijo. No la culpes, creo que lo hizo por mi bien. Aún así, llevarte lo que preparo es una manera de hacer que recuerdes que estoy ahí para lo que necesites.

Mi corazón se encoge. Tal vez Kyungsoo era la persona indicada para mí. Tal vez podría intentar que lo nuestro se volviera más formal. Definitivamente estar con él me transmitía paz y seguridad, como si estuviera disfrutando de un tiempo bajo el sol.

—¿Desde cuándo lo sabes? —pregunto curiosa.

—Desde hace unos meses... —confiesa encogiéndose de hombros.

Y a pesar de eso, había seguido siendo tan lindo como siempre.

—Kyungsoo-yah.. —comienzo a decir, pero vuelve a hablar antes de poder decir algo.

—No digas nada, Rosie. No es necesario. De hecho, quería preguntarte si quieres ir conmigo a una pequeña fiesta que haremos mis compañeros y yo. Últimamente el restaurante ha estado hasta reventar y queremos celebrar. Piénsalo.

Se baja del auto presuroso, como si temiera mi rechazo hacia su propuesta. Rodea el vehículo hasta mi puerta y la abre para mí, tomando mi mano para que pudiera bajar sin ejercer demasiada presión sobre el tobillo lastimado.

Cuando está a punto de soltarme, tomo una decisión. Impido que me suelte y doy un paso hacia adelante para juntar nuestros labios. Inmediatamente sus manos rodean mi cintura y me recarga suavemente sobre el auto. Me besa con delicadeza y yo suspiro contra su boca.

Se sentía bien. Podía hacerlo funcionar.

—Me encantaría ir —respondo sobre sus labios.

Lo siento sonreír ampliamente mientras se presiona un poco más contra mi cuerpo, dejándome aprisionada ente él y el auto. Sé que lo que estamos haciendo me conseguiría muchas miradas desaprobadoras en la calle.

Incluyendo la de Seunghyun, que está parado justo detrás de Kyungsoo.

La chica que él nunca notó | SeungriWhere stories live. Discover now