Jugando al escondite- Parte 1

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Empezó el juego. Subí a la primera planta. Estaba a oscuras con una ligera luz roja. Se podían escuchar risas de fondo pero sobretodo gemidos e incluso latigazos. Me dirigí a una de las habitaciones y había un grupo de chicas masturbándose las unas a las otras. Me quedé mirandolas y después seguí mirando el resto de habitaciones. En todas había chicas masturbándose, solas o en grupo, con o sin juguetes sexuales.
La pulsera que Clarissa me dió para que supiera cuando iba a por ella vibró. Era mi turno.
Me metí en la segunda habitación donde había una chica con antifaz desnuda, tirada en la cama de forma que nada mas abir la puerta podía ver su entrepierna. Me acerqué a ella, me desnudé por completo, me puso un antifaz y empezó a besarme. Después comenzó a besar mi cuello mientras masajeaba mi clitoris. Mis gemidos eran sonoros pero se mimetizaban con los del resto. Me empujó e introdujo su lengua en mi vagina. Yo me estremecía y gemía sin parar. De pronto, sentí como la puerta se abria. Miré y vi a Clarissa entrar. No podía apartar la mirada de su cuerpo mientras la otra chica llegaba a mi punto G. Clarissa parece no darse cuenta de que soy yo, pasa su latigo por mi mentón y se dirige fuera de la habitación. Tras ello, la otra chica empieza a frotar su vagina con la mia de forma acelerada, nuestros gemidos se convierten en uno y nuestro squirt moja todas las sábanas.
X: ha sido increible, cariño. Ahora te toca pasar al siguiente nivel. *dice mientras lame los jugos vaginales*
Había sido tan brutal que mis piernas temblaban. La pulsera volvió a vibrar y eso significaba que debía subir a la planta 2.
Me vuelvo a vestir, subo a la segunda planta y esta vez la luz es naranja. Empiezo a mirar las habitaciones y esta vez había chicas atadas a las camas esperando ser satisfechas. La pulsera vibra, Clarissa está cerca.
Me meto en la 204, me pongo el antifaz y me acerco a la chica atada a la cama. La beso y cojo el vibrador que había en la mesilla de noche. Se lo introduzco a velocidad media-alta, beso su cuello y juego con su clítoris. La chica sufre de placer, se retuerce y gime como nunca antes habia visto gemir a alguien. Subo la velocidad del vibrador y doy pequeños latigazos a su clítoris. Empieza a chorrear, parece una ducha y acabo empapada. Después, le desato las manos y la pongo a cuatro, la vuelvo a atar en esta posición, me pongo encima como si fuera mi caballito y le doy latigazos en el culo mientras froto mi vagina con su espalda. Ambas nos corremos y mi líquido corre por su espalda.
La pulsera vibra. Le quito el vibrador, ella cae rendida en la cama sin fuerzas, y yo me dirijo a la planta 3.
En la siguiente planta la luz es amarilla, y por lo que veo es la planta de los trios.
La pulsera vibra y puedo ver como Clarissa sube por las escaleras asi que me meto en la primera habitación que veo.
X: hola guapa, ven con nosotras y olvidate de tu cazadora.
Me acerco a la cama. La verdad es que no sabia que tenía tanto aguante en la cama pero es que este hotel hace que estés cachonda todo el tiempo y cada vez quieras más. Por cierto, mi conjunto lencero no sé donde se ha quedado pero iba completamente desnuda, solo llevaba el antifaz.
Las chicas me besan el cuello mientras una juega con mis pechos y la otra con mi vagina. Gimo, gimo como si no hubiese un mañana y escucho cómo la puerta se abre y alguien empieza a darme latigazos en el culo, lo que hace que me ponga más cachonda. Era Clarissa pero debía disimular. Se va.
Las chicas me tumban, una me lame la vagina y la otra pone la suya en mi boca asi que juego con ella. Las tres gemimos al unísono. Después, hice la tijera con una de ellas mientras veía como la otra se masturbaba al vernos. Las sabanas estaban igual de mojadas que nosotras. Ellas hicieron la tijera y yo me masturbé. Hicimos el trenecito y jugamos con nuestros anos y vaginas hasta que las tres nos corrimos a la vez. Tres preciosas cascadas comenzaron a caer y tres chicas cachondas gemían como si fuera a ser la ultima vez que follaran en su vida.
Fue increible, la mejor habitación hasta ahora. Quería seguir y no parar nunca pero la pulsera vibró.

CULPABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora