Masajista privada

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Mi marido y yo tenemos desde hace tiempo un negocio de masajes en nuestra propia casa. Hace unos meses él decidió instalar una especie de colchoneta/colchón inchable en la sala grande donde hacemos los masajes, que basicamente es como un baño. Lo que él no sabe es que desde que la puso, esa colchoneta que él cree que es para hacer masajes, en realidad es el lugar donde me he follado a muchas mujeres. Si, como lo ves, pongo los cuernos a mi marido con mujeres en nuestra propia casa mientras él cree que les estoy haciendo masajes. A veces me ha dicho que si que les deben de gustar por los ruidos que escucha o porque más de una vuelve. Tampoco sabe que tengo un negocio secreto, bueno no es negocio del todo. Basicamente me cree un correo en el que la gente, en su mayoría mujeres, me habla pars concretar una cita para un "masaje" pero en realidad solo quieren follar conmigo. Me inventé también un tipo de masaje en clave por si mi marido descubría el correo, se trata del Masaje de Lésvos, gracias Grecia por tener una isla llamada así.
X: buenas tardes, venía por si me podían hacer el Masaje de Lésvos.
Marido: buenas tardes, por supuesto, mi mujer la atenderá, yo no tengo mucha idea de esa técnica. Ahora llegará.
Me llama mi marido por un encargo y cuando llego veo a una mujer de unos cuarenta y tantos años parada en el salón, con un vestido negro que deja resaltar sus grandes y operados pechos y sus curvas.
Yo: sigame, por favor.
La llevo al baño, no sin antes avisarle a mi marido que si escucha agua no se asuste, pues es para dar ambiente. Cuando llegamos cierro la puerta con pestillo y a lo que me giro la señora está completamente desnuda. Yo solo voy en albornoz asi que me lo quito y ahora ambas estamos añ descubierto.
Yo: ¿cómo se llama?
X: Marissa.
Yo: encantada, Marissa. ¿Está lista?
Marissa: llevo esperando todo el día este momento...hagame lo que quiera, soy toda suya...
Enciendo la ducha y le digo que venga. Empiezo a mojar mi cuerpo con el agua mientras ella frota sus manos sobre mis pechos. La giro y pongo pegada a mi, abro sus piernas y sin avisar empiezo a tocar su zona íntima. Primero paso mis dedos de arriba a abajo suavemente para que sus labios vaginales se acostumbren a mis roces. Después, empiezo a jugar con su clítoris haciendo pequeños círculitos sobre éste. Marissa empieza a gemirme en mi oido, lo que hace que me ponga aún más cachonda asi que aumento la velocidad y ahora toco su coño con mayor intensidad. Sube su mano a mi cabeza y me agarra el cuello por detras como acto-reflejo del placer que está sintiendo. Se estremece y curva su cuerpo, gime e intenta cerrar las piernas de placer pero no le dejo.
Marissa: diosss...como me gusta...
Le muerdo el óvulo de la oreja, paso mi lengua por su cuello y ella gira la cara para así poder besar mis labios con pasión. Ella llega al orgasmo. Se gira y frota sus tetas contra las mías mientras nuestras lenguas juegan e intercambian saliba. De repente me empotra contra la pared, me abre de piernas y se pone de rodillas para después usar mi coño de piruleta. Noto como su lengua juega con mi clítoris, como el roce hace que el placer de mi cuerpo aumente con cada lamida, mordisco y pellizco. Gimo sin parar y agarro su cabeza para que no pare. Mete su lengua dentro de mí y empieza a penetrarme con ella. Dentro, afuera, dentro, afuera, así repetidas veces mientras que una mano la mueve con rapidez sobre mi clítoris. Me corro en su boca y llego al orgasmo.
Detengo la ducha y nos secamos un poco. Ella cree que ya hemos terminado pero en realidad no hemos hecho más que empezar.
Yo: ven, túmbate conmigo.
Me hace caso y se tumba, yo me pongo sobre ella.
Marissa: hazme tuya
Yo: ¿quieres ser mía?
Marissa: lo deseo, por favor no aguanto más, quiero seguir sintiéndote, vamos...si...dios por favor...mira...mira como me pones...tócame....si...si...te lo suplico...aah...siiii...
Se masturba mientras me suplica. Nadie me había hecho esto antes y la verdad que me encanta.
La detengo y la cojo de las piernas. La tumbo del todo y me pongo sobre ella en forma de tijera. Empiezo a subir y bajar provocando que nuestros coñitos se toquen y choquen. Cambiamos de movimiento para que se rocen más y ahora movemos nuestras caderas de lado a lado. Cada vez nos movemos más ràpido y se puede escuchar el chapoteo de nuestros coños mojaditos. Ambas gemimos de placer como si no hubiese un mañana. Ella araña mi piel y yo me aferro fuerte a una de sus piernas.
Marissa: ahahah...me corro...me corro...sisisiii...
Yo: córrete...sii...siii..siiii....aaaah....córrete conmigo...Marissaaaa...dios...Marissaa quiero sentir cómo te corres...dios...siii...ahí...ahí...
Noto cómo llega al climax y se corre y eso me provoca el squirting. Marissa coge parte de mi squirt y se moja el cuerpo con él, provocando que la colchoneta ahora resvale.
Marissa: me gusta que digas mi nombre...
Yo: no lo he dicho lo suficiente...
Dicho esto Marissa me mira y sonríe. Se pone detras mío sentada y yo apoyada en ella y empieza a masturbarme. Me abro de piernas al completo y ella se pone encima de una de mis piernas y sigue masturbando mi coño mientras roza el suyo con mi pierna. Nos besamos pero no aguanto mucho más y llego a otro orgasmo. Sin embargo, no me siento saciada del todo y ella tampoco porque ambas nos arrodillamos y nos besamos. Juega con mis pechos, los masajea y lame y yo los suyos. Después me pone a cuatro y hace como que me penetra hasta que me gira en un solo movimiento brusco y se pone entre mis piernas para hacer otra tijera. Esta vez es una tijera más feroz, con más ansias. Ambas nos movemos al unísono, nuestros coños se convierten en uno, nuestros gemidos podían oirse de aquí a Marte. Lo siento por mi marido pero él no me hacía gemir así.
Yo: sigue...sigue...sigueee...
Marissa: di mi nombre....
Yo: Ma...Marissaaaa...aaah...sii...siii..no pares...no pares Marissaaa...diosss
Marissa: dime...dime tu nombre....aaah...
Yo: Mery...si...si...dime Mery...Marissaa...grita mi nombre...sii...
Marissa: Meryyyy....Me...Meryy...me corro Meery....aaah...aah...siii...siii ya llego...aaaah...dioos Mery...sii...
Yo: aaaah Marissa...sigue...siii...no pares no pares no pareeees....aaaaah dioos...
Llegamos al orgasmo. Caemos rendidas en el colchon empapado de nuestros líquidos. Nosotras también empapadas con la respiración agitada y sin fuerzas asimilando lo que acababa de pasar.
Nos damos una ducha entre roces, besos y masturbaciones hasta que al final Marissa se va y mi marido no está.
Me encanta mi trabajo.

CULPABLEWhere stories live. Discover now