Madrastra

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Era verano, cuarenta grados a la sombra y yo el fin de semana lo pasaba en el piso de mi padre con su nueva mujer. Mis padres se separaron cuando yo tenía 12 años y desde entonces he visto cómo mi padre tenía varias relaciones, serias y de una sola noche, pero siempre con el mismo prototipo de mujer: flaca pero no excesivamente, pelo largo y castaño, ¡ah si! y que se hubiesen recién graduado de la universidad o estén a punto. El año pasado se casó con la que hoy en día es mi madrastra. Es una mezcla entre Kendall Jenner y Juliane Moore y por la edad podría ser perfectamente mi hermana, si no fuera porque me caía de culo.
La noche del sábado se suponía que iba a estar sola asi que invité a una amiga a dormir al piso. Hacía mucho calor asi que decidimos que lo mejor era no dormir juntas si no queriamos morir en el intento, asi que le dejé mi cuarto y yo dormí donde mi padre.
Tenía la costumbre de dormir completamente desnuda en verano, es un placer muy infravalorado. De pronto empiezo a sentir un calor distinto, el calor del momento en el que te empiezas a poner cachonda. Estaba durmiendo pero sentí que algo rozaba mis pechos con delicadeza. Después, el roce pasó directo a mi zona íntima y sentí una mano masajear mis labios vaginales. Estaba soñando. Por actoreflejo abri un poco más mis piernas para que la mano pudiese tocarme con más facilidad. Sentí circulos suaves y dulces rozando mi clítoris, movimientos suaves pero excitantes recorriendo de arriba a abajo mis labios vaginales y mi coño mojándose cada vez más. Sonreía. Era un sueño erótico muy realista, tan realista que empecé a gemir y a sentir la necesidad de tocarme.
Con los ojos cerrados todavía, me puse boca arriba en la cama, abrí mis piernas y dirigí mi mano hacia mi coño. Para mi sorpresa, no estaba siendo un sueño. Me asusté al sentir cómo una mano real me estaba tocando. Era mi madrastra.
Yo: ¿Qué cojones haces?
Madrastra: ¡shhh! despertarás a tu amiga.
Yo: ¿qué mierdas haces aquí? Se suponía que estabais fuera todo el finde.
Madrastra: Tu padre si.
Yo: ¿y que coño haces tocándome? Estás enferma,tia. ¡Lárgate de una puta vez antes de que llame a mi padre y se lo cuente todo!
Madrastra: No he visto que te molestara tanto, de hecho diría que estabas disfrutanzo mucho.
Pone su mano en mi muslo, cerca de mi zona íntima. Yo seguía cachonda.
Yo: Dejame...
Ella no me hizo caso y se acercó más para provocarme. Me besó. Al principio me resistí pero no podía más y le seguí el beso. Se puso delante mío y, mientras me besaba el cuello, volvió a tocarme, esta vez con mayor velocidad, pero siendo igual de dulce. Mi respiración se agitaba conforme sus dedos tocaban mi clítoris. Podía escucharse el chapoteo de mi coñito mojado y mis gemidos aumentando, lo que hacía que ella también aumentara la velocidad. Me penetro tres de sus dedos mientras seguía masturbándome de arriba a abajo, de lado a lado, fuerte, lento, suave, deprisa. Un cúmulo de todo que hizo que me corriera en poco rato.
Madrastra: si quieres llama a tu papaito...
Yo: no...quiero comerte toda.
Dicho esto, la empotre contra la cama y sumergí mi cara entre sus piernas para llevarme a la boca su coño mojado. Jugué con mi lengua, absorbía y pellizcaba su clítoris y penetraba mi lengua dentro de ella. Sabía muy rica. Ella gemía, se estremecía y me suplicaba que no parase. Pasé a penetrarle dos dedos izquierdos, mientras que con la mano derecha jugaba con fuerza y delicsdeza con su clítoris, llegando a su punto G y, con ello, a la mejor corrida que habrá tenido en años. Su respiración tras correrse estaba muy acelerada, le había provocado mucho placer.
Madrastra: ¡Diooos! Quiero más de ti, bebé.
Yo: haz feliz a tu hijastra, mamita.
Se levantó, me cogió como si fuera un koala y me empotro contra la pared. Nos besamos con mucha pasión. Después, me bajó al suelo de nuevo y desapareció. No entendía nada.
De repente, apareció con un cinturón en el que le colgaba una gran polla. Yo la miré mientras ponía un condón a la polla de plástico y un poco de gel.
Madrastra: ¿qué me dices?
Yo asentí, no tenía palabras. Me volvió a coger en brazos y a dmpotrarme contra la pared. Nos besamos de nuevo y de pronto empezó a penetrarme con la polla. Duro, muy duro. Me sentí genial con cada embestida. No podía parar de gemir.
Yo: ¡Ah!¡Aah!¡aaah! ¡sisisiii! No pares...no pares...diooos....
Ella iba cada vez más rapido conforme yo perdía fuerzas por el placer. Me volví a correr.
Me bajó al suelo, se quitó el cinturón y me dió un beso muy dulce, como si eso hubiese sido el final. Pero no iba a serlo.
Cogí el cinturón, lo preparé y me lo puse. De un movimiento la puse en cuatro en el suelo y empecé a penetrarle el dildo por el culo. Ella gemía de mucho placer, sabía que le gustaba que le dieran por atras porque más de una vez la escuche follar con mi padre. Sus pechos acabaron contra el suelo y de las embestidas se movía de alante a atras. Logré que llegara de nuevo al orgasmo.
Madrastra: eres mi nuevo vicio, bebé.
Yo: y tú mi nueva mamita a la que follaré cuando quiera.
Madrastra: tu padre llegará mañana...
Yo: aprovechemos entonces...
Dicho esto, entrelazó sus piernas con las mías en forma de tijera y comenzó a moverse. Escupió entre nuestras vaginas y siguió rozando nuestros coños muy mojados que no hacían otra cosa aparte de chapotear. Nos moviamos con rapidez, y fue tanto el placer que de pronto las dos soltamos cual chorro a presión un squirt que hizo que no quisieramos parar nunca. Nos corrimos y llegamos al orgasmo a la vez. Nos quedamos sin fuerzas y estábamos empapadas, asi que nos dimos una ducha rápida entre besos, caricias y más masturbaciones entre nosotras, y nos fuimos las dos desnudas a dormir juntas.
Al día siguiente me desperté y ella no estaba, dudaba si había sido un sueño o no pero al girarme ví su vibrador en la almohada con una nota suya que decía "para que no me eches de menos". Lo encendí y recordando la noche que pasamos, me empecé a masturbar mientras también olía su almohada, que olía a ella. De pronto mi amiga abrió la puerta de golpe.
Amiga: ¿pero tú de qué vas? ¿No tuviste anoche suficiente folleteo con tu madrastra que ahora te tienes que masturbar pensando en ella?
Estaba en shock y creo que por mi cara lo supo.
Amiga: ¡oh vamos! Las paredes son de papel. Todo el edificio os escucho gemir y daros duro contra el muro.
Me reí y me puse roja. Había sido una noche de locura y el mejor sexo de mi vida había sido con mi madrastra, a la cual sigo odiando.

CULPABLEWhere stories live. Discover now