Capitulo 27.

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Paso las manos sobre mi cabello mojado de sudor, mirandome en el pequeño espejo que tengo en mi casillero. Respiro una y otra vez, aclarando mi mente, tomando aire y tratando de tranquilizar mis nervios

—¿Estás bien?—pregunta Seth con las cejas arrugadas, lo miro de reojo pero no lo veo frente a frente.

—Si—miento—solo estoy cansado.

—No te preocupes por el partido, a veces no tenemos buenos días.—dice, dándome una sonrisa de boca cerrada con un apretón de hombros.

—Lo he arruinado.—suelto con voz ronca. Ryder se acerca y me jala del cabello.

—Oye, no arruinaste nada, amigo—dice sin ninguna expresión— hoy no fue nuestro día y no debes culparte por eso.

—Habían reclutadores en este partido.

—Mejoraremos en la siguiente, tenemos un mes para hacerlo, no te preocupes por eso.—dice tratando de animarme, pero no logra mucho.

Acabamos de perder un partido importante de basquetbol en el cual habían reclutadores de universidades.

Todo iba tan bien, me sentía confiado como siempre lo estoy, hasta que de la nada comencé a fallar los tiros, mi cabeza me daba vueltas y no encontraba manera de dar algún pase.

Me sentía un fracasado. El equipo confiaba en mí, siempre me da el balón a mi porque saben que siempre encestó, pero está vez falle de manera vergonzosa que me siento tan culpable por haberles fallado.

Ignoro a mis amigos y tomo mi toalla, cierro mi casillero con irá y voy a tomar una ducha.

No sé que pasa por mi cabeza. Todo estaba en orden, estoy mejorando en mis notas, mis entrevistas para la universidad se aproximan y sentía que estaba listo y ahora... Arruine todo.

Unas chicas se acercaron a mi para tratar de abrazarme pero las ignoro con frialdad. No quería ser grosero, pero no me apetecía ver a nadie.

Jamás había fallado así. Siempre que falló algún tiro me obligó a mi mismo a hacerlo mejor, pero está vez no podía.

Veía la cara de desagrado de mi padre y la de los reclutadores viendo a los chicos del equipo contrario y me dió un desánimo terrible.

Tomo una ducha tratando de relajarme, pero no consigo mucho. Sigo con el ánimo decaído y mi cabeza no deja de pensar y hacerse ideas absurdas que me comen por dentro.

Me visto rápidamente y salgo de la escuela, lo único que quiero es irme a casa y encerrarme en mi habitación, escuchar mi música favorita a todo volumen y esperar a que lo triste se me vaya.

—Blake, espera.—escuche la dulce voz angelical de Mackenzie que hace que gire mi vista hacia ella. Se acerca a mi con una ligera sonrisa triste. Trae puesta una playera del equipo de Westers y sonrió al ver lo gigante que le queda.

Me acerco a ella pero no digo nada, me quedo en silencio. No me atrevo a pronunciar algo, es la primera vez que viene a apoyarme a un partido y lo perdí. Ni siquiera pude sorprenderla.

—¿Estás bien?—pregunta, mordiendo su labio.

—Sí—contesto—solo estoy un poco decaído por el partido.

—No te fue mal—dice, tomando mi mano—se ve que te desconcentraste un poco, pero es normal.

—No es normal, Mack, arruine el partido.—contradigo, molesto por mi estúpido juego del día de hoy.

—No arruinaste nada, Blake, hay muchos jugadores en el equipo y el peso no debe caer solo en ti.

—Se supone que soy el capitán, debo hacer más que todos.

Sentimientos ocultosWhere stories live. Discover now