Capítulo nueve

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Tengo sueño.

Ya sé que es mi mood constante pero si no me quejo no soy persona.

No suele dormir muchas horas, pero cuando empezaban los exámenes todavía dormía menos. Según los profesores no eran exámenes sino controles, así íbamos estudiando sobre la marcha y no lo dejábamos todo para el último día.

Spoiler: Estudiábamos de todas maneras el día antes del examen.

No sé cómo piensan que nos organizamos, pero al menos a mi no me da la vida. Si mandan deberes hay que hacerlos, ya son suficientes asignaturas, si mandan trabajos también, en las lenguas siempre mandan leer libros (gallego, castillo e inglés) por lo que había que leerlos. Así que, ¿cómo quieren que estudiemos algo todos los días?

No se puede.

Al menos yo no puedo.

Yo necesito llegar a casa, comer tranquilamente, dejar que la comida repose en mi estómago durante un rato, hacer después los deberes con calma, mirar Instagram de vez en cuando y entrar a Wattpad para mirar si las historias que tengo en mi biblioteca han sido actualizadas. Había prioridades.

Pero no iba a decirle eso a los profesores.

Ese día había dormido cuatro horas como mucho, tenía más ojeras que ganas de vivir, creo que ni siquiera había lavado bien la cara por la mañana, el pelo lo llevaba a medio desenredar, no es como si alguien fuera a fijarse demasiado en mi. Los días de prueba ya habían pasado, seguía siendo la nueva, pero de una manera más discreta porque ahora todo el mundo sabía que lo era.

Patricia me saludó en el pasillo, justo antes de entrar a mi aula. Había examen de gallego. La profesora ya estaba allí, las mesas estaban más separadas de lo normal con una perfecta distribución para que los alumnos no copiásemos los unos de los otros.

Me senté en uno de los sitios que estaba vacío y recé un padre nuestro, solo por si las dudas, nunca venía mal un poco de ayuda celestial.

Veña, veña... Que xa vai sendo hora de comezar —habló la profesora, mirando cómo empezaban a llegar los demás alumnos.

Christen era uno de ellos, que ni siquiera me miró y se lo agradecí, si mal no recuerdo lo abofeteé en la fiesta y después nos vimos una vez pero no llegamos a hablar. Y es que quizá la bofetada fue lo de menos, la tensión sexual que se sintió después fue enorme. Todavía puedo sentir sus labios rozando los míos, su aliento en mi rostro, sus ojos brillando de esa manera oscura y peculiar... Me había dicho que estaba buena. Eso era un avance para alguien como él, ¿no?

Bueno, hablo como si lo conociera de algo cuando es obvio que no es así.

Sorprendentemente se sentó delante de mi.

Vaya, vaya...

Y yo que quería mantener las distancias...

—Christen, déjame a mi sentarme aquí —pidió Gabriel, uno de nuestros compañeros de clase, coincidía con él en bastantes asignaturas y no terminaba de agradarme.

Era uno de los amigos de Christopher, estaba segura. Estuvo con él en la fiesta y también estaba en el grupo que le gritó el día que nos conocimos.

Es el típico chico que hace bromas que no tienen gracia solo para hacer reír a unos cuantos.

Era el típico chico que a mi me caía mal.

—Lárgate —escupió, con un tono más duro del que solía tener, sin levantar la cabeza.

—No, tío, escúchame... —empezó a susurrar.

Alzó la mirada y estoy segura de que sus ojos no expresaron ni el más mínimo destello de empatía.

—¿Quieres que te lo diga en gallego? —inquiere—. He dicho que te largues, no me hagas repetirlo una tercera vez.

Aprieta los labios, mirándolo con rencor, y después me mira a mi de manera fugaz antes de ir a sentarse a otro lado.

La profesora empieza a repartir los exámenes antes de que mis neuronas conecten y pueda pensar en el momento que acababa de presenciar. Ahí había algo. Mi cabeza me decía que eso no había sido coincidencia, no cuando Gabriel estaba moviendo su pierna con nerviosismo mirando en la dirección en la que yo me encontraba.

Tampoco pude concentrarme demasiado en ello porque en cuanto el examen tocó mi mesa empecé a hacerlo.

No era fácil, la literatura tenía sus dificultades y yo quería explayarme todo lo que pudiera.

Pódesme dar un folio? —levanté la mano para preguntar.

Non, para que o precisas?

—Porque non me colle —gruñí por lo bajo.

—Pois ten que collerche.

Escuché como Gabriel hacía burla a mis palabras diciendo "eso dicen todas, pero después bien que les coge". Juro que este tío cada vez me da más asco, si eso es posible.

Él me guiña un ojo cuando se da cuenta que estoy mirando en su dirección. Volteo rápidamente pero no tarda en volver a molestarme, esta vez doblando un folio a la mitad y arrastrándolo por el suelo, creo que venía para mi pero su puntería falla un poco y termina algo más adelante de mi pupitre.

"Cógelo" pude leer en sus labios.

Lo que me faltaba.

Me incliné ligeramente hacia delante y justo en este momento supe que la había cagado.

—¡Profe, la nueva está intentando copiar! —me acusó.

¿Perdón?

Escuché a Christen bufar antes de mirarme sobre su hombro.

—Enderézate.

—Es que... —tenía que advertirle de la hoja.

—Que te endereces —espetó, la profesora ya se había levantado para mirarme a mi directamente.

Tenía mirada acusadora así que yo solo puse una sonrisa confusa.

Christen, que tenía las piernas largas, estiró una de ellas para tomar el papel con su zapato y, cuando la profesora se movilizó para venir a ver de cerca si estaba o no copiando, él pisó la hoja de manera disimulada, como si allí no hubiera pasado nada y fuera totalmente ajeno.

¿Christen acababa de salvarme?

Vaya, vaya... Eso no me lo esperaba.

Por suerte la profesora pudo ver que no estaba copiando, pero aún así me retiró el examen para que no pudiera seguir haciéndolo. No lo había terminado. Con lo que tenía me daba para aprobar pero no me parecía justo.

Ahora lo entendía todo, sabía la razón por la que Gabriel se quiso sentar delante y Christen se lo impidió, él sabía que esto pasaría. ¿Pero cómo? ¿Es que acaso todos iban a conspirar ahora en mi contra?

Tenía que andarme con cuidado.

Y eso que a mi el cuidado no me gustaba demasiado.

¿Me iban a dar guerra?

Pues ahí estaba yo para luchar.

Tripliciter Where stories live. Discover now