Capítulo [3]

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Sorpresa

Alex

Desde ahora no diré nada en las clases, ¿por qué dije que podría llevar los libros cuando en realidad soy una despistada? No lo hice mal, solo fue..., llevaba una semana viniendo a la biblioteca por esos libros, que yo dije que iría porque me subirían puntos.

Y pum, se arruina.

Ese no es mi único problema, el otro problema es que ahora nos habíamos quedado sin libros. Me dieron una caja que no era, bueno, el chico que me la dio tomó la caja que no era, y estaba completamente jodida porque el profesor me puso un trabajo extra... ¡y solo a mi!

Me dejé caer en la silla, frustrada.

—Te ves muy... exhausta, ¿no te apetece salir de fiesta? Hoy saldré con unas amigas.

La miré de reojo, estaba con ropa interior paseándose por toda la habitación. Su cabello negro peinado por una cola de caballo y llevaba un maquillaje simple, pero muy bonito.

—No lo sé... no conozco a tus amigas —sería una vergüenza, algo incomodo estar ahí y que nadie me conozca.

—Exacto, puedes hacer amigos. Habrá muchos chicos guapos, ardientes —se mordió el labio y bajó y subió las cejas con picardía.

—Los chicos son lo de menos.

Se puso de pie y comenzó a vestirse, unos jeans ajustados y una blusa de tirantes color negra. Se giró para mirarme y ladeó la cabeza.

—Bueno, allá tú si quieres pasarte la noche haciendo un estúpido trabajo. Yo iré a divertirme.

Dejé escapar un suspiro, miré la hora en mi celular y fruncí los labios. No voy a fiestas desde hace un tiempo, a la última que asistí fue a un cumpleaños de uno de los alumnos de Dennis. Una muy buena fiesta por cierto, el niño me dio pastel extra por ser bonita.

Recuerdo que se pegó a mi pierna porque no quería que me fuera. Algo vergonzoso, más para su madre, ella me pidió muchas disculpas, yo no tenía idea de que hacer y Dennis se burlaba de mi. Oh Dennis, te odio.

—Está bien si iré.

Cerré mi laptop y me puse de pie, Atenas me miró por el espejo y asintió con la cabeza.

—¡Genial! Le avisaré a mis amigas.

Fui a mi estante de ropa limpia para buscar algo que ponerme, tomé un pantalón al azar y una blusa floreada. Me detuve al ver otra blusa que combina más con el pantalón, y volví hacerlo al ver mis jeans favoritos.

No, no, no y no.

Solo usaba esos jeans cuando el clima estaba frío y, no hacía ni una pizca de frío. El problema con esos jeans es que cuando hace calor y los uso se me pegan tanto que se siente tan incómodo, es un lío quitarlos.

Al final escogí un vestido negro con flores azules y de mangas cortas. Al estarlo poniendo, maldije en voz baja cuando lo sentí muy ajustado, creo que es una señal de que tengo que bajarle al pastel de chocolate.

Algo que me niego a hacer.

—Te ves muy guapa —dijo Atenas mientras caminábamos hacia la salida, le dediqué una sonrisa—, creo que debí ponerme un vestido. Hace mucho calor.

-Así te ves bien -dije de manera malosa, Atenas se puso roja y me sonrió.

Salimos de la residencia sin ningún problema, ella se cruzó la calle y tuve que seguirla. Estuve detrás de ella mientras no se quien llegaba por nosotras.

Es raro el amor ©Where stories live. Discover now