Capítulo [8]

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Excusas y más excusas

Mason

Terminé de darme una ducha y envolví mi cintura con una toalla. Sequé mi cabello y salí del baño rumbo a la cocina, sentí una corriente helada justo cuando abrí el estante de galletas y saqué un paquete. Formé una nueva al no ver mis galletas favoritas, que suelen ser las canelitas, terminé por agarrar la caja de oreos.

Justo cuando abrí las galletas, Ansel con una mano en la cabeza salió de la habitación. Se miraba cansado y como no, creo que la noche anterior tuvo algo de acción y algún pequeño problema.

Se sentó en los bancos altos de la barra y me arrebató la bolsa de galletas, hundí las cejas y volví a quitárselas. Me miró mal, le lancé la caja de galletas.

—No me culpes de que las chicas huyan de tu habitación a las diez de la mañana —dictamine.

—Solo ella se ha ido —soltó un suspiro exagerado—, nadie me ha hecho eso.

—Bueno, siempre hay una primera vez para todo.

Me encogí de hombros y me eche una galleta a la boca. Ansel asintió con la cabeza y me entregó la caja de galletas, la tomé y volví a guardarla en la estantería.

—Creo que esa chica me gusta —dijo finalmente. Lo miré de reojo.

—No quiero sonar mal, pero… ¿de qué chica estamos hablando?

Oh vamos, con Ansel nada se sabía.

—¿De qué chica estás pensando tú?

—¿De Arisa?

—¡¿Quién mierda es Arisa?! —gruñó.

—Arisa, la chica de cabello negro, que tenía un corazón tatuado entre sus pechos y también se ponía pupilentes, ah y también tenía un tatuaje justo aquí. Era una flecha…

—Ya, ya, ya… la recuerdo, ella jamas me gustó. Solo nos acostamos un par de veces—pareció recordar algo porque se quedó en la luna—, ¿tú cómo sabes todo eso?

No respondí al momento, vino a mi mente la vez que estaba tan ebria que comenzó a quitarse la ropa. Fue ahí donde vi sus dos tatuajes, mientras ella se quitaba la ropa yo trataba de cubrirla con su misma ropa.

Recibí una bofetada en la cara.

—No me acosté con ella si es lo que piensas.

—Ok… —se metio una galleta a la boca y hundió las cejas—, pregunta. ¿Por qué no fuiste a la práctica?

—¿Por qué no fuiste tú?

—Me levanté tarde.

—Oh, qué buena excusa, los profesores de pondrán un punto extra por ser tan honesto.

Me saco el dedo de en medio.

—No, hablo en serio. No te vi en ningún momento, ¿en donde estabas?

—Por ahí —me encogí de hombros.

—¿Estabas con una chica? Eso suena tan extraño, espera un momento… ¡¿estabas con…?!

No pude terminar porque el sonido de un móvil comenzó a sonar. Asentí con la cabeza antes de irme a mi habitación casi corriendo.

—¡Mason no te vayas, no me dejes con el chisme a medias!

Entre a mi habitación y fui por mi móvil, no alcancé a contestar pero vi que se trataba de Ian. Le envié un mensaje que estaba por cambiarme y yo le hablaría cuando esté listo.

Es raro el amor ©Where stories live. Discover now