Capítulo [15]

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¿Quién es Sereno? Me perdí


Alex

—¡Me mudaré!

Abrí la boca para decir algo y luego volví a cerrarla. No sabía si debería estar feliz o preocupada, ella se mudaría.

—Oh vamos— formó un puchero—, di algo por favor. No será lejos a donde me mudaré, en realidad solo está a media hora de aquí en metro. Tu podrás visitarme cuando quieras.

No pude más y me puse de pie para estamparle un beso en la mejilla. La abracé con todas mis fuerzas y le revolví el cabello.

—Me alegro por ti, Nakia— le dije—. ¿Esto era de lo que querías hablar el otro día?

Ambas nos separamos y nos sentamos en nuestros respectivos lugares. Ella se encogió en su lugar y asintió con la cabeza.

—Si, no quiero seguir viviendo ahí. El lugar lo venderé y la mudanza comienza esta semana que viene.

—¿No quieres que te ayude en algo? Puedo hacer mis trabajos para otro día.

—No, está bien. Vendrá un camión que se lo llevará todo, venderé la mayoría de los muebles— se inclinó y dejó una mano en la mía—. Tus cosas estarán bien, me encargaré de llevarme todo.

Medio sonreí y me rasqué la cabeza con la mano libre.

—Hablando de eso…— carraspee—, quiero rentar un departamento. Aquí en esta zona, es la que más conozco y me gustaría poder vivir sola… si no te molesta.

—¿Molestarme? ¡Jamás podría! Me parece bien que quieras empezar una nueva vida después de tus estudios, yo puedo ayudarte a buscar algún departamento barato y en buen estado.

—Si…— sonreí.

—¡Esto es maravilloso!— se deja caer en la silla con los brazos estirados— Ambas estamos viviendo la vida, tu y yo contra el mundo. No puede ser que yo vaya a mudarme después de mucho tiempo y tu ya quieras alquilar un departamento.

La mesera llegó con nuestros cafés, le puse azúcar al mío y me lo llevé a los labios. Con el frío ni siquiera se sentía lo caliente que estaba el café.

—Oye, ¿a donde te fuiste después de hablar con papá y mamá? ¿Te fuiste con Mason?— imitó un sonido muy patético, puse los ojos en blanco y comencé a reírme— Lo sabía.

—¿Qué?

—¡Te has puesto roja! ¿A dónde fueron? ¿Se besaron? Dímelo ya.

—No, nos besamos— tan solo pensar lo que pasó, una vergüenza me invade todo el cuerpo—. Solo… conduje una motocicleta como lo ilegal que soy y caminamos por calles que en mi vida había visto. Comimos elotes y también tomé tres vasos de mezcal. Debes probarlos, saben muy bien.

—¿Entonces no se besaron?

—Mhmmm, no.

Ella frunció los labios y se cruzó de brazos.

—Deberían darse prisa.

—No llevamos prisa.

—La tensión que cargan cada que se ven, si.

—No cargamos ninguna tensión.

—Eso dímelo cuando estén juntos. ¿Cuándo se verán otra vez?— le dio un sorbo a su café. Me encogí de hombros distraída— ¿Eso quiere decir que no se verán?

Asentí con la cabeza.

—Invitalo a cenar— detuve todos mis movimientos y clavé mis ojos en ella—. Tenemos una cena pendiente, dile que traiga a su hermana si es posible. Esa chica me recuerda mucho a ti.

Es raro el amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora