Capitulo [28]

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Calcetas de zanahoria


Mason

Hubiese sido fácil decir que no sonreí en estas últimas semanas. ¿Y para que mentir? Admito que tuve días en los que me quedé en la cama; pensando en ella, cuando despertaba a su lado y tenía a Alex pegada a mi, como si temiera a que me fuera.

Y otras veces me dedicaba a estar con mis amigos y pasarla bien. A concentrarme en mi trabajo, en poder alegrarles el día a los clientes. En aprender más en las prácticas, en ser mejor de lo que imaginé. Ir por Ian a la escuela, pasar el día con ella y escucharla decir «extraño mis clases de italiano» para luego responderle con un «yo extraño a tu maestra».

La extrañé en todo este tiempo, estos días de califique como «pasable». Me preguntaba cada día que habrá sido de su prima, o del bebé. Que habrá sido del problema que tiene con sus padres, no lo sé. Tenía muchas preguntas.

Solté un suspiro y agarré el móvil, entré a su chat. «Solo será un mensaje para ver qué tal está» pienso cuando escribo el mensaje.

-Ey, dijimos que nada de moviles está noche -Jason me lo quita antes de que pueda enviarlo, o terminar de escribirlo.

Me pongo de pie, pero es tarde. El ya lo apagó.

-¿Por qué leí Alex? -me mira aburrido- ¿Ibas a enviarle algún mensaje? ¿En serio? ¿Tan bajo caes, Mason?

-Solo iba a preguntar cómo estaba.

-Aja, ¿ibas a enviarle mensaje luego de que te terminó?

-No me terminó, dijo que es un respiro -digo por millonesima vez.

Jason sacude la cabeza.

-Es lo mismo -suspira.

Se sienta a lado mío en el sofá, es tarde. El reloj marca más de la once de la noche.

-¿Ya empacaste lo que te llevarás? -pregunta, tratando de desviar el tema.

-Algo así, he metido un bañador y ya -admito. Jason me mira de reojo.

-¿Qué crees que pase en la fiesta? -se rasca el mejilla. Me fijo en lo que tiene en el cuello, es una marca de lo que fue un chupetón. Le resto importancia.

-No sé, ¿qué pasó en la anterior?

Se queda mirando el techo un rato.

-Rompieron la puerta de cristal, Ansel se ligó a una chica en el baño. Héctor se desnudos frente a todos, tú te besaste con todas las chicas de la fiesta. Ah, y yo estaba fornicando en el bosquesito -suelta una risita.

-¿Crees que Alex vaya a la fiesta? -pregunto.

Escuchó su suspiro.

-No se, ¿la invitaste antes?

Niego con la cabeza. Recuerdo haberle comentado, pero no la invité. ¿Por qué mierda no lo hice?

-Tal vez vaya -lo miro-, Ansel invitó a Mikaela y ellas dos son muy amigas. Y, a demás, le dije que invitará a quien quisiera.

Es raro el amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora