Capítulo [6]

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Respira, se que la veremos


Mason

-¿Y por qué yo no puedo ir? -refunfuñó Ian con las cejas hundidas.

-Porque no.

-Oh vamos, Mason no seas así...

Dejé el último costal de cemento en la cochera, controlé un poco mi respiración antes de quitar el sudor que apenas y se acumulaba en mi frente.

Ian me miró con ojos de cachorrito, negué con la cabeza y fue en ese momento cuando Jason llegó con otro costal. Lo echó encima de todos los demás y se dejó caer en el enorme sofá, Ian lo miró mal.

-¿Por qué el sí irá? -señaló a Jason y se cruzó de brazos.

-Deja de discutir lo indiscutible por favor.

Se sentó junto a mi y me rodeó el hombro con su brazo, alejé mi cabeza y puse mi peor cara.

-Yo estaré en el auto si quieres, no los voy a molestar -negué con la cabeza, ella rodó los ojos y me empujó.

-Eres menor de edad, no puedo llevarte y además vas a la escuela mañana.

-Tú también vas a ir -se entrometió Jason. Lo miré de una manera fría, él alzó sus manos en una forma de rendirse y fingió que ponía un candado a su boca.

-Mason, no quiero estar en casa- me dijo para que solo ambos lo escucharamos.

Hundí las cejas y de inmediato le presté toda mi atención.

-¿Por qué? ¿Pasa algo?

-No sé -respiró hondo y cerró los ojos por unos breves segundos-, estoy cansada de que mamá se queje de todo lo que hago. Ni hablemos de papá, me repite constantemente que gorda no conseguiré pareja.

Apreté la mandíbula, sabía que esto pasaría pero no ahora.

-¿Ya escogiste a la universidad a la que quieres ir? ¿O lo que quieres estudiar?

-Me gustaría estudiar periodismo -hundió la cejas-. Mejor no... ¿contaduría? ¿Chef? ¡Diablos no lo sé!

-Aún te quedan dos años, puedes experimentar y averiguar qué te atrae. Pero... qué no sea tan tarde.

-Cuando escoja...-tragó saliva-, ¿podré vivir contigo?

Solté un suspiro y miré mis manos, al final solté una leve risa y asentí con la cabeza. Ian soltó un chillido y me dio un abrazo.

-Se que faltan dos años pero ya me quiero ir a vivir contigo. ¡Será genial! Corres a tu amigo Ansel y...

-Bueno... eh... él se quedará ahí.

-¡¿Qué?!

-Son dos habitaciones, yo no tengo problema en compartirla. Le diré a Ansel que te deje la habitación y listo, todos vivimos muy felices.

-Okay.

-Ian -la llamé unos segundos después, ella me miró de inmediato-, ¿Te parece que venga por ti el viernes? Te traeré el domingo en la tarde o en la noche.

Es raro el amor ©Where stories live. Discover now