Capítulo [19]

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Que me bese y me deje sin oxígeno


Alex

-Mi vida es una basura.

-Claro que no, si hablamos de basura. Sin duda sería...

-No, tú vida no es ninguna basura, Alex -Atenas se quita las rebanadas de pepino que tenía en los ojos.

-No iba a decir que mi vida es una basura.

-¿Entonces?

-Que la única basura es Kanye West.

-Bueno. En eso sí tienes razón. No puedo contradecirte. ¿En dónde sabes lo que hizo? Yo lo escuché por María.

A Atenas se le borra la pequeña sonrisa que tenía en los labios y no la culpo, ha salido muy mal con todas sus amigas. Es por eso que ha estado saliendo conmigo o como lo hizo ayer, que salió sola y sin miedo a nada.

La única que creo que se salvó fue la tal Raven, por lo que me ha contado. Aún tiene conexión con ella y se llevan mucho mejor que antes, eso fue algo que me alegró.

-Me lo contó Mikaela, hablando de ella... ¿te apetece salir con ella?

Recibí un mensaje por instagram de ella, no tengo idea de cómo me encontró. No es algo que me importe, o me moleste. Lo bueno es que le he pasado mi número y nos hemos estado mensajeando desde ayer en la noche, desde que Mason me trajo de vuelta a la residencia.

Aún me encontraba muy aturdida y pérdida por lo que se le había ocurrido hacer en medio de una banqueta con muchas personas caminando alrededor.

-¿Salir? ¿Cómo un grupo de amigas? ¿Las tres juntas?

-Si, las tres juntas. Te la presento -me pongo de pie y me tumbo en su cama. Apoyando la cabeza con la palma de mi mano, su cama es más suave que la mía por todos los cobertores que le pone a la cama-, apuesto que te caerá bien.

-¿Y qué pasa si no le caigo tan bien?

Y ahí está otra vez, ese tono con el habla que se escucha inseguro. Cojo su mano y la entrelazo con la mía, Atenas se sorprende por aquel gesto. Tiendo a que quitará mi mano. Pero no lo hace.

-Le vas a caer bien. Te lo puedo prometer, ha sido ella la que me dijo que te invitara.

-¿Me lo juras?

-Que si, pesada -le di un pequeño golpe en la frente, Atenas soltó un largo suspiro antes de asentir lentamente con la cabeza.

-Está bien... -una sonrisa tiró de sus labios.

-¿María y Barbara te han hablado?

Atenas se sorprendió por el repentino cambio de conversación, sus hombros se tensaron y pareció incómoda.

-No, pero creo que está bien. Algún día llamarán, ¿no?

-Eso espero. Porque si no iremos a pincharles las llantas del coche. O podemos ir a hacerle un dibujo con aerosol.

-Por favor dime que no estás pensando en dibujar un pene.

Es raro el amor ©Where stories live. Discover now