Capítulo [16]

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Lo había arruinado, esta vez la cagué

Mason

Al despertarme lo primero que hice fue ir a la sala. En dónde me encontré a Ansel dormido encima de Mikaela y ella sin darse cuenta. Ambos tienen un aspecto terrible, ayer, después de dejar a Alex en la residencia; tuve un gran problema para subir a estos dos al departamento. Todo pareció una estúpida escena de secuestro.

Negué esté frenéticamente con la cabeza y volví a mi habitación. El reloj marcaba las diez de la mañana, volví a tumbarme en la cama con las manos detrás de la nuca. No dejaba de pensar en Alex, el haberla invitado al bar en donde me encontraba con mis amigos no fue ningún plan, mucho menos que se haya embriagado y hubiese hecho un jodido escándalo con Jason.

Por dios parecían mejores amigos desde siempre.

Sacudí la cabeza y cogí el móvil, teclee algo en el chat con Alex. Espero y hoy no quiera matarme, lo más probable es que si...

Mason: Hola, ¿cómo amaneciste?
11: 04 am


Esperé una respuesta que no llegó, así que me puse de pie con tal de darme una ducha y lavarme los dientes. Me bañé con el agua jodidamente caliente porque ni loco me baño con agua fría, está haciendo un frío de los mil demonios. Le cerré al grifo y me sequé todo el cuerpo, ahí mismo coloqué los boxers.

Me lavé los dientes y me miré al espejo por mucho tiempo. No le presté atención a mi boca, mi cabello ya había crecido mucho, podrías hacer trencitas en él o jalarme el cabello cuando haga estupideces. Solté una risa y escupí las pasta de dientes, luego de terminar de lavarlos me dirigí a mi habitación para ponerme ropa cómoda.

Fui a la cocina y busqué dos tapas de sartén de metal y, al encontrarlas, me ubiqué frente a Ansel y Mikaela. Junté ambas tapas causando un gran ruido he hice ese movimiento hasta que ambos se pararon de golpe.

Ansel me lanzó el cojín y logré esquivarlo.

-¡Deja de hacer eso, Mason! -exclamó Mika-. Mi cabeza va a estallar.

-¿Qué carajo te pasa? ¿Acaso nos quieres matar de algún infarto? -Ansel se puso de pie y me empujó con su hombro al pasar a lado mío.

Enfoqué mis ojos en Mikaela, se sujetaba la cabeza con ambas manos y tenía las piernas pegadas al pecho.

-Oye, ¿estuve tan mal anoche? -sonrió pesadamente.

-Abrazaste a Jason y a Alex, luego lloraste como una niña pequeña. Luego Jason y Alex casi se meten en una pelea mientras tú le hacías mimos a Ansel y Héctor coqueteaba con el bartender. Todo esto mientras yo me fui a orinar por tres minutos.

-Je, je, je, ya lo recuerdo -se puso de pie y me golpeó el hombro suavemente-. Esa chica es demasiado genial, me ha caído muy bien.

El cabello lo tiene hecho un desastre, me dedico una sonrisa antes de desaparecer por el pasillo. Suspiré pesadamente y me enfoqué en hacerme algún desayuno. Me preparé unos huevos revueltos con tocino y les dejé un poco a los cabezotas que probablemente estén crudos.

Estaba ordenando los papeles de mi escritorio cuando mi móvil sonó. Se trataba de una llamada. Hundí las cejas y lo alcancé, una media sonrisa se formó en mis labios al ver de quien se trataba.

-Buenas tardes, loquita.

-Hola...-escuché su suspiro-, te hablaba para confirmar si vendrás a la cena. Mi hermana me está preguntando.

-Te había dicho que sí. -me senté en la orilla de la cama-. ¿No lo recuerdas?

-Claro que si....

-Fingiremos que me hablaste para saber algo que ya sabes y no para escuchar mi voz.

Es raro el amor ©Where stories live. Discover now