02. Una bebé hambrienta

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Doyoung se despertó sobresaltado a eso de las 5:45 de la mañana debido al repentino llanto que la bebé había pegado

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Doyoung se despertó sobresaltado a eso de las 5:45 de la mañana debido al repentino llanto que la bebé había pegado. Corrió lo más rápido que pudo hasta su habitación y abrió la puerta, al principio no logró ver nada, y cuando quiso encender la luz no funcionó. No fue hasta ese momento que se dió cuenta de la falta de energía.

El cielo tronó de repente, iluminando la habitación por un corto momento, lo suficiente para que Doyoung ubicara la cama. Tanteó suavemente sobre esta hasta que dió con su teléfono móvil, en cuanto lo prendió la luz lo cegó, encendió la linterna y dejó el móvil sobre la mesita. Miró a la bebé, que hasta ese momento había dejado de llorar y se mantenía jugando con la punta de la colchita que le había puesto encima.

Aquello lo hizo sonreír como bobo.

—¿Qué pasa, eh?

Curiosamente, su respuesta fue contestada con un balbuceo por parte de la pequeña, que se llevó el dedo pulgar a su boquita, chupando de este como si fuera un chupón. Algo en la cabeza de Doyoung hizo click.

—Tienes hambre, ¿Cierto? —Un suspiro cansado abandonó sus labios—. Te tomaste toda la leche que la señora Min nos dió, pequeña.

Después de que los hermanos Lee se fueran, Doyoung había ido hasta el departamento de la señora Min —una joven madre que hace poco había tenido a su bebé— y le pidió que por favor le prestara una muda de ropa para su bebé y, aunque la señora Min se sorprendió muchísimo al principio, terminó dándole hasta una colchita y leche en polvo. Pero la bebé se lo había gastado esa misma noche y Doyoung ya no quería molestar a la señora, también por que se sentía muy apenado.

Tomó a la bebé cuidadosamente entre sus brazos y la cubrió con la colchita con la que había estado jugando minutos atrás. Tomó su teléfono y apagó la linterna, dejándolo de nuevo en la mesa. El cielo se iluminó de nuevo, Doyoung aprovechó ese momento y caminó hacia la puerta principal, abrió con cuidado y volvió a cerrar.

—Bueno, parece que tendremos que molestar al señor Lee.

Doyoung no quería tocar, se sentía avergonzado y cínico, no había tratado bien a ambas personas cuando estuvieron en su departamento, y ahora estaba frente al suyo, molestando a plena madrugada. Definitivamente era lo último que quería hacer.

Pero cuando la bebé se removió entre sus brazos no tuvo más remedio que hacerlo. Reunió todo el valor y dió dos golpecitos en la puerta. Pudo escuchar pasos y voces hasta que la puerta frente a él se abrió.

—¡Oh!

—¿Quién es, Hyuck?

—Es Doyoung y... ¿Está dormida? —preguntó en un susurro. Doyoung negó de inmediato—. Trae a la pequeña budín con él.

El Lee mayor se asomó por detrás de Donghyuck, sonriéndole en cuanto lo vió, como si no hubiera sido grosero con él la última vez que lo vió.

—¿Se les ofrece algo? ¿Se siente mal? ¿Tú te sientes mal? Puedes decirnos lo que sea.

Papá por accidente (Taedo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora