18. Hospital

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—Debes calmarte, Doyoung

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—Debes calmarte, Doyoung. Estás muy alterado.

—¡¿Cómo quieres que me calme, Jaehyun?! —gritó—. ¡Mi hija está muriéndose! ¡No sé que le pasa! ¡No sé que tiene y...!

Ni siquiera pudo terminar de hablar porque su voz se entre corto y sintió la bilis subiendo por su garganta, de pronto se sintió mareado y perdido, las voces comenzaron a hacerse distantes y su visión comenzó a volverse borrosa.

—¡Doyoung!

Jaemin, quién los había llevado hasta el hospital, alcanzó a tomarlo del brazo justo cuando estaba por irse de bruces contra el suelo, lo ayudó a sentarse y junto a Jaehyun lo comenzaron a abanicar con sus manos.
Doyoung cerró sus ojos y comenzó a respirar lo más lento que pudo en un intento de calmar su agitado corazón.

En el pasillo del hospital todos los que pasaban junto a ellos los miraban entre preocupados y molestos por el ruido que estaban haciendo.

—Estás muy pálido.

—Tienes que calmarte, Doyoung.

Doyoung estaba cansado de escuchar a Jaehyun decir que tenía que calmarse, ¿Cómo se supone que lo haría, si por su culpa su pequeña niña estaba ahí?
Repentinamente sintió algo húmedo descendiendo por su naríz, más no le tomo importancia.

—Doyoung, tu nariz...

El pelinegro abrió los ojos y se llevó el dorso de la mano hasta la nariz, se limpió y, en el momento en el que vió la sangre saliendo de su naríz, sintió la necesidad de devolver todo lo que había ingerido en el día. Se sintió tan enfermo de repente.

En el pasillo se alcanzaba a escuchar los pasos acelerados y fuertes de personas que parecían correr, pero Doyoung estaba tan ocupado en devolver su desayuno, almuerzo y cena, que no se dió cuenta de nada. Al menos hasta que sintió una mano en su hombro y la otra en su espalda, frotando suavemente.

—Está bien, sácalo todo.

Conocía a la perfección esa voz y, no sabe si fue por el momento, por las palabras dichas o por la vergüenza, pero volvió a tener arcadas, sin embargo, ya nana salió. Se limpió la boca con el dorso de la mano y, con ayuda de Taeyong, se puso de pie.

—¿Te sientes mejor? —preguntó a Doyoung en cuanto lo miró. El pelinegro asintió cortamente, llevando la cabeza hacia arriba en un intento por detener el sangrado de su nariz—. No hagas eso, te estás llevando toda la sangre de regreso y sólo causarás que se formen coágulos. Mantén la cabeza firme y la bajes. Ven, siéntate recto.

Doyoung se sentó en la silla y se mantuvo erguido, tomó el pañuelo que Donghyuck le ofreció y lo mantuvo cerca de su naríz para evitar que se siguiera manchando. Cuando Taeyong regresó lo hizo con dos personas de limpieza, se acercó al pelinegro, nuevamente y se arrodilló en frente suyo.

—Estás muy pálido. Hyuck, revísalo, por favor.

—Lo haré, iré por el medidor de presión.

Donghyuck se levantó y se fue por el mismo pasillo en el que había venido anteriormente. Taeyong volvió su mirada hacia Doyoung y le sonrió.

—Iré a ver a Irene, sé que eso te hará sentir más tranquilo. Si tengo noticias vendré a decirte. —Taeyong tomó su mano y dejó una suave caricia en ella—. Ahora vengo, bonito.

Se puso de pie y desapareció en uno de los pasillos. Algo que los demás presentes pudieron notar en Doyoung era que sus mejillas pasaron de estar pálidas y sin color a teñirse de un color durazno.

—Efecto amor —bromeó Jaemin.

Incluso en momentos como ese no dejaban de hacer comentarios muy imprudentes, pero al menos la tención que se había formado desde que llegaron, se alivió.

Incluso en momentos como ese no dejaban de hacer comentarios muy imprudentes, pero al menos la tención que se había formado desde que llegaron, se alivió

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—¿Cómo está ella, Qian?

El médico pediatra se dió la vuelta y lo miró de reojo antes de volver su mirada hacia la tabla de registro.

—Dime Kun. Por ahora está estable, presentó un cuadro no tan severo de angioedema. Por suerte no obstruyó sus vías respiratorias, ya sabes que cuando eso sucede...

—Hay riesgo de asfixia —completó.

Kun se acercó al monitor y anotó unas cuantas cosas en la tabla de registro, Taeyong aprovechó que ya no le bloqueaba el paso y se acercó a Irene, tomando su pequeña manito con su dedo índice.

—Tienes que ponerte bien, pequeña. Papá Doyoung está muy preocupado por ti. Todos queremos verte bien, Irene.

Kun lo miró de reojo, llevaba toda su vida trabajando en ese hospital y conocía a la perfección a Taeyong, sin embargo, no siempre cruzaba palabras con él porque ambos estaban en áreas diferentes. Puede decirse que, a pesar de que Qian estaba especializado en el área de ginecología, también lo estaba en pediatría, y por eso, de vez en cuando se daba sus vueltas por ahí.

—Bueno, ¿Me acompañas? Debo darle información a su familia.























¿Cómo están?:(

Papá por accidente (Taedo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora