16. Un día a solas (Pt.1)

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A eso de las seis de la mañana Doyoung se despierta de su quinto sueño, atraído por el agradable fresco que entra y se cuela por su ventana

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A eso de las seis de la mañana Doyoung se despierta de su quinto sueño, atraído por el agradable fresco que entra y se cuela por su ventana. Sabe que ya no volverá a dormirse ni aunque lo intentara, por lo que, primero se estira y, después, se levanta de un salto. Es muy temprano y, por esa misma lógica razón, Irene sigue durmiendo profundamente en su cunero, abrigada, pero también aferrada al osito que Taeyong le obsequió.

Ver el juguete le trae a Doyoung los recuerdos de la noche anterior. En su mente aún puede proyectar y ver claramente el esculpido e impecable rostro de su vecino, sus rojizos y delgados labios y, aunque lo negara, las inmensas ganas que había tenido de besarlo.

Sacude la cabeza, intentando borrar todo rastro de pensamientos, toma una muda de ropa y va hacia el baño para poder ducharse. Quince minutos más tarde, sale pulcro y reluciente, con la ropa cambiada y los dientes cepillados.
Sale de la habitación y deja entreabierta la puerta, camina hasta la cocina y abre el refrigerador para ver qué había de comer; sin embargo, sólo se encuentra con unos cuantos pedazos de pizza de hace dos días, zanahorias, papas crudas, huevos, un cartón de leche sellada, salchichas, queso y harina.

¿Harina? ¿Qué demonios hacia la harina en el refrigerador?

Pero bueno, de algo servía la harina. Sacó los últimos cinco "alimentos" mencionados y los dejó sobre el mesón de la cocina. Prepararía banderillas.

Puso manos a la obra y comenzó a mezclar los ingredientes, cortó las salchichas y las pinchó con palillos largos, les puso queso, las baño con la mezcla y las llevó al sartén. En lo que sus banderillas estaban listas, tomó dos huevos del refrigerador y los puso a hervir en agua.

Hoy, Irene comenzaría con una nueva alimentación. Por el momento, no más puré de zanahorias.

—¡Aquí viene el avioncito! —Doyoung hace malabares con la cuchara y lo lleva directamente a la boca de Irene, esta recibe gustosa la cuchara con cereal, aplaudiendo cuando ve que su pelinegro padre hace lo mismo—

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—¡Aquí viene el avioncito! —Doyoung hace malabares con la cuchara y lo lleva directamente a la boca de Irene, esta recibe gustosa la cuchara con cereal, aplaudiendo cuando ve que su pelinegro padre hace lo mismo—. ¡Muy bien, mi cielo!

Toma la última porción de cereal del plato y, después de dárselo a Irene, deposita los trastes en el lavabo. Toma un paño húmedo y lo pasa por la boca de la infante, con la intención de quitarle los restos de comida que se quedan en sus mejillitas. 

¿Qué debía hacer ahora?

—¿Qué te gustaría hacer, solecito? —Le pregunta.

Pero Irene estaba más concentrada en jugar con el babero que ahora tenía entre sus manitas. Doyoung tuerce los labios, la verdad es que no esperaba recibir una respuesta como tal, pero ahora mismo se siente ignorado, bastante ignorado.

Decide hacer algo improvisado, enciende la televisión y vuelve a por Irene a la cocina, la saca de la silla y la lleva hasta la sala, la sienta en la alfombra y acomoda las almohadas a su al rededor.

Hoy comenzaría a trabajar e impulsar un poquito más su desarrollo, y al ser sus piernas un poco más débiles de lo normal, comenzaría a trabajar por ese lado.

De momento se colocó detrás de la infante y la sostuvo por sus brazos para levantarla, Irene rió cuando fue impulsada hacia adelante

Papá por accidente (Taedo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora