09. Una oportunidad

386 56 14
                                    

—¿Esto es todo lo que me dará?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—¿Esto es todo lo que me dará?

El anciano frunció el ceño, no estaba contento con lo que estaba escuchando, asintió, firme y duro, dejándole en claro que no le daría ni un sólo peso más. Doyoung apretó los puños mientras trataba de contener sus ganas de lanzarle un puñetazo en la cara.

—No te daré nada más, niño. No trabajaste aquí por mucho tiempo, llegabas tarde y en fachas nada agradables. Eso es todo lo que te mereces.

—¿Eso es todo lo que me merezco? —Su manzana de Adán se movió violentamente cuando tragó. Cerró los ojos y contó internamente, si no se callaba terminaría por golpear a su estúpido jefe—. Bien, gracias por todo.

Se retiró del lugar lo más rápido que pudo, esquivando las miradas de pena que las personas le daban mientras salía. Caminó tan rápido como pudo, sintió las lágrimas cayendo por sus mejillas, pero eso no lo hizo detenerse.

Durante toda la mañana estuvo pensando en buscar un nuevo trabajo y después renunciar al que tenía, más no contaba con que al llegar a la cafetería su jefe lo iba a estar esperando en la puerta para entregarle su liquidación.

Una verdad miseria.

Estaba tan enfadado, triste y estresado. El poco dinero que tenía se le estaba acabando, aún tenía que comprar la fórmula para Irene y la semana que venía le tocaba pagar renta, luz, internet y su colegiatura.

¿De dónde sacaría tanto dinero?

—¡Espera, hombre!

El grito y el repentino toque en su hombro lo hicieron voltear hacia atrás.

—¿Me... Me hablas a mí?

El desconocido respiró profundamente mientras trataba de recuperar el aire que había gastado después de haber corrido como loco detrás de él.

—Sí, te hablo a ti. Te vengo gritando desde hace dos cuadras. ¡Madre mía! Corres peor que mi perro cuando ve llegar a mis sobrinos a la casa.

Genial, pero tanta informalidad e información comenzaban a confundir a Doyoung, ¿Qué se supone que intentaba decirle? Frunció el ceño, pretendía verse amenazante con tal "expresión".

—¿Necesitas algo?

—Bueno, te escuché hablar con tu ex jefe en la cafetería y me pareció muy injusto la forma en la que te trato y lo poco que te dió. Verás, mi esposo recién abrió una repostería y necesita un par de manos en la cocina, ¿No te gustaría trabajar ahí? La verdad es que si me dices que si te lo agradeceré toda la vida. Sicheng anda muy estresado por no tener personal.

Doyoung lo pensó, si lo había seguido desde hace unas cuantas cuadras atrás era porque su esposo realmente necesitaba ayuda.

—¡Está bien! La verdad es que necesito el trabajo y esta es una gran oportunidad.

—No sabes cuanto te lo agradezco, mi esposo estará feliz de tenerte por ahí. Lleva semanas buscando empleados.

—Nada que agradecer...

—Yuta, me llamo Yuta.

—Nada que agradecer, Yuta. Soy yo quien debe agradecerte por la oportunidad, tengo muchas cosas que resolver y esto me quita un peso de encima.

—Me alegra poder ayudarte, Doyoung.

—¿Cómo sabes mi nombre?

Estaba listo para atacar, sépase que sabía Taekwondo y Tai-Chi, fácilmente podría derribarlo y hacerle una llave que lo dejaría agonizando en el asfalto. Eso hasta que el pelirrojo señaló el gafete que colgaba en su camisa.

—Oh... Olvidé quitármela. ¡Bueno! Me dió mucho gusto haberte conocido, pero debo regresar a casa y contarle a mi niña las buenas nuevas.

—El gusto fue mío, Doyoung. —Yuta sacó una tarjetita del bolsillo de su camisa y se lo entregó—. Ahí están todos los datos de la repostería, te espero mañana a las ¿Tres con treinta? ¿Te parece? Ya después podrás acomodarte con mi esposo con los horarios.

Asintió frenéticamente, demasiado entusiasmado.

—¡Estaré ahí a esa hora!
























Doyoung feliz:)

Papá por accidente (Taedo) Where stories live. Discover now