33. Última visita

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Su mirada se clava en el cristal del horno, viendo como la luz que este tiene dentro comienza a parpadear y que, segundos después, suena

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Su mirada se clava en el cristal del horno, viendo como la luz que este tiene dentro comienza a parpadear y que, segundos después, suena. La carne y el pollo con papas se había terminado de hornear. Doyoung toma los guantes de cocina y se los coloca, abre la puerta del horno y estira las manos para tomar la bandeja con el pollo, se da la vuelta y lo deja encima de la tabla de madera que ha puesto sobre la encimera. Se quita los guantes para tomar la cuchara que tenía a unos cuantos centímetros suyo.

Repentinamente, el llanto de Irene lo hace saltar en su lugar, y Taeyong, quien en ese momento estaba entrando a la cocina, corre hacia el y le toma las manos.

—¡¿Estás bien?! —pregunta preocupado. Su ceño está fruncido y sus cejas casi llegan a tocarse entre si—. ¿No te duele?

—No, apenas y pegué la mano.

La zona cerca del dedo pulgar se ha puesto roja, a Doyoung le quema, pero no dice nada porque no quiere preocupar a su novio; sin embargo, las lágrimas que se deslizan por sus mejillas significan todo lo contrario para Taeyong.

—Espérame aquí, ahora regreso.

Y sin darle tiempo de contestar a Doyoung, sale corriendo de la cocina. Cuando entra a la habitación lo primero que hace es acercarse hasta la cuna de Irene, en cuanto ella lo ve extiende sus manitas hacia Taeyong y este la toma entre sus brazos con delicadeza.

—¿Dormiste bien? Yo espero que sí, porque papá se ha lastimado, por lo tanto no podrá cargarte por mucho tiempo. 
Hay que cuidar de papi, budín.

En el baño siempre había un botiquín de primeros auxilios que estaba bastante surtido, Taeyong lo toma y regresa a la cocina. Doyoung se encuentra sentado en silla, von la cabeza escondida entre su brazo.

Taeyong suspira. Su mano se ha puesto más roja.

—Doyo, ¿Te duele mucho? —Doyoung asiente, alza la mirada y se endereza en cuanto ve a Irene, extiende su mano hacia ella y la recibe con la mano sana, dejándola encima de sus piernas—. Te pondré una crema, aliviará el dolor y ayudará a la inflamación. Tendré que ponerte una venda.

Doyoung asintió y centró toda su atención en la infante.

Ese era el día, el que marcaría un cambio en su vida, en la de Irene y en la de los demás. Era la última visita, el último día en que el trabajador social Wong lo visitaría, para una semana después recibir una respuesta oficial por parte de servicios de la protección a la infancia y adopción.

En los últimos días se había mantenido tranquilo, tratando de no pensar en ello, pero no fue hasta ese momento que volvió a caer en qué esa era la única y última oportunidad que tenía para demostrar que era muy capaz de mantener a su hija.

—Doyoung... El joven Wong ya llegó.

¿En qué momento...?

—Ya voy... Ya vamos.

Taeyong dejó un sonoro beso en la frente de Doyoung y tomó a Irene de sus brazos.

—Evitar mover mucho la mano, o la venda puede rozarte.

—Entonces, ¿Cómo han estado? —preguntó Wong, dejando de lado el maletín negro que había mantenido sobre sus piernas

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—Entonces, ¿Cómo han estado? —preguntó Wong, dejando de lado el maletín negro que había mantenido sobre sus piernas.

Doyoung sonrió.

—Todo ha estado tranquilo. En las últimas semanas Irene se ha mantenido más activa. También ha estado llorando bastante, pero eso es porque sus dientes están comenzando a salir y le causa dolor.

—Esta etapa es de las más difíciles. MI hijo se la pasaba llorando todo el día, pero con una buena pomada se le calmó. —Su mirada de pronto cayó sobre la mano vendada de Doyoung —. ¿Qué le sucedió, Kim?

Doyoung miró su mano.

—Me quemé cuando estaba sacando el pollo del horno. Por cierto, ¿No gusta quedarse a comer? Nosotros estábamos por hacerlo.

—Si no es mucha molestia...

—¡Claro que no! —exclamó Taeyong, poniéndose de pie.

Los tres caminaron a la cocina, Doyoung comenzó a sacar la comida en planos hondos, eso evitaría que el caldo de saliera. Taeyong se enfocó en cortar la carne con ayuda de Hendery. Minutos más tarde ya se encontraban sentados, degustando de la deliciosa comida que Doyoung había preparado.

Irene se mantenía comiendo los pedacitos de pollo que Doyoung le daba, y parte de la papilla de zanahoria estaba sobre sus mejillas.

A Taeyong se le hizo muy chistoso, le encontró un parecido al niño que salía en la era de hielo, ese que comía sandía con las mejillas manchadas.

Luego de comer, Wong Hendery tomó unos últimos apuntes en su cuaderno, tachó la última fila de preguntas y terminó de completar el análisis que había hecho durante ese día. Cuando estaba por marcharse, se dió la vuelta y observó a Doyoung, que sostenía la puerta con su mano, detrás de él estaba Taeyong cargando a Irene.

Les sonrió abiertamente, era la primera vez que lo hacía en grande.

—Señor Kim, señor Lee... Dentro de una semana les llegará una carta que contendrá la decisión de nuestros superiores. La señorita Choi será la encargada de mandarlo a llamar para firmar los posibles papeles de adopción. Hasta entonces... Pasen una bonita semana.

Doyoung asintió sonriendo y cerró la puerta, tuvo que contenerse para no gritar de la emoción. Taeyong se acercó a él y se abrazaron, con Irene en medio de ambos.

—¡Una semana, Taeyong!—gritó, eufórico.

—¡Estás a nada de ser legalmente su padre!

Los dos comenzaron a dar vueltas, girando en círculos... Círculos de felicidad. Taeyong inmediatamente tuvo un deja vu, el de aquella vez en la que Doyoung regresó tan feliz porque había encontrado un nuevo trabajo.

El pelinegro se separó de él y plantó un beso sobre sus labios.

—Iré a contarle a los demás. ¡Tienen que saber de esto, ya!

Taeyong sonrió cuando lo vió alejarse.

La tormenta por fin estaba pasando, el sol comenzaba a verse en el horizonte.
















¿Se dan cuenta? Ya sólo nos queda un capítulo:(

Papá por accidente (Taedo) Where stories live. Discover now