22. Otorrinolaringólogo pediátrico

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—Muy bien, ahora tienes que intentar decir "Hyuck".

—Donghyuck, no creo que Irene...

—Tú cállate, si no quieres que te corte la lengua cierra la boca.

Taeyong lo miró raro, dejó la caja de juguetes junto a Donghyuck y se alejó lo más rápido que pudo.

—A esta hora se ponen raros los simios —susurró.

Abrió la llave del fregadero y se lavó bien las manos, tomó las verduras que había dejado encima de la tabla y las metió, una por una, bajo el chorro de agua. Se puso a picar las verduras en círculos y cuadritos, este último serviría para el caldo de pollo de Irene.

En las últimas semanas, Taeyong había comenzado a meter alimentos blandos a las comidas de la infante, sus dientecitos estaban ya lo suficientemente fuertes como para comenzar a masticar. Irene comía todo y sin atragantarse, eso ponía contento a Taeyong, sabía que Irene había mejorado bastante desde que llegó.

Alzó su mirada y se quedó boquiabierto al ver a Irene tomando a Donghyuck de las greñas, el moreno intentaba hacer que la pequeña soltara su cabello, pero los resultados eran nulos.

—¿Qué le hiciste, Donghyuck? —preguntó jocoso.

—¡No le hice nada! —gritó.

Taeyong suspiró y dejó el cuchillo, se limpió las manos en el trapo y se lo colgó en el hombro, se acercó hasta los "niños", y tomó las manitos de Irene.

—Suelta a tío simio, bonita.

—¡Taeyong!

El susodicho soltó una tierna risita burlona y abrazó a la infante, en cuanto esta soltó el cabello del moreno. Limpió la babita que le caía de su boca y le peinó el cabello con sus dedos.

Irene tenía un cabello muy abundante, Doyoung se peleaba con el peine todas las mañanas para poder dejar sus greñas bien acomodadas en dos trencitas.

—¿Qué te hace el tío simio, bonita?

Para su sorpresa, Irene levantó su manito y señaló su osito de peluche que le había regalado unas semanas atrás. Volvió su mirada hacia Donghyuck y levantó una ceja.

—¿Le quitaste su peluche? ¿Es en serio, Hyuck?

—¡¿Qué?! —respondió, mientras se encogía de hombros—. Me gusta, es muy suavecito. No me lo quería prestar.

—¿Por qué no le dices a ese chico Jeno que te compre uno?

Taeyong alzó repetidas veces las cejas mientras picaba las costillas de Hyuck con su codo. El moreno volteó los ojos y tomó a Irene entre sus brazos, comenzando a caminar hacia el pasillo.

—¿No deberías estar terminando de picar las verduras? Doyoung te sacará el ojo con una cuchara si regresa y se da cuenta de que Irene aún no ha comido. Iré a darle un baño, para que después no andes diciendo que soy un mal hermano y que no te ayudo en nada.

—Ah, los niños de ahora —musitó.

Se dió la vuelta y regresó a la cocina para terminar de picar las verduras. Tenía sólo unas pocas horas para que Doyoung regresara de su trabajo, después de eso harían una visita al otorrinolaringólogo pediátrico.

La persiana de metal hizo un chirrido bastante molesto en cuanto chocó contra el suelo, Lucas metió el candado en los dos orificios que se unían y lo cerró

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La persiana de metal hizo un chirrido bastante molesto en cuanto chocó contra el suelo, Lucas metió el candado en los dos orificios que se unían y lo cerró. Se levantó y sacudió la suciedad de su pantalón. Levantó su mirada y le ofreció una sonrisa al pelinegro.

—Bueno. ¡Nos vemos hasta el lunes, Dongs!

—¡Hasta el lunes, Xuxi!

Doyoung pasó su mochila por delante y comenzó a caminar, con sus manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón. Estaba muy cansado, después de un día bastante movido, en donde las ventas habían rebasado el récord de la semana anterior en un 80%. En donde Sicheng incluso había dicho que les daría un bono extra la semana entrante, junto con su pago semanal.

Las cosas estaban bastante ordenadas, Doyoung estaba feliz, no tenía preocupaciones encima.

Bueno, excepto una, pero eso lo arreglaría en cuanto se graduara.

A lo cual... Sólo faltaba una semana. ¿Cómo fue que pasaron tan rápidos los dos meses?

Cuando llegó al edificio se encontró aún más cansado, sus piernas dolían mucho más que las plantas de sus pies. Tenía muchas ganas de irse a la mierda y no regresar hasta al día siguiente.

Abrió la puerta de su departamento y se encontró con la escena más random y graciosa que jamás había visto en su vida. Taeyong estaba sobre Donghyuck mientras intentaba quitarle dios sabe que cosa de sus manos, a su vez, el moreno gritaba frases salidas de un k-drama, en un intento por molestar más al mayor. Irene reía mientras aplaudía y daba saltitos en su andadera.

—¿Qué está pasando aquí?

—¡Carajo, Doyoung! —gritó el moreno.

—Ese lenguaje, Hyuck —Taeyong lo reprendió, dándole un golpe en la cabeza.

Doyoung cerró la puerta y dejó su mochila junto a la mesita de noche, estaba por quitarse los tenis, cuando sintió que algo chocaba con su pantorrilla. Se dió la vuelta y vió a Irene, que levantaba sus manitos en su dirección.

—Baaa... Ba Ba.

Taeyong y Donghyuck dejaron de gritarse y Doyoung abrió los ojos más de lo normal. Los tres estaban boquiabiertos.

—Ella... —Comenzó Donghyuck.

—Acaba de... —Le siguió Taeyong.

—Hablar —Terminó Doyoung.

El pelinegro se agachó y tomó a la pequeña infante entre sus brazos, comenzando a dejar muchos besos en su rostro, causándole risas.

—¡Irene te dijo papá!

—¡Me dijo papá! —gritó eufórico Doyoung—. ¡Me llamaste papá! ¡Me llamaste papá, bonita!

Doyoung incluso había olvidado su cansancio, después de semanas intentando hacer hablar a Irene, por fin lo había logrado. No podía estar más feliz.

—Pequeña traidora —bramó Donghyuck—. Yo te pedí que dijeras Hyuck y no me hiciste caso. ¡Me tomaste hasta de las greñas!

Taeyong se soltó a reír, contagiando a Doyoung y de paso a Irene.

¡Vaya día!

• • •

—Bueno. Irene presenta un cuadro severo de hiperacusia.

























¿Cómo están hoy?
Mañana es lunes, lloro.

Papá por accidente (Taedo) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt