23. Cálido sentir

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Doyoung pateaba constantemente el agua, por así decirlo

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Doyoung pateaba constantemente el agua, por así decirlo. Podía sentir la arena por debajo de sus pies, metiéndose entre sus dedos, causándole algo de incomodidad. No era muy fanático de la playa por dos simples cosas, la primera; el sol le quemaba demasiado hasta el punto de dejarlo rojo como a un tomate, la segunda; el olor a marisco por todos lados lo mareaba. Sin embargo, la vista durante la noche era una de las más hermosas, de sus favoritas.

Como en ese momento, Doyoung podía disfrutar de la enorme luna y su luz reflejada en el mar, de la fresca y agradable brisa que le revolvía el cabello hasta dejárselo desordenado y espantado. Y de las risas de sus amigos, de los gritos que Jaemin daba mientras se alejaba corriendo, para así evitar que Jaehyun, su ahora novio, lo aventara al mar.

De los gritos eufóricos de Irene cada que Jisung y Renjun se acercaban a ella gateando. Resultó ser que el pequeño Renjun tenía la misma edad que Irene, curiosamente ambos se llevaron bastante bien. Sus personalidades eran muy parecidas, ambos pequeños con bastante energía y muy extrovertidos, mientras que Jisung, el pequeño de un año y seis meses, resultó ser más tímido. Se la pasó todo el día pegado a sus padres.

—¡Doyoung, la cena está lista!

—¡Ya voy! —gritó, con una sonrisa en su rostro.

En medio había una especie de fogata improvisada, todos estaban reunidos al rededor de ella, mientras tostaban malvaviscos. Demasiado raro.

Doyoung se acercó a ellos y se sentó en la arena, en el espacio que quedaba entre Jaehyun y Taeyong. Tomó un malvavisco directo de la bolsa y se lo llevó a la boca, ganándose varias miradas curiosas.

—¿Qué?

Los demás negaron mientras reían.

—Tontos —susurró Taeyong, estiró la mano y limpió la mejilla de Doyoung con su pulgar—. ¿En qué momento te llevaste arena al rostro, Bunny?

—¿Bunny? —Doyoung lo miró, enternecido.

Taeyong le sonrió y soltó una risita, nervioso por como había llamado al menor. Bajó la mirada y habló, sin dejar de lado su sonrisa.

—Jaehyun te dice Dongs, ¿Por qué yo no puedo llamarte de una manera? —Tomó un sorbo de su jugo y agregó—: Además, eres muy parecido a un conejito... Bunny.

—Me gusta... Me gusta bunny.

Ambos salieron de la burbuja de cumplidos que inconcientemente habían creado cuando Donghyuck aplaudió y gritó un "son novios". Para salir del incómodo momento, Taeyong propuso contar historias y anécdotas.

Una muy mala idea.

En el lugar no había más ruido que el de las olas chocando. Todos estaban en silencio, demasiado concentrados en entender la historia "paranormal" que Donghyuck contaba. Ahí, Taeyong era el único que en realidad sabía la verdad detrás de la perturbadora historia de su hermano.

Doyoung era quien más estaba sufriendo, estaba asustado, muy asustado; sin embargo, no podía simplemente ignorar lo que Donghyuck decía, estaba entretenido. Lo mismo le sucedía con las películas de terror. Le asustaban, pero aún así no dejaba de mirarlas.

—Y de repente... ¡Baam! —grito Donghyuck, haciendo un movimiento con sus manos, simulando un golpe—. La puerta se abrió de golpe y me dió en la cara. Yo corrí, corrí tan lejos como pude, pero el monstruo con aspecto demoníaco me atrapó y me tiró al piso.

—¿Qué no era una persona?

—¡Silencio, Taeil! —Donghyuck lo miró mal—. Estoy contando mi historia.

Por suerte, Taeyong llegó en ese momento, pasó su brazo por encima de los hombros de Doyoung y lo jaló hacia su costado.

—¿Qué cuenta el chimpancé este? —preguntó a Doyoung en voz baja.

—A... algo sobre un encuentro con un espíritu, o algo así.

Taeyong suspiró.

—Déjame adivinar, ¿Ya mencionó a un fantasma, después a una persona y ahora, a un monstruo con aspecto demoníaco que lo venía persiguiendo mientras corría?

Doyoung asintió, asustado. El rubio pareció darse cuenta del estado del menor, por lo que supuso que tenía miedo. Algo muy chistoso.

—En realidad... No hubo ninguna de esas cosas —musitó en su oído, causando cosquillas a Doyoung—. Mis primos nos jugaron una broma cuando estábamos pequeños, pero Donghyuck quedó con el trauma y desde ese entonces piensa que todo fue real. No te asustes, nadie vendrá por ti.

Pero Doyoung no quedó del todo convencido, mucho menos tranquilo. Cuando llegó la hora de irse a dormir tuvo que hacerlo con la lámpara de la habitación encendida. Taeyong se acostó a su lado, y antes de recostarse por completo, estiró la mano y apagó la lámpara. Doyoung se negó a abrir los ojos, no quería ver y encontrarse con la oscuridad.

Sintió los brazos de Taeyong ceñirse a su cintura con suavidad. A pesar de que traía la pijama puesta, no pudo evitar sentir escalofríos por la cercanía del mayor.

—Taeyong...

—Shh... Yo cuidaré de ti, Doyoung.

Y Doyoung lo siente y lo sabe, sabe la razón del porqué de ese sentimiento tan cálido y abrumador.
































¿Hola? Dónde cómo están, díganme.

Papá por accidente (Taedo) Where stories live. Discover now