27. Pensamientos y decisiones

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Los siguientes días Taeyong no la ha estado pasando muy bien, por así decirlo

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Los siguientes días Taeyong no la ha estado pasando muy bien, por así decirlo. Las palabras de Jaehyun siguen siendo tan visibles, y retumban fuertemente en su cabeza. Esa vocecita en su cabeza llamada conciencia no hace más que recordarle lo que puede suceder si no toma ya mismo una decisión.

Pero qué puede hacer él contra si mismo. Cada que toma una decisión vuelve a cuestionarse si está haciendo lo correcto, si esa decisión lo va a llevar hacia el camino que quiere.

—Taeyong, ya debo irme.

Y simplemente, no lo sabe.

Doyoung frunce el ceño cuando se da cuenta de que el rubio no le está prestando atención, su mirada está fija en algún punto de la cocina, pero no sabe qué es lo que pasa por esa necia cabeza decolorada. Admite que quiere saberlo, en ocasiones desea poder meterse a la cabeza del rubio para ver por sí mismo lo que piensa.

Pasa su mano frente a los ojos de Taeyong y la agita varias veces, en vago intento de sacarlo de su ensoñación; sin embargo, este no reacciona ni se mueve.

—Hyuck, ¿Qué le sucede a Taeyong? —pregunta preocupado.

El de piel morena se da la vuelta y mete el pan tostado a su boca, levanta la mano y le hace una señal a Doyoung para que espere, y así mismo, deja caer su pesada mano sobre la espalda de su hermano.

—¡Diablos! —exclama Taeyong, al tiempo que se levanta de la silla, Doyoung lo toma de la mano, llamando así su atención y evitando un posible crimen—. Lo siento, me asustó.

—¿Qué sucede? Llevas días así.

—No es nada, de verdad.

—Bueno. —Doyoung no estaba completamente seguro de que Taeyong estuviera siendo sincero, pero no quería presionarlo demasiado—. Ya debo irme. Nos vemos en la noche.

—Cuídate —susurró.

Soltó un suspiro y se levantó, caminó hacia su habitación y se acercó a la cama en la que Irene descansaba. Se quedó observándola por un momento, pensando en lo que debía hacer. Necesitaba hablar con alguien.

Se levantó y salió de su habitación para dirigirse a la de su hermano.

—¡Hyuck! —Silencio, nadie contestó—. ¿Donghyuck? De seguro se quedó dormido de nuevo.

Despertar a Donghyuck era como enfrentarse a la mismísima bruja escarlata, y Taeyong no tenía ganas de salir corriendo ese día. Ahora, no tenía más opción que recurrir a Taeil, su buen amigo Taeil.

Y sí bien lo quería demasiado y en un corto tiempo había demostrado ser buena persona junto a su esposo, se distraía muy rápido y le daba muchas vueltas al asunto antes de que contestara. ¿Qué si eso era una desventaja para Taeyong? No, tenía muchísima paciencia, pero casualmente, en los últimos días esa paciencia había desaparecido junto con las esperanzas de que Hulk tuviera una buena película.

Papá por accidente (Taedo) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant