Doyoung nunca espero encontrarse con un bebé llorando en la puerta de su departamento a mitad de la noche.
¿Qué hará él con un bebé, si a duras penas tenía el dinero suficiente para pagar sus estudios en la universidad?
#16 Donghyuk (21/04/22)
#15 D...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—Pero Jae. ¿Estás seguro? Bueno, pero que conste que me debes una, más te vale planear algo. Sabes que soy muy rencoroso. Sí, yo también te quiero mucho. Adiós.
Un suspiro sale de sus labios en cuanto la llamada se corta, se corre tantito hacia un lado y deja que el móvil resbale de su hombro sobre la cama. Toma el suéter de lana y continúa vistiendo a Irene.
Es viernes por la mañana y, a pesar de que son más de las ocho de la mañana, Doyoung no se encuentra en la universidad porque las clases fueron canceladas, y él no puede desaprovechar y malgastar su día en la cama. No, por eso es que había quedado con Jaehyun en ir a la tienda de convivencia y así poder comprar ropa para su pequeño ángel. Pero claro, al joven Jung se le había olvidado que ya tenía un compromiso con su madre.
Definitivamente Jaehyun no cambiaba. Y su memoria a corto plazo tampoco ayuda.
—¡Listo, muñequita!
Una vez terminó de cambiar a Irene se apuró a guardar los pañales dentro de la mochila, metió tres biberones con agua y un tupper medidor con leche dentro, también metió ropa, un chupete y babero, los últimos tres de repuesto. Enganchó uno de los chupetes a la ropa de Irene y después, justo antes de que comenzara a llorar, volvió a dárselo.
Bueno, ahora sólo faltaba una cosa.
Mejor dicho, una persona.
Tomo el móvil de la cama y buscó el número de su vecino entre sus contactos.
Uno...
Dos...
Tres...
—¿Doyoung? ¿Se te ofrece algo? ¿Estás bien?
La voz de Taeyong se escucha muy preocupada, tanto, que a Doyoung se le derrite el corazón de la ternura.
—Está todo bien —contesta, y por un momento duda en preguntarle—. Yo... ¿Te gustaría acompañarme a comprar ropa para Irene? Si no quieres está bien, no es necesario que vengas, digo, si no quieres.
Taeyong ríe al otro lado de la línea, asiente ante la pregunta y, por un momento se tienta en pegarse la frente, Doyoung no puede verlo.
—Sí, me gustaría ir contigo. Bajo en un momento.
Corta la llamada y mete su móvil en el bolsillo de su chaqueta, toma la mochila y la cuelga sobre sus hombros. Irene lo observa y le sonríe, y como si supiera lo que Doyoung está por hacer, extiende sus manitas hacia él.
En los últimos días Doyoung ha notado el incremento de desarrollo que su pequeña estaba teniendo, ahora, incluso podía rodar por la cama y parecía estar más activa que nunca, por las noches no se dormía pronto y se la pasaba jugando con los colgantes del cunero, cosa que no hacia cuando llegó. Pero Doyoung estaba feliz, con ojeras y todo, pero estaba feliz. Mucho más feliz de lo que alguna vez lo fue.
Todo gracias a Taeyong, realmente le debía mucho.
Tomó a Irene entre sus brazos y caminó hasta la puerta principal, salió de su departamento y se metió al ascensor —que gracias al cielo ya funcionaba—, aún se preguntaba cuándo fue que lo arreglaron. No recuerda haber visto ni escuchado nada.
Llegó al primer piso y salió del ascensor en cuanto este se abrió, se acercó hasta las sillas de madera y se sentó sobre una de ellas
Ahora, sólo tenía que esperar.
• • •
El aire movía constantemente la copa de los árboles, las hojas caen a su alrededor y una de ellas se quedó atorada entre el cabello pelinegro de Doyoung, nuevamente.
—Se nota que la naturaleza te quiere mucho.
—Siento que a este paso terminaré convirtiéndome en un árbol.
Desde que llegaron al parque (e incluso durante el camino), las hojas que caían de los árboles se quedaban atoradas sobre el cabello de Doyoung, unas más chiquitas que las otras todavía seguían ahí, perdidas entre algún mechón de cabello.
—Déjame te ayudo. —Doyoung permanece quieto en cuanto Taeyong estira su mano y le quita las hojas de su cabello, el rubio le sonríe y le guiña descaradamente —según él— el ojo.
—Gracias, señor rubio.
Doyoung ríe para intentar disimular su nerviosismo, continúa caminando y Taeyong a su par hace lo mismo, este último riendo en sus adentros. Había logrado su objetivo.
