Decepción

633 65 10
                                    

Capítulo 14
Decepción

Mara

Después de tanto buscar, la encuentro. Está de pie, dándome la espalda en aquella ala privilegiada del restaurante, donde parece que sólo los mejores clientes pueden reservar. La vista es estupenda, y la privacidad que algunos añoran se siente en el ambiente.

—Tere, ¿qué carajos...?

No termino de articular mi pregunta, pues al estacionarme a su lado, frente a ella, me encuentro con un camino de rosas y su pícara sonrisa que no hace más que advertirme sobre algo. Me salgo de órbita por un momento, con las cejas fruncidas y nada más que mi cabeza dando vueltas en un sin fin de posibilidades. Sus manos le dan un leve empujón a mi espalda, haciendo que los pétalos mismos me guíen. Empiezo a sentir cómo los nervios se esparcen a lo largo de mi delgado cuerpo, pero continúo la travesía hasta que ésta llega a un desnivel de algunos escalones que te dejan casi a la altura del mar. Ese mismo desnivel lleno de velas, más pétalos, un elegante bote perfectamente adornado y, lo mejor de todo, un guapo galán de telenovela a su lado, con las manos por detrás, viéndome como si fuese la octava maravilla del mundo.

Mi corazón se detiene un momento y tardo en reaccionar, pero después de algunos segundos, bajo las escaleras lentamente, comprendiendo que toda la emoción que sentí desde que llegué a la isla, se ha transformado en nada a comparación de lo que siento ahora mismo. 

Cada vez veo sus ojos azules observarme más de cerca, y mi emoción no cabe dentro de mi cuerpo que se siente tan pequeño para guardarlo. Quiero gritarlo, pero me tranquilizo al tomar la mano que me ha extendido, con la que me ayuda a subir al bote. Ninguno dice nada, nuestras miradas se comunican a cambio, y están diciendo mucho. Sigo impresionada, atolondrada. Él maneja el bote, y no sé cómo rayos, pero se ve realmente ardiente haciéndolo. Observo el movimiento del mar que se genera por el motor del bote, hasta que, poco a poco, se va calmando; estamos por arribar a tierra. Me levanto y casi caigo cuando el bote topa contra la arena. Para mi suerte, el hombre que me acompaña me sostiene con un ágil movimiento.

—¿Nunca has viajado en bote? —suelta burlesco.

—¿No te han enseñado que mentir es malo? —digo por fin.

—¿Mentir? Yo no miento.

—Dijiste que no podrías venir.

—Si es una sorpresa, no cuenta como mentira —asegura, bajando del bote con un salto y ayudándome a hacerlo a mí también.

Al caer sobre el agua, ésta nos llega poco más arriba de las rodillas. Es el momento en el que ya no lo soporto más y él tampoco. Nos atraemos como si fuésemos dos imanes, uniendo nuestros labios en un profundo beso. Sus manos aprietan mi cintura, viajando lentamente de arriba hacia abajo con el eco del mar al fondo, ambientando la romántica ocasión. 

Una sonrisa aparece en mi rostro cuando nos separamos.

—¿Qué está sucediendo? —pregunto ansiosa.

Él no responde, pero nuevamente solicita mi mano y yo la doy sin problema. Nos adentramos en la isla un par de metros, hasta que una hermosa manta aparece sobre la arena, con un picnic arreglado entre antorchas y muchos más pétalos.

Giro hacia él con la sonrisa más grande que he poseído y lo veo frente a mí, con un ramo de rosas que no tengo idea de dónde sacó. Sello mis labios y él da tres pasos hasta que no puede acercarse más a mí.

—Mara Yeh Cano, sería un honor que me aceptes como tu novio.

¡Bam!
Mi mente explota.
Mis ojos se abren gigantescos y mi corazón se detiene por completo.

El oficial de mis sueñosHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin