Felices los cuatro

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Capítulo 8
Felices los cuatro.

Mara

Es un día tranquilo en la tienda, con algunas clientas probándose mercancía y otras tantas buscando prendas. Observo todo mientras mis chicas brindan apoyo a las bellas almas que nos visitan. Me siento relajada, recargada de energía y lista para encontrarme con Eric esa noche de sábado, siendo la primera fiesta a la que me acompañará oficialmente.

La puerta de cristal se abre con el chico de las entregas, pero esta vez no es comida. Sus manos sostienen un enorme arreglo floral, bello y despampanante. Le miro con ternura, pues amo esos detalles. Sin embargo, sé que Eric no es fan de esa clase de gestos.

—¿Mara Cano? —cuestiona el chico.

Mis ojos se abren de golpe al escuchar cómo le menciona mi nombre a Sarah, quien lo atiende. Ella me señala y el chico se acerca a mí con una carismática sonrisa.

—Buenas tardes, señorita. Esto es para usted, que lo disfrute.

Me hace entrega del arreglo, colocándolo sobre el mostrador. Sinceramente, hace un juego perfecto con el local, incluso los colores son de la misma tonalidad. Muestro mi emoción porque no puedo guardarla, me encanta el arreglo. Tomo la tarjeta mostrando una amplia sonrisa y la leo tan apenada como enternecida.

"Recibe estas flores, tan bellas como tú,
tan frescas y perfectas.
Eres la dueña de mi corazón, la vida misma.
-Brandon"

Mi sonrisa se esfuma. 

Desaparece sin dejar rastro, como si jamás hubiese existido en primer lugar. Tomo las flores y salgo con ellas, depositándolas en el cesto de la basura frente al local.

Las chicas me miran asombradas, pero nadie se atreve a preguntar por qué lo he hecho. Son flores y están bellas, ¡pero yo no las quiero!

No es motivo para amargar mi día. Me mantengo relajada y lista para esa noche en la que un hombre de verdad, por fin me acompañará.

***

Luzco un largo vestido de un solo tirante con un bello cinto de piedras que adorna la cintura, dando pie al inicio de la falda que, si bien, cae hasta mis tobillos, la abertura hasta el muslo me permite lucir las piernas que se enaltecen con los bellos tacones de punta que combinan a la perfección con el color rojo de mi prenda.

Me siento orgullosa del vestido que yo misma diseñé, pues no sólo es bello, también me veo preciosa y es una excelente oportunidad para lucir los nuevos lanzamientos de la tienda de forma exclusiva.

—Nos iremos en mi auto —dice Tere, asomando su cabeza a mi habitación—. Uh, chica, te ves deslumbrante.

—Gracias, es la intención —respondo sonriente frente al espejo—. ¿Por qué en tu auto?

—Porque llevas galán y no permitiré que duermas esta noche en casa. Te vas con él, Yara se viene conmigo y felices los cuatro.

—Maluma Baby —canto.

Termino en un Uber porque es tarde y mi galán puntual. Tere apenas arreglará su cabello y eso significa una eternidad y media más. Agradezco haberlo hecho cuando estoy a una cuadra de distancia y un texto llega a mi celular:

Estoy adentro.
¿Dónde nos vemos?

Voy llegando,
nos vemos en la entrada.

Bajo casi corriendo, y una alfombra roja donde debo dar mi nombre me recibe.

Sí, es un evento caché.

El oficial de mis sueñosOnde histórias criam vida. Descubra agora