Último día en el paraíso

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Capítulo 15
Último día en el paraíso

Eric

El humor de Mara cambia desde la situación con su hermana en el restaurante, así que decido darle espacio. Me levanto muy temprano por la mañana para disfrutar de una relajante caminata a la orilla del mar mientras ella aún duerme.

Nuevamente, venir aquí es relajante. De vez en cuando, cualquier persona debería tener la dicha visitar un Edén como este.

Tomo asiento sobre la fina y blanca arena, contemplando un poco más de la vista que el lugar me obsequia. El agua me refresca cada vez que sube hacia mis pies. El sol me broncea de manera natural y quisiera tener el superpoder de congelar este momento para repetirlo cuantas veces quiera, pero a vista de que es imposible, simplemente lo disfruto. Y lo disfruto muy bien, hasta que la sombra de alguien lo opaca. Alzo la mirada para encontrarme con una joven mujer de sonrisa coqueta. Su cuerpo bien trabajado modela un costoso bikini, y sus tantas cirugías de buena calidad la hacen lucir de maravilla.

—Estás tan solo, que pensé en obsequiarte mi compañía—suelta, tomando asiento a mi lado mientras muestra su perfecta dentadura.

—No quiero escucharme grosero, pero tengo pareja y está aquí en la isla.

Suelta un pequeño suspiro en medio de una divertida sonrisa, burlándose como si me estuviera haciendo el difícil.

—Qué lástima. Pero, si gustas, seré una tumba. No me importa que haya una afortunada por aquí. Puedo ser muy discreta.

Le miro de reojo.

—No, gracias. A mí sí me importa.

La hermosa mujer sonríe.

—No sabes quién soy, ¿cierto?

—¿Piensas que eso cambiaría algo? —inquiero con curiosidad.

—Seguramente —responde convencida.

—Te conozco —confieso—. Eres cantante y actriz. Tu última película fue muy buena, la miré en el cine. Pero tengo novia y no estoy interesado en la compañía de nadie más.

Su expresión es transparente, está asombrada. Su coqueta sonrisa ya no existe y, en cambio, la confusión le aborda. Tarda en responder, pero algunos minutos más tarde, logra articular lo que quiere compartir conmigo:

—No sé de dónde saliste, pero debió ser una mina de diamantes porque eres una joya.

Sonrío.

—Gracias, Kiara —respondo porque conozco su nombre.

—Bien, yo no necesito presentarme, pero tú sí, ¿cómo te llamas?

—Eric.

—Es un placer para mí el conocerte, Eric. Me gusta tu persona, eres guapo y decente. Aunque, ¿te doy un consejo? Vida sólo hay una, y las oportunidades no suelen repetirse.

—Estoy de acuerdo contigo. Para mi suerte, tomo las mejores oportunidades que se me presentan.

La coqueta sonrisa reaparece, al igual que el destello en su mirada.

—¿Realmente lo haces?

Me levanto y sacudo cautelosamente la arena que quedó sobre mi bermuda, mirándole hacia abajo.

—Justo ahora, es lo que haré.

La boca de la mujer se abre ligeramente, segura de que tendremos un pequeño momento. La decepción le aborda al ver cómo la dejo atrás y camino hacia la mujer de mis sueños, esa misma que viene hacia mí, cada vez más cerca.

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now