Pequeño inconveniente

475 53 27
                                    

Capítulo 28
Pequeño inconveniente

Mara

Desayuno con una gran sonrisa en mi rostro, y para agregarle un extra de felicidad a mi día, Tere pone frente a mí un panqueque con turrón morado y una vela encendida.

—Estas son las mañanitas que cantaba la reina Tere, hoy por ser aceptada en Londres te las canto así...—Coloca el postre frente a mí y yo soplo la velita, haciendo que ella grite de emoción y me abrace—. No tienes idea de lo feliz que estoy por ti.

—¿Me vas a extrañar? —cuestiono.

—Me vas a hacer falta, idiota, pero no importa. Te esperaré con ansias estos tres años.

—Aún no lo creo... —suelto con emoción y una mirada soñadora.

—Yo tampoco, ¿cómo fue que después de dos fuertes intentos lo lograste? Ahora sí queda eso de que "la tercera es la vencida".

—Tal vez tuve ayuda...—digo en voz baja.

Obtengo su atención y me arroja una mirada matadora.

—No te atreviste —amenaza.

—No estoy segura, por supuesto que no he hablado con él, pero creo que es un poco extraño y una coincidencia porque justo sucede el año en el que su familiar entra a la directiva.

—Te mato, Mara. En verdad te asesino si ese imbécil tiene algo que ver con esto. Haré que vomites el muffin que te horneé.

—¿Crees que importe? —cuestiono con seriedad—. Es decir, sea por el motivo que sea, mi sueño está por cumplirse. ¿Qué más da si Brandon tiene participación? A fin de cuentas, me debe muchas.

Ella suspira, tomando asiento y viéndome con desapruebo.

—Se llama dignidad, Mara.

—Pero... no es cualquier cosa, ¿sabes? No tienes idea de cuánto añoro esto, y si resulta ser por él... ¿en verdad importa? No hablamos de una cena en un restaurante, vaya, ni siquiera de un coche. Esto va mucho más allá.

—Ay, Mara —suelta en medio de un suspiro—. No me voy a meter en esto —concluye con las manos en lo alto—. Pero creo que estás tomando una racha de malas decisiones.

—¿Sigues con lo del aborto? —reclamo molesta—. ¿Y ahora esto? Ir a Londres ni en un mundo paralelo es una mala decisión, ¿entiendes? Es casi como decir que me he sacado la lotería.

—¿Sabes qué es algo de lo que estoy segura? —me enfrenta y yo escucho—. Que Eric te hace muy feliz, y que tú lo haces feliz a él. No soy él, ni siquiera sé cómo piensa, pero si yo me pusiera en su lugar, realmente dudaría en estar contigo. Le quitaste un hijo que él sí quería, y ahora es posible que tu oportunidad de irte por tres años sea debido a un hijo de puta. Repito, yo no sé cómo piensa, y espero, por tu bien, que no comparta mis ideas.

—¿Ese es el apoyo que me das? —reclamo—. E independientemente de todo, ¿crees que mi vida acabaría por un hombre? Si él decide irse en algún momento es porque no me ama lo suficiente, y entonces yo no debo estar con él.

Una sonrisa aparece en su rostro.

—No estás viendo el panorama completo, hermanita. Y sí, tienes razón, la vida no termina por un hombre, por supuesto que no, tampoco por nadie más. Pero sí puedes llegar a sentirte miserable al perder a alguien que de verdad te importa, porque lo sé y te conozco, Mara. Tú amas a Eric. Eric te ama a ti, y eso, querida niña, no se encuentra a la vuelta de la esquina. Desgraciadamente, nuestro mundo está repleto de gente hipócrita, egoísta y loca. Yo, por ejemplo, perdí a Yara por egoísta, y no hay noche que no me arrepienta de ello. Sólo espero que lo pienses bien, porque esto no se trata de un "hombre", Mara; se trata de una persona que te ha demostrado muchas cosas en tan poco tiempo.

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now