Oportunidades

411 56 2
                                    

Capítulo 27
Oportunidades

Mara

El invierno aparece, el clima gris y frío me atormenta mientras camino hacia la clínica. Eric va a mi lado, sosteniendo mi mano para que el miedo y la soledad disminuyan. Me presento ante la secretaria y nos pide que tomemos asiento, pues en un momento me llamarán. Echo un fuerte suspiro y recuesto mi cabeza sobre Eric, triste porque sé que no es lo que él quiere, pero convencida de que es lo mejor para mí, y así, al mismo tiempo para ambos.

—Realmente me hubiera gustado formar una familia contigo.

—Eric, por favor...

—No intento hacerte sentir mal, sólo quiero que sepas que cuando estés lista, yo estaré gustoso.

Suspiro fuertemente, siendo un sentimiento de culpa lo único que experimento.

—Gracias por acompañarme —menciono sin poder mirarle a los ojos.

—Siempre.

Mi nombre es dicho por la asistente del doctor, así que ambos nos levantamos. Entro al consultorio temblando y a consecuencia las manos de Eric intentan consolarme mientras hablamos un poco sobre la situación. Primero me revisan, me toman un par de muestras para análisis de laboratorio y comentamos que tengo 9 semanas de gestación, por lo que las pastillas son el método que utilizaremos. Eric no dice nada durante la cita, se mantiene en silencio, tan solo escuchando como el apoyo que me prometió que sería.

Es así como inicia el final de aquello que engendramos juntos sin querer, sin esperar.

Difícil.
Doloroso.
Largo.
Triste.

***

Por fin me siento bien, tan bien, que he sido castigada.

Estamos subiendo la sierra a petición de mi "increíble" novio. Ese de condición ilimitada que parece una clase de superman en la tierra. El hombre al que no lo derriba ni un rinoceronte. Va enfrente, subiendo como si caminara deliciosamente en la playa, cuando la realidad es que las rocas, los animales ponzoñosos, el frío inconmensurable y la deshidratación nos atacan.

—Ay, no puedo más —digo intentando respirar con mucha dificultad mientras subimos.

Él retrocede un poco y me tiende su mano. Le miro antes de aceptar y ser jalada por su fuerza inhumana, llamándola así porque no sé de dónde la saca. Llevamos cinco horas sin parar y ya no soporto un segundo más aquí.

Para mi sorpresa, me sube a su espalda, lo que significa que va cargando nuestra casa de campaña, nuestra comida, ropa y... a mí.

Si no estuviera tan muerta, me negaría.

La primera parada aparece media hora después.

—¡Bendito sea el señor de los cielos! —exclamo, tirándome desde los brazos de Eric hasta el tierroso suelo.

Él observa su reloj.

—Vamos un poco retrasados. A este ritmo, llegaremos a la cima hasta mañana en la noche.

Mis ojos se abren grandes.

—¿Cuánto porcentaje llevamos? —pregunto temerosa a la respuesta.

—El 20%, son 4 paradas y apenas llegamos a la primera.

—¿Por qué acepté venir?

—Porque estás muy enamorada de mí.

—Sí que debo estarlo —suelto sin aliento, mirando desolada hacia el horizonte.

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now